Historias de siempre para ganar el tiempo

CULTURA/S: CLÁSICOS

Desde Charles Dickens, ahora en un registro menos navideño, a Blasco Ibáñez, Stanislaw Lem o las nuevas reediciones de Marcel Proust

Especial Cultura|s de Navidad

Historias de siempre para ganar el tiempo



Decía un actor famoso en la Inglaterra del siglo XIX, Joseph Grimaldi, cuya biografía Charles Dickens se encargó de redactar, que “la vida es un juego que hay que jugar”. Pero una cosa es este juego, simbólico, en que cualquiera puede sentirse identificado, y otra cosa es la adicción por el juego en sí, enfermiza y autodestructiva. Tal vez en este terreno nadie ha entrado con tanta profundidad como Fiódor Dostoyevski, quien en El jugador (Ediciones Lea) cuenta la peripecia de Alexei, que por diversos avatares relacionados con un enamoramiento por una mujer, acaba jugando de forma compulsiva a la ruleta, todo lo cual reflejaba la ludopatía del escritor ruso.

La vida de Dostoyevski fue sin parar Tiempos difíciles (Alba ), por decirlo con el titulo de la única de las novelas de Charles Dickens que no acontece en Londres y en la que criticó, duramente, tanto la rigidez educativa hacia los niños como las condiciones laborales en las fábricas inglesas.

Julio Verne

Julio Verne

Archivo

Volver a estos clásicos de la narrativa decimonónica siempre es llevar a cabo Un viaje extraordinario (Lunwerg ) por decirlo, otra vez, con el título que recibe un estuche de Jules Verne que incluye una biografía ilustrada en gran formato y una novela inédita. Se trata de Un cura en 1835 , escrita a los dieciocho años, inédita en español y aparecida en francés en 1992.

Y, en estos días en que se celebra la restauración y la reapertura de la más célebre iglesia de París, y de Francia, no está de más volver los ojos a la obra literaria por excelencia que la celebra: Notre-Dame de París, de Victor Hugo, en la colección la Clàssica de Edicions de 1984 .

Elena Garro

Elena Garro

Archivo

Pero vayamos hacia adelante en el tiempo, a finales del XIX y principios del XX, cuando la narrativa se abre a otros estilos y corrientes. Qué decir del extravagante sevillano Alejandro Sawa, del que se edita una obra que podríamos relacionar con estas de Verne y Dickens: Criadero de curas (Editorial Amarillo), sobre un niño que es internado en un seminario para consagrarlo a la vida religiosa; la idea del autor fue recrear la dura realidad de ese tipo de centros formativos hasta volverse un relato anticlerical.

En esta línea de cuestionar el influjo del poder eclesiástico de toda una época podemos encontrar Ángel Guerra (Cátedra ), de Benito Pérez Galdós, siempre dado a captar los valores morales de la sociedad que le tocó vivir. Aquí, surgen asuntos como la fe cristiana frente a la pobreza o la lucha contra la injusticia social a partir de la evolución que hace el propio protagonista en este sentido.

Algo parecido hizo Vicente Blasco Ibáñez con La araña negra (Espuela de Plata ), que impactó sobremanera al público de entonces. La novela entrelaza diferentes subgéneros novelescos (negro, policiaco, histórico, de aventuras, erótico...), dentro del folletín, e incluye un ataque frontal contra la Compañía de Jesús; escrita en su juventud, el autor más tarde repudiaría esta historia tan provocadora, al no incluirla en sus obras completas.

⁄ Dostoyevski, Dickens o Julio Verne conviven con autores españoles como Alejandro Sawa, Pérez Galdós o Blasco Ibáñez

Hablando de recuperaciones, cabe reseñar la última entrega de A la busca del tiempo perdido, de Marcel Proust: El tiempo recobrado (El Paseo ). Para acabar su monumental obra, el narrador analizó la Primera Guerra Mundial desde París, todo lo cual se enriquece con un enorme aparato crítico del traductor y más de cien páginas de un índice de personas, lugares y obras artísticas y literarias.

Ya metidos en pleno siglo XX, por tanto, prosigamos con una novedad también temporal: Entre los muertos. Tiempo no perdido, 2  (Impedimenta ), de Stanisław Lem, un manuscrito que había quedado oculto durante seis décadas por deseo del autor polaco y que tiene una gran carga autobiográfica; así, la novela aborda la ocupación nazi que Lem vivió en primera persona en su ciudad natal, Leópolis.

Vicente Blasco Ibáñez

Vicente Blasco Ibáñez 

Ayuntamiento de València

De escritores que padecieron el totalitarismo alemán o soviético podríamos hablar sin cesar, pero nombremos uno tan sólo: Joseph Roth, del que se reúnen sus Cuentos completos (Páginas de Espuma ). Son diecinueve narraciones, entre ellas varias inéditas en español, en una nueva traducción.

Otra colección de cuentos la hallamos en L’església del diable (Comanegra ), de Machado de Assis, el gran representante del realismo literario en Brasil, con asuntos de gran dimensión como las consecuencias del racismo en la sociedad. La edición es en verdad relevante porque es la primera vez que sus cuentos se traducen al catalán.

Curiosamente, este término diabólico también aparece en la novela de Cesare Pavese El diablo en las colinas (Alta­marea ), en torno a la Italia de 1948, en la que tres estudiantes universitarios de Turín se entregan al puro ocio. Sin embargo, de repente se cruzarán con un hombre rico y drogadicto que marcará su nueva moralidad.

De un poco más tarde que esa fecha referida es la redacción de Los recuerdos del porvenir (Cátedra), de Elena Garro, que así realizó una suerte de homenaje a su infancia. Pese a ello, la obra pasó años guardada en un baúl y hasta se le quedó olvidada en un hotel, hasta que salió a la luz en 1963. Fue en ese año premio Xavier Villaurrutia y la autora mexicana pasó ya a ser un clásico contemporáneo. Como también lo fue Robert Graves, con obras tan populares gracias a la televisión como Jo, Claudi (Proa , en una nueva edición revisada con la que regresar a la historia de Roma y ahondar desde la ficción en la época de los emperadores Augusto, Tiberio y Calígula, por medio de las memorias de otro emperador como Claudio.

Menos conocido, pero igualmente ya un autor clásico de las letras estadounidenses de la pasada centuria, en clave humorística, es Stanley Elkin, del que podemos conocer La consagración de Ashenden (La Fuga ). Es esta una novela corta sobre un apuesto hombre, perteneciente a una ilustre familia de Nueva York, que irá en busca de su media naranja para formar una familia.

Y hablando de literatura estadounidense, terminemos con otro clásico moderno de esas tierras: William H. Gass y su Sonata cartesiana y otros relatos (La Navaja ). No en vano, lo literario nos hace ir más allá, como sucede en el cuento que da título al libro, en que el escritor es… el mismísimo Dios.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...