“Entre besos y risas, llegamos a nuestra habitación, donde echamos el cerrojo, y… ¡fun, fun, fun!”. Ese “fun fun fun”, combinación de espíritu navideño y otras cosas que suceden todo el año, ha colocado la última novela de Megan Maxwell entre los libros más vendidos, visualizando un fenómeno, la producción de comedias y romances navideños, que desde hace años funciona, y muy bien, en las pantallas.
También en los libros, pero ha sido desde la pandemia cuando la presencia de esta producción literaria tan o más navideña que la propia Navidad se ha hecho tendencia mayoritaria. Crímenes sangriento , romances picantes, recopilaciones de cuentos de fantasmas, libros ilustrados, calendarios de adviento de autor e historias realistas que cuentan las fiestas al otro lado de las guirnaldas. La Navidad cada vez es más inclusiva desde el punto de vista literario, miren las estanterías.
/ Ya en 1851 ‘The New York Times’ escribía que miles de personas “consideran que el mejor regalo que le pueden hacer a un amigo es un libro”
Megan Maxwell es bien conocida por los, las sobre todo, aficionados al romance cozy, ese que sucede entre personas adorables en un entorno adorable, casas adorables y que, por supuesto, termina de forma adorable. De padre norteamericano y madre española, donde ha vivido siempre, ahora ha ambientado su Una Navidad muy fun, fun, fun (Esencia ) en un lugar tan, digamos, inesperado como Navacerrada.
Inesperado no por nada, sino porque allí acabará celebrando las fiestas un famoso cantante estadounidense, Deacon Black, junto a su técnica de sonido, Adriana Peña. El cantante odia la Navidad, pero acabará sucumbiendo a su magia. Y a la del fun, fun, fun. Al final del libro encontramos una lista de las canciones que formarían su banda sonora navideña. Sí, está Mariah Carey.

Un 'Calendario de Adviento' para conservar muchos años
Más fun, porque en la cafetería Village Blend, en el corazón del Greenwich Village, sirven en esta época el denominado Café fun, fun, fun . Si están cansados de este estribillo no es culpa nuestra, es que los autores son así. Blanca Navidad y café negro ( Alma ) es la última entrega de Cleo Coyle, escritora especializada en cozy crime , asesinatos amables en un entorno de nuevo adorable, aquí la sangre no mancha ni los delantales, ni si quiera cuando aparece descalabrado el Papá Noel del barrio.
Como sucede en los libros de esta tendencia – Navidad, dulce Navidad , de Joanne Fluke en la misma editorial–, al final encontramos recetas para preparar Glaseado tibio de especias navideñas o Magdalenas doradas de jengibre y arce con glaseado de especias navideñas.
⁄Agatha Christie lanzó el misterio detectivesco festivo y Hércules Poirot vuelve de la mano de otra autora para salvar su cena de Navidad
No importa que el jarabe de arce aquí sólo lo veamos en las películas, igual que la nieve, se trata de una Navidad importada, la que ha fijado básicamente Hollywood. En el límite entre jóvenes adultos y novela romántica encontramos Besar a un elfo, de la jovencísima barcelonesa Tamara Molina (Matchstories ), otro ejemplo de cómo vivir unas fiestas norteamericanas sin moverse del sillón. Una au-pair española pierde los niños que cuida en el Mall of America de Bloomington, Minnesota, suerte que un chico disfrazado de elfo para ganarse unos dolarcillos la ayuda y fueron felices y comieron eso, jarabe de arce.
Una última tendencia, erótico-festiva. Una Navidad muy gruñona, de Shaw Hart ( Wolf Valley ) tiene muchas luces de colores: las que envuelven el torso musculado del protagonista. Para no decepcionar a quienes buscan libros por su portada, advertimos que sólo está en versión ebook.

Ilustración de 'Doce días de muerte '
Pero también hay Navidades reales. Tusquets nos ha sorprendido este año con el muy estupendo volumen Una Navidad así , editado por Elisa Ferrer, relatos llenos de veracidad a cargo de escritores de la casa que incluyen algunas de las mejores firmas de la narrativa española actual. En Hogar y decoración , Cristina Araújo Gámir, premio Tusquets de novela 2022, pone a Ada en el dilema de disfrutar de una comida de Navidad por todo lo alto o volver con su madre y su familia disfuncional. El auténtico espíritu navideño.
Tampoco hay que perderse los relatos de Julia Viejo, los platillos de nécoras y las misteriosas ofrendas de la gallega Andrea Fernández Plata, Munir Hachemi y su Mazleb, Paco Cerdà y su tregua de guerra, Inés Martín Rodrigo, Marta Jiménez Serrano y Daniel Ruiz. Porque como dice en el prólogo Elisa Ferrer, “en nuestras Navidades hay más rencillas, más gritos, más chistes” y “menos alfombras mullidas, menos familias retocadas con Photoshop alrededor de chimeneas”.

