En este cómic, el confinamiento por la covid enlaza con otro confinamiento, sufrido durante la infancia del autor y provocado por una guerra. De 2020 pasamos a 1975. De las calles desiertas de París al Beirut donde en las casas se busca la zona más segura para ponerse a resguardo de la guerra civil que acaba de estallar. “Entonces fue la primera vez que sentí hasta qué punto dibujar me servía de refugio”, escribe en estas páginas, Charles Berberian rememorando su niñez. Berberian nació en Bagdad, creció en Beirut y a los diez años se trasladó a Francia huyendo del conflicto.

Primera página de 'Una educación oriental', de Charles Berberian
Ahora aborda, por primera vez, un relato intimista y escrito en primera persona en la novela gráfica Una educación oriental (Planeta Cómic), publicada simultáneamente en castellano y en catalán con traducción de Joaquim Toset Masdeu. Berberian regresa a Beirut, recorre la ciudad, y ese paseo le permite recuperar a las personas y los lugares que fueron importantes en su vida.
Recuerda a su hermano, fallecido en 2017, que era seis años mayor y que por ello le servía de modelo y hasta de figura paterna. Junto a él aparece su abuela, con la que ambos vivieron durante los años que tuvieron que estar lejos de sus padres. La abuela es el personaje que dota de más calidez al relato y es también ella, junto a sus jóvenes nietos, quien figura en la portada de Una educación oriental. El factor humano es lo que verdaderamente articula esta historieta, muy por encima de la situación política, que aunque importante, es aquí el telón de fondo.

'Una educación oriental', de Charles Berberian
Berberian hace gala de su variedad de registros plásticos: desde el estilo más dulce y elegante, con pincel y trazo grueso, hasta las viñetas con una línea fina más propia de un apunte al natural. Las primeras imágenes cuentan, las segundas describen ambientes. Hay dibujos hechos con tinta negra, otros en acuarelas de vivos colores y algunos con bolígrafo. Estos cambios estéticos, realzados en ocasiones con la presencia de fotografías y collages, contribuyen a la belleza del conjunto pero sobre todo ayudan a marcar con claridad los constantes cambios de lugar y de época.
Porque esta historia contiene varias historias en su interior y todas juntas ayudan a entender la formación del autor, esa “educación oriental” a la que se refiere el título. Está la historia del niño que ha tenido que dejar su tierra por la guerra y de unos padres que esperan el momento de reunir de nuevo a la familia. Está la historia de las lecturas que definirán a Berberian como autor (Tintín, Blueberry), de la fascinación y del ensimismamiento por las viñetas.

Dos viñetas de la edición catalana, 'Una educació oriental', con traducción de Joaquim Toset Masdeu
Una educación oriental es también un viaje a los escenarios del pasado como mecanismo para recordar los orígenes. Un historia que teje puentes entre Oriente y Occidente, en donde dialogan distintas culturas a orillas del Mediterráneo. Y todo esto, sin grandes discursos. Simplemente, hilvanando los recuerdos de una vida. Con una naturalidad y una calidez entrañables. Pero sobre todo, con un enorme cariño que queda muy bien recogido en estas páginas.

Portada de la edición en español de 'Una educación oriental', de Charles Berberian
El apunte
El 50% de Monsieur Jean
Charles Berberian se dio a conocer en la década de los noventa junto a Philippe Dupuy con una serie (hoy de culto) escrita y dibujada a cuatro manos: Monsieur Jean. Un trabajo dibujado con un elegante estilo, clásico y moderno a la vez. Nadie como ellos para retratar la vida en las calles de París o en la terraza de un bistrot. Se publicaron ocho álbumes entre 1991 y 2005. Después su obra ha seguido caminos paralelos aunque ambos han coincidido en retratar a menudo el mundo del arte, la moda o la cultura en general. De Berberian se publicó en español Los amantes de Shamhat, ya reseñado en esta sección.