Tal y como se están poniendo las cosas globalmente, 2025 parece un buen momento para inaugurar un museo dedicado a las migraciones. El Fenix, el nuevo museo que abrirá las puertas en Rotterdam a mediados de mayo tratará de recrear la experiencia de la partida y el exilio desde todos los puntos de vista y en todo el mundo. Además de la escalera serpenteante exterior que se ha construido en lo que fue un antiguo y gigantesco hangar en el puerto de Rotterdam, una de las instalaciones que está llamada a ser un punto memorable del nuevo museo es el llamado Laberinto de Maletas. Está formado por 2000 maletas reales, donadas por personas de todo el mundo, desde hatillos del siglo XIX hasta Samsonites de chapa dura, cada una dotada con un código QR, que al escanearse ofrece la historia de migración de la persona que viajó a un lugar nuevo con ese equipaje sin saber cómo o si volvería a su casa.

Portada del libro
HISTORIA DE UNA BRUJA
Dos cosas que ahora son habituales pero no lo eran en 1862: mezclar novela con ensayo y reivindicar a las brujas como víctimas de la violencia patriarcal y sanadoras conectadas con la naturaleza. Todo eso lo hizo Jules Michelet, historiador atípico y cronista de la Revolución Francesa admirado por Flaubert, Zola y Proust en La bruja, un libro adelantado a su tiempo en muchos aspectos que ahora vuelve a publicar Alianza, con traducción y prólogo de Antonio Álvarez de la Rosa. Michelet utilizó en su día crónicas, actas judiciales y documentos para contar la historia de las brujas en un libro híbrido que en su día escandalizó y le costó a su autor penalidades judiciales, aunque también fue un éxito de ventas. Un siglo después de su publicación, el texto fue también fundamental para las feministas francesas.

Eterno 'El padrino'
NINGÚN COPPOLA QUERÍA VER 'EL PADRINO'
La cineasta Gia Copppola, que estrenará en España The Last Showgirl el 14 de marzo, confesó recientemente en el podcast de Jesse Tyler Ferguson –el pelirrojo de Modern Family– que tardó hasta los veintitantos en ver la trilogía de El Padrino, en parte porque se sentía intimidada ante la obra de su abuelo, pero sobre todo porque nadie en su familia tenía ganas de sentarse a verla con ella, ya que les traía demasiados recuerdos, y no todos buenos. En la entrevista también explica que ha aprendido de su familia a no esperar a tener financiación para hacer la película que quieres hacer –siempre ayuda poder vender unas hectáreas de viñedos– y que se sintió especialmente cercana a su abuela Eleanor, fallecida el año pasado, porque ambas estrenaron su primera película a la vez, Gia el largo Palo Alto y Eleanor el documental Hearts of Darkness.

Hélène de Beauvoir
'FITNESS' CON LAS HERMANAS DE BEAUVOIR
La pintora Helène de Beauvoir, hermana pequeña de Simone, y lastrada siempre por un gran síndrome de la hermana pequeña (aunque se llevaban bien, le obsesionaba vivir en su sombra) está ahora de cierta actualidad por una exposición que la reivindica en la galería Amar de Londres. La escritora Annabel Abbs también se acuerda de ella en un libro que acaba de publicar titulado Windswept, en el que se dedica a recorrer, literalmente, los pasos que dieron algunas mujeres relevantes, como Daphne du Maurier, Georgia O’Keefe o la pintora Gwen John y a meditar sobre el hecho de caminar relacionado con la práctica artística o filosófica. En el capítulo que dedica a las hermanas De Beauvoir se fija en lo distintas que también a la hora de andar. Simone, como recordaría mucha gente que la conoció, no caminaba sino que marchaba sin clemencia. Era una caminante obsesiva y tan rápida que nadie podía seguirle el ritmo. Utilizaba mapas militares para hacerse la composición de una zona y salía de madrugada, normalmente los jueves y los domingos, que se daba día libre de escribir, para completar rutas de casi 50 kilómetros, sin importarle si llovía o nevaba. Helène sufrió a su hermana mayor en un intento de ruta que hicieron ambas en Marsella cuando eran jóvenes, pero se puso enferma y Simone la abandonó en una farmacia en lugar de acompañarla a casa, por lo que nunca volvieron a caminar juntas. Ella tenía una relación más amable con el paisaje y hacía caminatas menos extenuantes como búsqueda sensorial.