Lo de Aitana Ocaña con el Palau Sant Jordi no era normal. Era como su sala de estar. La de Sant Climent de Llobregat sumaba llenos en cada concierto en el templo barcelonés desde que alcanzara la fama vía Operación Triunfo 2017 , y ya se le había quedado pequeño. Las crónicas eran rotundas. En la de 2019 en las páginas de Guayana Guardian , Albert Domènech subrayaba que la catalana era la primera artista fabricada en el famoso concurso capaz de conquistar el Sant Jordi con una actuación en solitario. Solo tres años después, y pasada una pandemia, Esteban Linés destacaba en este mismo diario como las 15.000 entradas del aforo barcelonés se habían agotado en tiempo récord. Unas cifras al alcance de muy pocos.
”Ha habido varias Aitanas, varias versiones de una misma” afirma la artista
Quizás por eso, Aitana necesitaba una nueva meta acorde con su alto nivel de popularidad. Y esta no ha sido otra que una ambiciosa minigira por estadios que arranca el sábado en el Lluís Companys, y que se completará con el doble recital en el Metropolitano de Madrid los próximos 30 y 31 de julio. Llamada significativamente Metamorfosis season , la serie de tres conciertos tiene como objetivo repasar la trayectoria de la artista, en la que cada uno de sus cuatro discos — Spoiler (2019), 11 Razones (2020), Alpha (2023) y Cuarto Azul (2025)— ha representado una etapa distinta de su evolución.
Ella misma contó que no existe una sola Aitana, sino que ha habido “varias Aitanas, varias versiones de una misma” y que estas saldrán a relucir en esta gira en un diálogo íntimo que hará las delicias de su legión de fans. El nombre, por supuesto, también está en consonancia con la docuserie de Netflix Aitana: Metamorfosis , estrenada poco después de lanzar su último álbum, y en la que la cantante catalana se ha abierto en canal para explicar cómo ha encarado este éxito tan fulgurante, sus vaivenes personales y los consecuentes problemas de salud mental que ha padecido.
Con Julieta como telonera de lujo, Aitana presentará un gran show acorde con la dimensión del escenario
Estas tres fechas suponen para Aitana el colofón de un año que está resultando feliz tras un 2024 que ella misma calificó como “el peor de mi vida”. Se trata de un renacimiento personal y artístico que ya arrancó en enero con Cuarto Azul , en la que se nota una reflexión emocional más profunda y natural, y un acercamiento al pop de autor más maduro.
El buen ritmo de venta de boletos hace presagiar que la entrada será más que notable. Si la también triunfita Lola Índigo pudo reunir a 30.000 personas en el mismo estadio este julio, es previsible que ocurra al menos lo mismo con el esperado concierto de la de Sant Climent. Con Julieta como telonera de lujo, todo el show será de acuerdo a la grandeza del espacio: más coreografías, más luces, más proyecciones, más efectos visuales, e invitados sorpresa. Objetivo: conquistar el Olímpic.
