Jodie Foster: hablar en francés me cambia por completo.

Entrevista

La intérprete da vida a una terapeuta en 'Vida privada', cuyo debut es hoy

MADRID, 18/12/2025.- La actriz Jodie Foster en una escena de la película 'Vida privada', de Rebecca Zlotowski. EFE/Caramel Films SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Jodie Foster, la actriz, aparece en una escena de la película 'Vida privada', dirigida por Rebecca Zlotowski. 

Caramel Films / EFE

La actriz estadounidense Jodie Foster (nacida en Los Ángeles en 1962) está experimentando una satisfacción profesional sin precedentes, seleccionando cuidadosamente cada proyecto que emprende. En "Vida Privada", la más reciente obra de la directora francesa Rebecca Zlotowski, Foster se complace en asumir por primera vez un rol protagónico en francés, compartiendo pantalla con un distinguido elenco local que incluye a Daniel Auteuil, Virginia Efira, Mathieu Amalric e Irene Jacob, entre otros. A pesar de que su interpretación de una psicoanalista en crisis no ha cosechado el mismo fervor en la temporada de premios que su aclamado trabajo en "True Detective: Noche Polar", galardonado con un Emmy y un Globo de Oro, este papel le brinda la oportunidad de explorar lo que ella misma describe como una faceta distinta de su carácter.

¿Podría haber sido una buena terapeuta?

Tanto como mi personaje de Lilian Steiner, que no es buena en lo que hace. No es capaz de escuchar a los demás. Creo que yo sería terrible en ese lugar. Nunca interpreté a una psiquiatra o una psicóloga, en este caso freudiana. A mí me gusta construirme historias mientras escucho hablar a los demás, me invento mi propia historia sobre lo que me están diciendo, por lo que no sería muy buena, que digamos.

¿Cómo es su relación con la terapia?

En Estados Unidos, la terapia es común, pero hemos dejado de lado el psicoanálisis, y a Freud en especial, debido a su notoria misoginia. Existen relatos desagradables sobre este enfoque, lo que llevó a su descarte hace mucho tiempo. Sin embargo, en Europa, tanto el psicoanálisis freudiano como el lacaniano conservan su relevancia y la gente continúa sometiéndose a análisis. Freud resulta fascinante desde una perspectiva intelectual, especialmente al aplicarlo al cine y la literatura, un área que investigué a fondo en la universidad. La mayoría de los actores sentimos una inclinación por la psicología, que se dedica a comprender el funcionamiento de nuestra mente y nuestras emociones, las cuales están intrínsecamente ligadas. Considero que quienes sientan curiosidad por el psicoanálisis y la psique humana encontrarán gratificante la película, la cual, además, incluye numerosas alusiones tanto a Freud como a Hitchcock.

Lee también

'Romería' y 'Sirat' encabezan las nominaciones a los premios Gaudí

Astrid Meseguer, Àlex Tort
Llúcia Garcia en una escena de la película ‘Romería’, de Carla Simón

¿Que tenía este proyecto para capturar su atención?

Rebecca Zlotowski es, ante todo, una guionista excepcional. Eso fue lo que me cautivó. Su guion era espléndido. Me baso en eso para tomar mis decisiones, ya que es el fundamento de todo. Lo siguiente que considero es quién será el director. Cuando me reuní con ella, a través de Zoom, ya había visto todas sus producciones cinematográficas. No estoy segura de si mi carrera está llegando a su fin, pero lo que sí es cierto es que en esta fase reflexiono detenidamente antes de involucrarme en un proyecto. Mis cincuenta años no fueron una época fácil para mí. Creo que esto les sucede a muchas mujeres. La verdad es que me sentía muy desorientada y, por ello, no actué mucho, sino que me enfoqué en la dirección. No podía definir quién deseaba ser. Sentía que se me exigía competir conmigo misma cuando era joven, algo que no sabía cómo hacer. No estaba segura de tener la madurez para convertirme en una actriz de carácter. Sin embargo, una vez que superé esa etapa, algo se transformó en mí, quizás algún cambio hormonal. De repente, decidí que ya no me importaban las preocupaciones que tuve en mis cincuenta, y así pude reencontrar la satisfacción de actuar de una forma renovada, creando personajes. Pude aportar elementos distintos a los roles que me ofrecen, sin la necesidad de llevar el peso de toda la película o serie sobre mis hombros.

