Con la proximidad de las Navidades, dos amigos se han citado en el Cercle Artístic del pueblo, donde, desde hace años, interpretan a Satanás y al Arcángel Miguel en Els pastorets. Este año, quien tenía que ponerse en la piel de Satanás no podrá hacerlo: acaba de perder un recurso de apelación y tiene que entrar en prisión. Como favor, pedirá a su gran amigo que cambie de personaje y se convierta en el rey del infierno…
Hace nueve meses, el 17 de enero, se estrenó en Santa Coloma de Gramenet Els bons, una nueva pieza de Ramon Madaula, que interpreta él mismo con Jordi Boixaderas, dirigidos por Paco Mir. Se trata de una comedia agridulce sobre dos amigos, que empezaron haciendo juntos Els pastorets, que militaron en un mismo partido y que han acabado como el rosario de la aurora.
Quien interpreta el personaje de Satanás está a punto de entrar en prisión y hay que encontrarle un sustituto
Hasta mayo, este montaje visitó casi una treintena de poblaciones catalanas e hizo dos bolos en las Baleares (Manacor y Ciutadella), siguiendo la política de descentralización de su productora, Guerrilla Produccions. Y ahora llega al teatro Poliorama de Barcelona, con honores de estreno.
“A mí me gusta ir donde sea: desde un gran teatro como el Fortuny de Reus, hasta la sala más pequeña y con pocos medios: las obras ya las planteamos para que se puedan hacer en todas partes”, explicaba Madaula, después de hacer la función en el Patronat de Cornellà de Llobregat en marzo. Para el dramaturgo y actor, “todo coge sentido” cuando se hace en todas partes, y más cuando su obra rinde un homenaje a Els pastorets de Folch i Torres.
“Estas obras, que detrás tienen una productora que no es de Barcelona, como Guerrilla Produccions con Quim Masferrer, también están pensadas para hacer territorio”, continúa Madaula, que después de varoas probaturas y de adaptar la función a cada uno de esta treintena de teatros, ahora se estará ocho semanas en el teatro de la Rambla de Barcelona, sin tener que ajustar el escenario y las entradas y salidas a las características de cada sala.
Madaula se muestra muy contento con que Mir dirija la obra y que Boixaderas lo acompañe en el escenario: “Es un regalo de los dioses. Los dos hicimos teatro amateur en Sabadell, y Els pastorets forman parte de esta historia. La obra rinde homenaje a este teatro de aficionados y por ello notamos mucho en el público si en esa población ha habido tradición de hacer pastorets o no”.
Huelga decir que el dramaturgo utiliza Els pastorets como excusa para hablar de política, de corrupción, de amistad y de lealtad: “Los cargos de confianza es algo que me fascina”. La obra plantea una intriga que se convierte en una pugna vibrante entre los dos actores. “Llegué a pensar que quizá la referencia a Els pastorets sería anacrónica, porque hoy no se aguantan por ningún sitio. Y resulta que en las últimas Navidades se presentaron 700 montajes de Pastorets en toda Catalunya. La cifra no baja. Es la tradición de hacerlos y ya está”.
A la hora de escribir la obra, Madaula pensó en la dicotomía entre el arcángel San Miguel y Satanás. “De pequeño, cuando veía Els pastorets, me daba más miedo el arcángel que el demonio”, confiesa el dramaturgo. También tuvo en cuenta todos los condicionantes para que fuera fácil de producirla: dos personajes y una acción que pasa en un escenario desmontado, más fácil, imposible. “Al principio, era un escenario vacío con una silla, y un ordenador en el que mi personaje activa los cañones de luz. Pero entonces llega Paco y se empieza a inventar una nueva escenografía”, concluye.

