Después de constatar hace un par de meses la buena salud del libro musical con la celebración de la primera edición del Book Music Fest, dedicado precisamente a los libros de temática musical, este Sant Jordi puede ser un buen momento para refrendar lo que en estas mismas páginas calificábamos de “boom de la música que se lee”. Veamos pues, antes de salir a la calle a buscar ejemplares, algunas recomendaciones centradas en obras editadas en los últimos meses con los artistas del sonido como protagonistas, ya sea por ser objeto de estudio o por ser ellos mismos quienes se han lanzado a la escritura.
Empecemos, por ejemplo, con algunos títulos que se centran en los protagonistas de la música española de los años sesenta y setenta. Quizás no se trata de los estilos y las canciones que más triunfan actualmente en las plataformas de streaming, pero está claro que hay historias que contar y seguramente un público dispuesto a leerlas.
Uno de los personajes que más atención atrae desde hace muchas décadas es sin duda Julio Iglesias, incluso ahora cuando está en sequía discográfica y concertística más o menos indefinida, lo cual no es obstáculo para formar parte de la actualidad editorial. Así, el periodista y escritor Ignacio Peyró firma El español que enamoró al mundo (Libros del Asteroide), relato de un personaje y una época en el que cuenta tanto la vida del retratado como la pericia del retratista para contarnos y hacer atractiva la historia “del español más conocido del siglo XX tras Dalí y Picasso”. Un retrato/relato sin condescendencias pero con el agradecimiento debido por haber sido un artista que ha ofrecido a más de una generación numerosas experiencias compartidas. Incluidas aquellas que hoy lo convierten en meme.
Y un libro que conecta con el de Peyró es el de la también periodista Belén Carreño, Ayer tuve un sueño. Manolo Díaz, sesenta años de música pop en español (Debate). Díaz, además de músico, ha sido sobre todo productor y ejecutivo en grandes discográficas (CBS, Sony, Universal…) y durante mucho tiempo fue persona determinante en las carreras de artistas como el mismo Julio Iglesias, Miguel Bosé, Raffaella Carrá o aquel grupo que triunfó en los años sesenta con el nombre de Los Bravos, liderado por Mike Kennedy y para quienes Díaz escribió canciones de éxito como Los chicos con las chicas . Una historia más cercana al lado oculto –o menos visible– de la industria discográfica, tan distinta a la industria musical de hoy.
También Manuel Alejandro es uno de los nombres fundamentales de la música española del siglo XX y también de aquellos que aparecen en los créditos de las canciones y no en los escenarios. El compositor ha publicado sus memorias con el título Vibraciones y elucubraciones de un escritor de canciones (Ediciones B), otra perspectiva para conocer la música de una época –y la época misma– contada por el autor de temas que cosecharon el éxito en la voz de artistas como Raphael (Yo soy aquel), Rocío Jurado (Como yo te amo) o Jeanette (Soy rebelde), entre muchísimos más.
Y si de estrellas se trata, sigue presente en los libros, sobre todo desde su anunciada retirada de los escenarios, Joan Manuel Serrat. La última aportación literaria hasta el momento es la del escritor Jordi Soler, Y uno se cree (Alfaguara), título que nos traslada a la letra de una de las canciones de Serrat (Aquellas pequeñas cosas). Pero el libro no es ni una biografía del músico ni un paseo por su cancionero. Es, sobre todo, la historia de una amistad, la de un escritor mexicano descendiente de exiliados republicanos y un cantante catalán cuyas canciones eran para aquellos exiliados una conexión íntima a sus orígenes. Admiradores recíprocos antes de conocerse, amigos después, un día el músico pidió al escritor hacer juntos una canción, inspirada en un párrafo de una de sus novelas. Una propuesta “tan maravillosa como inverosímil” –escribe Soler– que no llegó a materializarse nunca. Pero que está en el origen de este excelente libro.
