Un libro importante que no debería existir

OBRA PÓSTUMA

La publicación póstuma de las notas que tomaba Joan Didion tras su terapia revela aspectos ocultos de su vida y, por apasionante que resulte, lleva a preguntarse si hacía falta

Joan Didion

Brigitte Lacombe.

Dos cosas pueden ser verdad a la vez. En este caso, conmoverse y apasionarse por un libro, y creer que ese libro no debería existir. Las obras póstumas siempre reverdecen el debate ético sobre las voluntades del autor. Si no publicó ese texto en vida, ¿por qué deberían hacerlo sus herederos? Los lectores se lo preguntaron de nuevo el año pasado, cuando Gabriel García Márquez sacó una novela diez años después de morir –sus propios hijos usaron la palabra “traición” en el prólogo–. En esta discusión eterna, alguien va siempre a mencionar a Kafka pensando que con eso zanja el tema.

El caso que nos ocupa tiene sus particularidades. No se trata de un texto inacabado, una obra menor y curiosidad para completistas, como puede ser Los Watson, de Jane Austen, ni de una pieza tan fundamental que altera el curso de la literatura, como las propias obras de Kafka, publicadas póstumamente sin su permiso por su amigo Max Brod.

Los sobrinos y herederos de Joan Didion (los hijos de su hermano, no su sobrino político Griffin Dunne, en quien confió para rodar el documental Joan Didion: el centro cederá ) encontraron, tras la muerte de la autora en el 2021, un documento de 150 páginas que contenía las notas que Didion tomaba tras sus sesiones con el psiquiatra Roger McKinnon. La escritora estuvo doce años en total viendo a este analista freudiano de quien la revista Time dijo que era como “John Wayne con traje azul”, pero las notas se circunscribían a tres años, de 1999 al 2002, los que precedieron a la hecatombe vital de Joan Didion.

En el 2003 su única hija, Quintana Roo, caía enferma. Acabaría muriendo en el 2005, de una pancreatitis y después de una concatenación de calamidades físicas. En medio de ese proceso, falleció también John Gregory Dunne, el escritor y esposo de Didion, con el que formó durante décadas una unión comercial y vital, un matrimonio no sólido a la manera clásica (estuvieron varias veces al borde del divorcio) pero sí excluyente e identitario, como se percibe en estos Apuntes para John. 

No había Joan sin John ni John sin Joan. De esas dos desgracias surgieron dos libros, El año del pensamiento mágico y Noches azules, que redefinieron la escritura sobre el duelo y que dieron a su autora un último empuje de fama y casi idolatría al final de su vida. Ahí se fraguó la idea de Didion como icono literario pop.

⁄ La Didion que vemos en estas páginas es distinta a la de sus otros libros, no es una autora en plena posesión de su voz

Si leer estos Apuntes se siente furtivo, como cogerle a alguien el móvil sin su permiso y revisarle las fotos, las Notas y los Whatsapps, es en parte porque su contenido anula lo que ella escribió en Noches azules . Allí tomó la decisión de proteger la memoria de su hija fallecida de una manera cuestionable pero legítima, ocultando los problemas de alcoholismo y depresión que la habían plagado durante toda su vida adulta. Era eso lo que había llevado a Didion a sentarse con McKinnon, que actuaba en connivencia con el terapeuta de Quintana, el Dr. Kass.

Todo en Apuntes para John tiene que ver con la imposibilidad de la maternidad, en este caso adoptiva –los Dunne-Didion acogieron a Quintana Roo cuando esta era un bebé y en sus últimos años ella tuvo contacto, no buscado, con su familia biológica–. La Didion que vemos en estas páginas es radicalmente distinta a la de sus otros libros, porque no es una autora en plena posesión de su voz, sino una madre angustiada por la posibilidad de que su única hija se suicide, algo que los médicos confirmaban como probable.

A la persona que lloraba en la consulta y escribía después estas notas le preocupa lo mismo que a muchos otros padres: qué puede hacer para evitar el desastre de sus hijos y cuánto ha tenido ella que ver con ese impulso autodestructivo. Qué porción de la culpa le corresponde.

⁄ Tal vez vemos por primera vez a una Didion “sin filtro”, pura, sin adulterar. ¡Pero es que un autor es su filtro!

Por este motivo, por este efecto revelador que tiene el libro, se ha dicho que aquí vemos por primera vez a una Didion “sin filtro”, pura, sin adulterar. ¡Pero es que un autor es su filtro!, dan ganas de gritar. Y especialmente una escritora tan meticulosa y exacta, tan cirujana de las frases, como Joan Didion. 

Aunque no queramos hacer de médiums amateurs, es imposible no preguntarse qué hubiera horrorizado más a la escritora, que se expusiera la intimidad descarnada de su familia imperfecta, o que se vieran sus palabras en bruto. Apuntes para John cambia, de una manera importante pero también un tanto cruel, la percepción de una autora imprescindible. Y ni siquiera eso justifica su existencia.

Joan Didion Apuntes para John Traducción de Gabriela Ellena Castellotti. Literatura Random House 253 páginas 21,90 euros

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