Panda Bear
★★★✩✩
Lugar y fecha: Paral.lel 62 (25/III/2025)
El estadounidense Noah Lennox, para el arte Panda Bear, vivió su momento de esplendor cuando estaba en el grupo Animal Collective, convertido en adalid del pop experimental en la primera década del nuevo milenio. Los parabienes los situaron en una nube de la que bajó mudándose a vivir a Portugal. Desde allí lleva adelante una carrera en solitario cuyo último jalón es Sinister grift , un disco con el que recupera el esplendor pretérito y que vino a presentar acompañado por un cuarteto.
Panda Bear en la sala Paral·lel 62
Con él en el centro, a la voz y guitarra, estuvo secundado por Rivka Ravede y Maria Reis a los indispensables coros, percusión y efectos electrónicos y una sección rítmica integrada por el batería Tomé Silva y el bajista Tim Koh. Sin ninguna clase de amplificador sobre el escenario, su espectáculo estuvo presidido por proyecciones que convirtieron a los músicos en sombras, en un light show de manual que retrotrajo a los días de gloria de la música lisérgica, aunque con el hándicap de no aportar nada nuevo.
Y si bien Panda Bear se esfuerza por lograr un sonido orgánico, su directo suena algo deslavazado en comparación con los logros del estudio, donde equilibra a la perfección un pop nítido, lleno de armonías vocales deudoras de Beach Boys y otros grupos sixties , con un trasfondo psicodélico. Aún y así resultó muy disfrutable una propuesta que bebe de las enseñanzas de próceres mayores que él, como es el caso del británico Peter Kember, alias Sonic Boom (ex Spacemen 3), con el que compartió su anterior disco Reset . Al mismo tiempo mantiene intacta la etiqueta de chillwave que contribuyó a crear, con collages sonoros llenos de logradas melodías pop, como la canción Praise que abre el nuevo disco y con la que cerraron el concierto.
Otros estrenos fueron las iniciales Ferry lady , evanescente de voces y rockera de guitarra, Defense , triposa combinación de repetición y melodía, Anywhere but here , con recitado en portugués incluido, 50mg , menos country y reggae que en el disco, y un Ends meet muy influenciado por las armonías de los chicos de la playa. Entre las repescas destacar las de Song for Ariel y Shepard tone, con sonidos pregrabados, panderetas, voces tratadas, volutas psicodélicas y algún ritmo cercano al krautrock. Todo para inducir a la audiencia a un flipe en colores, aunque si esta expresión les parece demasiado coloquial también se puede afirmar que fue un show estroboscópico inmersivo.