Un salto temporal nos acerca a un músico, también barcelonés pero de otra generación. “Aquí en Barcelona ciudad / buscas tu oportunidad / de poder escapar de Barcelona ciudad”, cantaba Loquillo en una de las canciones del primer álbum junto a Los Trogloditas (El ritmo del garage, 1983). Y desde entonces y de un modo u otro esa Barcelona ciudad siempre le ha acompañado, musical o literariamente, hasta este Paseo de gracia (Roca Editorial) con el que ahora regresa con su autobiográfica visión de su Ciudad Condal.
Y si el salto es no solo temporal sino también idiomático, cabe destacar las Cançons en bell llemosí (1987-2020) (La Segona Perifèria), que recoge las ciento treinta canciones grabadas por Quimi Portet en su trayectoria en solitario. El artista de Vic es indudablemente uno de los nombres fundamentales de la música catalana de las últimas décadas y este compendio de su lírica así viene a atestiguarlo. Corroborado además por el “magno” estudio introductorio de Quim Monzó y el “colosal” epílogo de Manolo García, socio que fue de Portet en El Último de la Fila.
Algo más veterana –aunque no mucho– es la cantautora Marina Rossell, que cumplidos los setenta ha decidido contar su vida –y su visión de la vida– y lo hace de la mano del periodista Albert Om en No faré cap més llibre. Retrat íntim de Marina Rossell (Univers), un libro, según Om, que “no pasa cuentas con nadie, pero que tampoco le hace la pelota a nadie”.
Historia también de la música catalana –aunque no solo– es también Dioptria (1969/1970), el álbum de Pau Riba que marca un antes y un después en el rock y la psicodelia peninsulares. El disco, con canciones ya legendarias como Noia de porcellana y que a menudo carga con la etiqueta de mejor disco de rock catalán, es objeto ahora de un libro, Psicòptic! Pau Riba & Dioptria (Liburuak ), entre el análisis de la obra y el homenaje al músico, escrito por un veterano del periodismo musical como Jaime Gonzalo.
⁄ Las vidas de músicos veteranos son revisitadas en formato libro, de Julio Iglesias a la cantautora Marina Rossell
Sí son de otra generación ZOO, uno de los puntales de la música en valenciano de la última década, que cerró su itinerario hace casi un año con una canción titulada Epíleg . Estandartes de una música crítica y combativa con ritmos que van del hip hop al rock o el ska, su historia la cuenta, a través del análisis de las canciones del grupo, el crítico musical Josep Vicent Frechina en Sempre a la contra i avant (Sembra Llibres ).
Globalizados
Desde una perspectiva más amplia, tanto geográfica como temporal o estilística, la cosecha editorial es también fecunda. Quizás la propuesta más global sea la de Tuli Márquez con 365 momentos estelares de la música (Lunwerg), un libro que nos cuenta la historia de la música desde el nacimiento del rock and roll –y algo más atrás– hasta ayer mismo, a través de 365 breves capítulos dedicados a otros tantos protagonistas de la música y la conexión con su época. “Trescientas sesenta y cinco historias que explican nuestro tiempo más allá de la anécdota, del hallazgo al fenómeno, del rechazo a la fama y del arte al negocio”. Para recordar, aprender y descubrir.
También misceláneo es Switched on pop. El secreto de las canciones de éxito (Liburuak), de Nate Sloan y Charlie Harding, artífices de un exitoso podcast sobre música pop. Una intento de indagación sobre ese secreto que menciona el título a través del análisis de cerca de una veintena de canciones de otros tantos artistas, como Taylor Swift, Rihanna, Kendrick Lamar, Beyoncé... y Luis Fonsi y su Despacito .
Y si de nombres propios se trata, propuestas hay para gustos diversos. Si etiquetas como indie o alternativo aplicadas a la música responden a alguna realidad, uno de sus grupos paradigmáticos es sin duda R.E.M., la banda de Athens (Georgia, EE.UU.) que desde los primeros años ochenta recorrió una trayectoria ascendente en la que el éxito y el reconocimiento fueron siempre de la mano hasta su anunciado final en el 2011. Peter Ames Carlin, periodista que ya había biografiado a otros músicos –Springsteen, McCartney, Paul Simon–, dedica Este grupo se llama R.E.M. (Contra) al conjunto que lideró Michael Stipe, cuyas a menudo enigmáticas canciones lograron cautivar a millones de melómanos. Historia de un grupo y de una manera de hacer y entender la música.
