007, licencia para pujar: la propiedad de la marca James Bond, en el aire

Cuatro años de pausa

Los propietarios de la explotación de la marca del espía más famoso del mundo piden tiempo para contrarrestar el deseo de un magnate austríaco que quiere hacerse con sus derechos por desuso

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Ana de Armas y Daniel Craig en Sin tiempo para morir, la última película de James Bond

UNIVERSAL PICTURES / EP

James Bond siempre actuará por Inglaterra y por el rey —o la reina— pero en el terreno comercial 007 es una mercenario del marketing más. El silencio cinematográfico de la franquicia abrió en febrero una rendija en el ficcional MI5 por la que se coló el millonario austríaco que está construyendo un misterioso complejo de lujo en Dubai (un perfil que encaja sorprendentemente en el de malo de película de Bond) y que pretende hacerse con el control del espía más famosos del cine. Y si no de él, de su nombre, de su código —007— y de alguna de sus icónicas frases: “Bond, James Bond”.

¿Y qué estrategia quiere usar Josef Kleindienst, que así se llama el aspirante a nuevo dueño de Bond, para reclamar la marca? El desuso. Según su equipo de abogados, el hecho de que la franquicia guarde silencio cinematográfico de 2021 es un desistimiento en virtud del cual la marca vuelve a estar en el mercado. El magnate, en todo caso, aspira a controlar la explotación dek marketing asociado a las películas, no las películas en sí.

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El caso, desvelado por The Guardian en febrero, dejó a Danjaq, propietaria de la marca Bond junto a Eon, fuera de juego. La empresa presentó sus alegaciones ante la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido, pero ha solicitado más tiempo, desvela de nuevo The Guardian, para presentar su respuesta ante la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE.

Una cuenta atrás

Como si en una película de Bond se tratara, la empresa dueña de los derechos de 007 se encuentra ahora en una tesitura propia del espía: en plena cuenta atrás, sin saber muy bien por dónde la han atacado y decidiendo qué cable cortar para impedir la detonación. 

La que ha estallado ya, sin duda, es la bomba del tiempo: desde No Time to Die (2021) no tenemos noticias de Bond, ni siquiera sobre su encarnación, jubilado ya del oficio de espía Daniel Craig.

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Danjaq también es copropietaria de los derechos de autor de las películas existentes de James Bond junto con MGM Studios. Amazon la adquirió en 2021 por 8.500 millones de dólares (casi 7.500 millones de euros) en 2021. Por tanto, ahora es la empresa de Bezos —o Elliot Carver, se dijo con malicia en alguna red social—, la responsable de mover ficha, en forma de película o serie, para decirdir sobre el futuro James Bond, sacarle de su retiro... Y justificar una acción de marketing que mantenga a James en Inglaterra.

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