'La apelación de Navidad', ilustración
La culpa es de Charles Dickens. Desde que se le ocurrió escribir su Cuento de Navidad el imaginario de estas fiestas quedó establecido a la manera victoriana de grandes comilonas en familia ante el fuego del hogar. También convirtió la Navidad en un objetivo literario de primer nivel. Y también en objeto literario de primer nivel.
¿Cuántos regalos no ha solucionado un ejemplar bien ilustrado con las aventuras de Mr. Scrooge? Dickens publicó su cuento el 17 de diciembre de 1843, es decir, hace 181 años, pero parece que haya existido siempre. Cada año se editan nuevas versiones para todos los públicos, nuestra selección empieza con los Cuentos de Navidad de Charles Dickens de Arpa, que incluye una introducción de G.K. Chesterton. De Akal llega Cuento de Navidad. Edición anotada; Michael Patrick Hearn, su editor, inserta citas de críticos contemporáneos, autores, amigos, periódicos y otras fuentes, además de fotografías de la época.
Concluimos con Cuentos de Navidad de Charles Dickens (Penguin Clásicos ), un volumen que se inspira en la edición inglesa de 1852 y que reúne sus cinco narraciones navideñas: Canción de Navidad, Las campanas, El grillo del hogar, La batalla de la vida y El hechizado.

Ilustración de 'Misteriosa noche de paz'
Este último cuento cuenta, valga la redundancia, con un fantasma protagonista. Y es que las Navidades ya eran una época propicia para el terror en el mundo anglosajón, antes del boom editorial victoriano navideño, aunque se acentúa durante este, como los anuarios literarios por esta época que hicieron furor en las décadas de 1820 y 1830 con sus relatos de fantasmas góticos. Algunas de estas piezas aparecen en los Cuentos Victorianos de Fantasmas para Navidad (Minotauro ), que incluyen a Walter Scott o Elizabeth Gaskell, aunque lo más interesante son sus relatos anónimos, aparecidos en revistas como Bentley’s Miscellany o Once a Week.
También son muy recomentables los cuentos de Navidades de miedo (Siruela), a cargo de primeras espadas como Sheridan Le Fanu, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán y Nathaniel Hawthorne, quien elige para su cena Navidad a las personas más desgraciadas que conoce.

Ilustración de 'Navidades de miedo'
En cambio, los crímenes navideños se los debemos principalmente a Agatha Christie, quien publicó en 1923 La aventura del pudding de Navidad, varios relatos protagonizados por Miss Marple y Hércules Poirot. Pues bien, el detective belga vuelve a las andadas en esta Misteriosa noche de paz (Espasa ), de la mano de Sophie Hannah en su quinta incursión en el universo Poirot, quien debe resolver rápidamente un par de asesinatos para conseguir volver a tiempo a cenar (bien) en su casa londinense.
Otras Navidades de un gran investigador, se trata de un comisario italian o viejo conocido de los lectores. En Un Nadal amb Montalbano (Edicions 62 ) Andrea Camilleri incluye una veintena de cuentos navideños que concluyen con Els arancinis d’en Montalbano. Y demuestran, de nuevo, que pocas cosas hay como una buena cena.
Janice Hallett, que ha sido calificada como la Agatha Christie del siglo XXI, llega La apelación de Navidad (Ático de los libros ), en la que seguimos a través de emails la organización de una comedia navideña en un idílico pueblecito inglés a través de un grupo de sus posh habitantes y un Papá Noel (otro) muerto en el escenario. Y Ancreina Cordani , en Doce días de muerte (Newton Compton Editore s) trama un juego de rol en el que uno de los participantes aparece muerto (sí, han adivinado bien, se trata de Papá Noel).
⁄ Dickens publicó su Cuento de Navidad el 17 de diciembre de 1843, es decir, hace 181 años, pero parece que haya existido siempre
A mediados del siglo XIX, especialmente en Estados Unidos, muchos editores empezaron a publicar libros específicamente para regalar durante esta época. “Las fiestas actúan sobre los libros como abril sobre los árboles”, se escribía en un artículo aparecido en The New York Times en 1851. El artículo continuaba: “Hay miles de personas que, con razón, consideran que el mejor regalo que pueden hacerle a un amigo es un buen libro; y desean que sea atractivo por fuera, así como valioso por dentro”.
Valioso por dentro y por fuera y un regalo extraordinario es el Calendario de Adviento de Impedimenta: no crean, no se trata de un libro (sólo) infantil, sino una joya con sus veinticinco decoraciones de quita y pon que se pueden colocar en el árbol. Y reciclable cada año. Es perfecto.