Muy distinta y distante fue la trayectoria de otro músico capaz también de desatar pasiones. Jim Morrison, cantante de The Doors y fallecido a los veintisiete en 1971, a buen seguro cuenta todavía con numerosos fans que agradecerán la publicación de esta Obra reunida. Poemarios, diarios, transcripciones y letras (Libros del Kultrum). Un compendio lírico cuyo objetivo no es otro que “dejarle contar su historia a través de sus propias palabras”.
Coetánea de Morrison es Joan Baez, aunque su vida y obra difieran tanto. De la cantautora neoyorquina, estandarte del folk internacional desde los años sesenta, se publica en edición bilingüe inglés-castellano un libro que recoge buena parte de su obra poética, hasta ahora inédita, escrita desde los años noventa. Cuando veas a mi madre, sácala a bailar (Seix Barral) tiene mucho de autobiográfico. También un poema dedicado a otro Jimi también muerto a los veintisiete –Hendrix–, recordando su coincidencia en el festival de la isla de Wight de 1970.
Otra mujer de larga carrera artística es sin duda Yoko Ono, aunque, más que por su labor artística –musical, plástica…–, a menudo ha sido conocida simplemente por su relación con John Lennon y como presunta responsable de la disolución de los Beatles. Pero hay otra versión de la historia en la que Ono es una creadora con una obra propia, incluso antes de conocer al beatle y colaborar con él. Y la cuenta a sus noventa y dos años en unas memorias que aunque no firma ella misma sí son de algún modo su versión: Yoko (Cúpula), escrito por el periodista David Sheff.
Clásica
En el universo de eso que llamamos clásica, casi siempre es posible encontrar alguna novedad relacionada con uno de los más grandes: Bach. Una de las más recientes es El universo musical de Bach (Acantilado) de Christoph Wolf. Este musicólogo, especialista también en la obra de Mozart, se acerca al compositor de El arte de la fuga a través de una selección de sus obras –imposible y frustrante sería, confiesa, querer abarcar como es debido toda su producción en un único volumen– y trata de analizar su método compositivo y las ideas musicales que las sustentan y que, de algún modo, conforman la identidad bachiana.
⁄ La música lejos de los escenarios retratada por un compositor, Manuel Alejandro, o un productor, Manolo Díaz
Pero la historia de la música tiene igualmente lados oscuros, músicos que han tenido que sufrir enormemente a causa de su dedicación. Algunas de estas historias las relata Michel Krielaars en Al son de la utopía. Los músicos en los tiempos de Stalin (Galaxia Gutenberg ), un libro que va más allá de la conocida peripecia de Shostakóvich para dar a conocer la de otros compositores, intérpretes y cantantes que fueron víctimas también de la tiranía soviética. Más conocidos unos –Richter, Prokófiev–, menos otros como Zaderatski, Vainberg, la cantante de jazz Klavdia Shulzhenko o el intérprete de tangos y canciones gitanas Vadim Kozin.
Y, para cerrar, un libro que es ante todo original por cómo se aproxima a la música. Se trata de Melodías del alma
–en cuatro estaciones– (Libros del Kultrum , versión castellana del libro publicado por Angle en el 2020). Su autora, Aina Vega i Rofes , doctora en Filosofía de la Música, viaja por las cuatro estaciones del año y atribuye a cada una de ellas hasta trece emociones/sentimientos/pasiones que explica/analiza a la vez que las relaciona con una pieza musical. Así, por ejemplo, la soledad y una aria de Puccini; la esperanza y la Obertura 1812 de Chaikovski; la humildad y una cantata de Bach; hasta cerrar con la plenitud y el adagietto de la Quinta de Mahler...