La librería Sant Jordi, un milagro de Navidad

Reabre un establecimiento histórico

El espacio resiste a la gentrificación y reabre un año después del fallecimiento de Josep Morales

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Hubo mucha expectación por la reapertura de la librería

Àlex Garcia

A un lado, la tienda de recuerdos Love Barcelona; al otro, El Balconet, con su cerámica artesanal, especialmente toros, salamandras y bailarinas de presunto trencadís. Así se vislumbraba el futuro hipotético y temido de la emblemática librería Sant Jordi cuando hace un año murió su propietario, Josep Morales. El establecimiento ha reabierto sus puertas este miércoles, rodeado de libros, lectores y residentes, con los escritores Carlota Gurt y Jaume Clotet apadrinando la nueva iniciativa de Rafa Serra, a quien ambos han descrito “de empresario temerario”.

Hace casi un año, ocurrió otra cosa insólita: lectores que hacían cola para comprar libros que no eran novedades ni estaban de moda, solo deseaban adquirir libros de la Sant Jordi para mostrar apoyo y tratar de asegurar su continuidad. Siguieron días y semanas de duda, con una extensión del contrato de arrendamiento y luego el cese de actividades, en medio de esfuerzos por recuperarse en un ambiente de confidencialidad, hasta que en mayo se confirmó la noticia: la Sant Jordi regresaría gracias al empresario Rafa Serra, de la agencia Viatges d’Oci, quien previamente rescató y remodeló otra librería emblemática del Barrio Gótico, la Quera.

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Fue una jornada de puertas abiertas, una reapertura donde el local exhibió sus propuestas como centro cultural: además de los libros, por supuesto —conservaron el acervo de su antecesor—, una oferta gastronómica simple basada en productos catalanes y eventos literarios para animar el lugar.

“No sé si Josep se creería que hemos conseguido que la librería tenga una nueva vida –asegura su viuda, Cristina Riera–. Será muy bueno para el barrio, porque como vecina habría sido muy frustrante que acabara cerrada. Las luchas ciudadanas sirven para esto”, dice, reconociendo la considerable acogida que obtuvieron de los residentes cuando se enfrentaban a la clausura. Serra recalca la consideración que tanto Riera como los dueños del edificio han demostrado al alcanzar un pacto para reabrir el negocio en su nueva etapa.

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Rafa Serra presentó el nuevo proyecto a la audiencia, acompañado por los autores que lo han apoyado, Carlota Gurt y Jaume Clotet.

Àlex Garcia

“Podríamos decir todos los tópicos sobre la gentrificación del barrio y serían ciertos, pero Rafa tiene ganas de hacer cosas en la calle Ferran”, afirma Gurt, quien lo conoce a fondo al estar redactando una biografía de Serra, mientras que Clotet medita que “nuestra sociedad se degrada, pero Rafa dice que en muchas cosas Barcelona tiene solución, y seguro que tiene razón”. Serra se describe a sí mismo como “solo el catalizador”. El objetivo es preservar la memoria de Josep Morales y proteger un lugar singular para evitar que caiga en manos de negocios puramente turísticos. Sin embargo, no se trata de rechazar a los visitantes; aparte de la oferta especializada en publicaciones de arte, diseño y fotografía, se incluyen nuevas obras de narrativa y títulos sobre Barcelona. Serra señala que, por ejemplo, se ofrecerán novelas de Mercè Rodoreda en diversos idiomas.

Una de las libreras, Carlota Pascual, que ya trabajaba los últimos años con Morales, asegura que “hay detalles que son la esencia de Josep”, y que los libros nuevos –esperan aún un pedido con 600 volúmenes– los han escogido uno por uno, con una mirada generalista pero pensando también en los clásicos que les apasionan, tanto para adultos como infantiles. La otra librera, Mireia Pastor, llevará el peso de la programación cultural, que arrancará ya el año que viene. Ahora podrán engrasar los engranajes durante la campaña de Navidad.

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Cristina Riera embraced bookseller Carlota Pascual at the bookstore's reopening event.

Àlex Garcia

La oferta culinaria, en la zona trasera, precisamente donde antes se ubicaba una cocina, está a cargo de Judit Giménez, vinculada a la Bodega la Palma, Bellafila y la porción de Espai Quera, junto a Alba Biliotti y Berta Jenks. “Queremos recuperar al cliente local, que haya equilibrio con los que vengan de fuera, pero todo será de aquí y de proveedores catalanes: platillos, embutidos, quesos, y vinos naturales de pequeñas bodegas”. Un festín para el cuerpo y el espíritu de Barcelona.

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