¿Cómo ocurrió?

Empecé a interesarme en las narrativas de otros, en respaldar a otros intérpretes y en identificar a los talentos emergentes. Por ejemplo, en 'The Mauritanian', una película centrada en un recluso de Guantánamo, no en mi papel. Lo mismo ocurrió con 'True Detective: noche polar'. Hallé algo genuinamente revitalizante en poder utilizar mi trayectoria para asistir a otros en la narración de sus vivencias y en amplificar voces previamente ignoradas. De este modo, todo se sintió considerablemente más ameno y liberador. Adicionalmente, ahora aprecio las posibilidades que estas producciones me ofrecen; en esta ocasión, tuve que aprender a ejecutar el violonchelo. Y aunque había participado en algunas películas en francés, nunca antes me había enfrentado a una en la que requiriera tanta elocución. Ello representó un reto considerable, ya que tuve que viajar previamente a Francia y pasar un mes sin comunicarme en inglés. Me encantaría encarnar a una violinista o a una atleta olímpica de lanzamiento de jabalina. Me ilusiona la perspectiva de dedicar meses a adquirir una habilidad para una película y luego tener que emplearla mientras actúo.

A los 60, las metas no alcanzadas pierden su importancia.

¿Cómo explica esta nueva actitud?

Sostengo que quizás una hormona fue liberada en mi organismo al cumplir los 60. Y de repente, nada más me preocupó. Tengo bastantes conocidos a quienes les ha sucedido algo parecido al llegar a esa edad. A los 50, uno se preocupa por si su cabello ha adelgazado. Y, aunque jamás fui una figura del rock, a los 50 te preguntas constantemente cuál es tu capacidad, si has hecho todo lo que podías, si has alcanzado las metas que te fijaste, y la respuesta es, por supuesto, que no. A los 60, si no las conseguiste, no te importa en demasía. En cambio, te interesas mucho por los demás. Cuando tenía veinte y treinta años, no existían mujeres directoras en Estados Unidos, solo unas pocas en el cine independiente, pero no en el de gran audiencia, y sentí que tenía un propósito: presentar heroínas feministas que no fueran meramente la pareja del personaje principal, la esposa o la madre. A los 60, comprendí que estaba cansada de hablar sobre mí misma, y que había muchas personas excepcionales con algo que compartir, algo muy distinto a mi propia vivencia. Con esa modificación de perspectiva llegó una cierta libertad, un gozo y una serenidad poco comunes para mí, ya que ya no estaba bajo escrutinio. No tuve que afrontar la exigencia. Y considero que en esta fase he realizado mi labor más destacada. En 'True Detective', por ejemplo, respaldé las voces indígenas y la cultura aborigen. 

¿Cómo fue la experiencia de actuar toda una película en francés?

Maravillosa. Asistí a un colegio francés desde los nueve años y debo admitir que mi personalidad cambia radicalmente al hablar francés en comparación con el inglés; me transformo. Mi tono de voz se eleva y me siento bastante insegura, pues temo equivocarme con cada palabra que pronuncio. Por ello, me resulta más sencillo encarnar un personaje francófono, ya que no me siento como la persona segura y centrada que soy al comunicarme en inglés. Poseo una faceta francófona que rara vez consigo manifestar y que ni siquiera mi progenitora conocía. Durante mi infancia, ella no podía descifrar mis tareas ni mis evaluaciones. Desconocía por completo mis actividades diarias. Fue complicado, porque esa faceta nunca pudo manifestarse, pero ahora ha emergido.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...