A principios de los años 80 del pasado siglo tres jóvenes letraheridos, Valentín Zapatero, Oriol Castanys (que se desvinculó pronto) y Andrés Trapiello, pusieron en marcha la editorial Trieste. Llamaron la atención con sus cuidadas ediciones, buen gusto literario, descubrimientos como el de Soledad Puértolas y una Biblioteca de Aurores Españoles, donde rescataron figuras de los años 30.
Algunas, como Ramón Gaya o Alberto Jimenez Fraud, se habían alineado en la Guerra Civil con la República. Otras lo habían hecho en el llamado bando nacional; la recuperación de estas últimas generó cierta polémica en una sociedad cultural que quería dejar atrás el franquismo.
Entre los rescatados figuraba Rafael Sánchez Mazas (1894-1966), uno de los fundadores de Falange (tenía el carnet número 4 de la formación), creador del grito “¡Arriba España!”, autor de obra escasa y prosa muy prestigiada en la época franquista -fue un gran jerarca cultural del Régimen- y olvidada tras su muerte.

Tras salir ileso de un fusilamiento en el santuario del Collell, Rafael Sánchez Mazas (segundo por la derecha) se encuentra en Barcelona con Alfonso García Valdecasas, Pilar Primo de Rivera y Eugenio Montes, febrero de 1939
Trapiello convenció a su viuda, Liliana Ferlosio, para dar a la imprenta un inédito del que en su día se había hablado mucho: Rosa Krüger, la novela que Sánchez Mazas escribió durante su confinamiento en la embajada de Chile durante la Guerra Civil española y que leía por la noche a sus compañeros de reclusión. Un bello relato intensamente espiritual, poético y nostálgico, europeísta y de impronta catalana, ambientado en buena parte en el Valle de Aran, que había recorrido con su amigo Eduardo Aunós en unas intensas semanas de 1919: viaje iniciático que tuvo para el autor, entonces en crisis con su grupo literario bilbaíno (“la escuela romana del Pirineo” y la revista Hermes), efectos regeneradores.
⁄ ¿Por qué su esposa, a la que comenzó a cortejar cuando tenía 14 años, no quiso saber nada de él en sus últimos meses ?
La publicación de Rosa Krüger en 1984 -desde entonces ha gozado de varias reediciones- restablecía el interés por Sánchez Mazas a través de un texto no político, atípico, solo en línea con los de algunos autores de su ámbito ideológico como Agustín de Foxá, a los que se puede aplicar la categoría de “antimodernos” acuñada por Antoine Compagnon para la historia literaria.
Casi veinte años más tarde, en 2001, Sánchez Mazas reapareció en el mundo literario con estrépito. En Soldados de Salamina, Javier Cercas utilizó un episodio biográfico, su fusilamiento a fines de la Guerra Civil, del que salió ileso, para una novela tan innovadora en muchos aspectos que no solo ha constituido un superventas permanente sino que está considerada un texto clave de la narrativa contemporánea.
El profesor de la Universidad de Girona Maximiliano Fuentes Codera se ha acercado ahora al personaje en una bien documentada y escrita biografía, El falangista que nació tres veces (Taurus). En ella seguimos la andadura de un Sánchez Mazas muy pronto huérfano; la relación fuertemente edípica con la madre; los estudios con los corazonistas de Miranda de Ebro y los agustinos de El Escorial; la gran influencia de Eugenio d´Ors...
También el decisivo periodo italiano y su deslumbramiento por Mussolini; el éxito periodístico y la vocación política; la estetización de la violencia y repulsa a la democracia liberal, que dibujan una figura inquietante; la República, la guerra y la postguerra; José Antonio y Francisco Franco; la herencia que le convierte en millonario.
Y su influencia: la persistente elaboración teórica del “destino español” en clave imperial, clasicista y católico-romana, que en la práctica generó uno de los sustentos ideológicos y retóricos clave tanto de la Falange como del primer franquismo, donde fue difundida hasta el cansancio.
El libro nos deja con ganas de saber más en el ámbito de la vida privada del escritor, de las relaciones con sus hijos (Rafael, autor de El Jarama; Chicho, cantautor...), y con alguna pregunta como ésta: ¿por qué su esposa, a la que comenzó a cortejar en Italia cuando ella tenía 14 años y él casi 30 -algo que hoy día nos haría fruncir las cejas y quizás llamar a la policía- le trataba “con desdén” y hasta prefirió no encontrarse con él en los últimos meses de su vida?