Es William Boyd (Acra, Ghana, 1953) uno de esos escritores que ha conseguido transmitir su bonhomía a sus narraciones. Desde los años ochenta ha publicado más de veinte novelas y conjuntos de relatos, entre ellos comedias tan celebradas como Barras y estrellas, que tuvo una desternillante adaptación cinematográfica, curiosas aventuras psicológicas en paisajes exóticos como Playa de Brazzaville o brillantes obras de trasfondo histórico, por ejemplo, Como nieve al sol, ambientada durante una ficticia invasión británica de la África oriental alemana durante la Primera Guerra Mundial.
Con un tratamiento del ritmo encomiable, articulando la trama a través de párrafos cortos y en mimesis con la literatura decimonónica en que sitúa a su personaje, en rigurosa tercera persona, la nueva novela de Boyd El romántico es una epopeya que salta por continentes, de Irlanda a la Europa continental, de Zanzíbar a Sri Lanka, sin olvidar los paseos por la Italia no unificada de las ciudades. Desde la batalla de Waterloo hasta intentar desembocar en Libertania Farm con sus escasas pertenencias. Con independencia del tema, el narrador nos atrapa y conduce de la mano convirtiendo su prosa en un vasto fresco de un lúcido siglo XIX, siempre con su prosa diáfana, transparente.
A pesar de que algunos han intentado etiquetarlo al best seller puro y duro, a Boyd hay que asociarlo a la generación de los angloexóticos al lado de los Barnes, Amis, Ishiguro, Swift, Kureishi y McEwan. Boyd es de los más africanos puesto que nació en Ghana en 1952 y pasó su infancia allí antes de trasladarse a la metrópoli. De todo ello ha quedado una visión internacionalista peculiar. El sentido que la auténtica patria son las llanuras, para muchos de nosotros las del arte, la literatura, la nebulosa de la ficción. Ahí, William Boyd se desplaza con alegría, nos hace partícipes de sus descubrimientos, que avanzan mientras la novela busca su propia realidad.
¿La podríamos definir como una novela de viajes? No, a pesar de serlo. Boyd ha alcanzado una novela de aventuras con un héroe pasivo, un antiturista que reflexiona sobre la belleza y la condición humana mientras el escenario de fondo se subvierte y lo contempla.
⁄ El narrador nos atrapa y conduce de la mano, convirtiendo su prosa en un vasto fresco de un lúcido siglo XIX
Asume ese halo ridículo que contiene a los románticos y a los barrocos, que se ríen incluso de sus suicidios o tocados capilares. ¿Se trata de una historia real? Por supuesto que no, pero ¿quién define la realidad en una zona de la ficción?
Como hacía Baroja con sus criticados pero efectivos párrafos breves, Boyd impulsa el ritmo de su novela de esta manera. Así, el vigor se une al dinamismo mientras la novela avanza hasta superar las quinientas páginas, y el lector continuaría ensimismado en la ilusión de la fantasía.
No es de extrañar que nuestro escritor inicie el libro con una cita de Stendhal: “Una novela es un espejo que se pasea a lo largo de un camino.” Sería una apreciación próxima a las definiciones de novela que pergeñó E.M. Forster en sus manuales. En un breve prólogo, fechado en Trieste en el 2022, Boyd insiste y se refiere a una biografía de Chéjov para decirnos que toda biografía es ficción, pero que esta ficción debe encajar en los hechos documentados.
⁄ Salta por continentes, de Irlanda a la Europa continental, de Zanzíbar a Sri Lanka, sin olvidar la Italia aún no unificada
Como si estuviéramos dentro de El manuscrito de Missolonghi, en que Prokosh intentaba descubrir un libro perdido de Byron, Boyd apela a papeles encontrados como hicieran algunos de nuestros escritores del 98 o Cela durante la posguerra. El resultado es sencillamente fascinante, consiguiendo, en sus propias palabras, plasmarlo en forma de novela, y hacerlo de manera abierta, consciente y honesta. La vida queda reducida a un montón de escombros y cuatro documentos para ordenar. En el caso de Boyd, dentro de su misma receta, la ficción.
De la mano de estos pretendidos documentos encontrados, el narrador nos ofrece este hechizo alrededor de la muerte, donde el romántico necesita encontrar una nueva vida en una tierra con nuevos principios. ¿Quién si no?
William Boyd
El romántico
Traducción: Laura Martín de Dios.
Alfaguara. 512 páginas. 23,90 euros