El Barça se dejó el alma para romper el maleficio de su bestia negra, el Magdeburg; se rompió la cara para estar en su quinta final europea en los últimos seis años en busca de su 13.ª Champions; se vació para sobrevivir a la lesión de su líder Dika Mem (8 goles)... pero no contaba con el pésimo, patético e impropio arbitraje de la pareja Nachevski y Nikolov.
Los macedonios se cargaron la semifinal con tres expulsiones, de Thiagus Petrus a los 26 minutos, y de Carlsbogard y Ariño en el último minuto, que obligó a los blaugrana a atacar con cuatro jugadores en el último ataque para ganar. Erró Richardson y Hornke ejecutó a los blaugrana (30-31). Por sexta vez en los últimos cinco años, los alemanes frustraban al Barça.
Indigno de una semifinal de Champions, de una de las mejores competiciones de clubs del mundo. La final será la que deseaba la EHF para su sede de Colonia: el Magdeburg contra el Füchse de Berlín, que arrolló al Nantes (34-24).
Primera parte
El Barça rindió a un nivel altísimo guiado por los 7 goles de Mem, alcanzó el +4 de renta (16-12) pero el Magdeburg equilibró en siete minutos tras la expulsión de Petrus
Estaba advertidísimo del rival el Barça: su bestia negra más recurrente del último lustro, el contrincante más indigesto, el que más le había vencido (un parcial de 2-5 desde el 2021), y el que más daño le había infligido, con derrotas en dos finales seguidas del Mundial de Clubs (2021, 2022) y una semifinal en Colonia (2023). “Un equipo incómodo para el Barça, que basa su juego en el uno contra uno con sus jugadores pequeños”, explicaba Tomas Svensson, ayudante de Carlos Ortega.
El técnico malagueño salió con Makuc en el puesto de central, con N’Guessan y Mem en los laterales, y Ariño y Janc en los extremos. En defensa, el 6:0 habitual con mucha atención a los uno contra uno de Magnusson o Claar, a los que asfixiaban con salidas presionantes. Una buena intensidad defensiva y el acierto de Mem tomando la iniciativa con 4 goles le permitió coger una primera ventaja (3-1, 4-2, 7-5) y aposentar su dominio.
Cuando empezó a entrar en ebullición Nielsen, con su tercera parada, un penalti detenido a Magnusson, y Makuc afinó la batuta, el Barça se disparó a los 3 goles de renta (8-5, 9-6, 10-7). El central esloveno estuvo magistral moviendo al equipo y soltando el brazo con tres tantos que consolidaban la ventaja.
Con el 12-9, Bennet Wiegert pedía tiempo para frenar la sangría que se le venía encima. Pero no podía frenar al cañonero Dika Mem, que con su sexto gol en seis tiros mantenía la distancia (14-11). Estaba impresionante el capitán, que volvió a aparecer en los momentos importantes.
Richardson, saliendo de refresco por Mem, se apuntaba a la fiesta con el 16-12, la máxima renta blaugrana (+4) a los 23 minutos. Se largaba el Barça… pero por poco tiempo. Lejos de consolidar la renta, se aflojó.
Volvió a recortar el Magdeburg con un Lagergren inspirado y Hornke (17-15), y se encontró con el regalo de la pareja arbitral macedonia, que expulsó incomprensiblemente a Thiagus Petrus (m. 26) por una supuesta agresión en una salida en los seis metros sobre Kristjansson. Polémica decisión porque Petrus es un pilar básico de la defensa blaugrana.
La expulsión del brasileño desconcentró y debilitó al Barça, y el Magdeburg lo aprovechó para acercarse a un solo gol (17-16 de Hornke). Ortega tenía que parar el reloj y poner orden. Mem lo reestablecía con su 7.º gol en 7 lanzamientos (18-16), pero Kristjansson despertaba y Lagergren empataban antes de la bocina del descanso, rematando un parcial doloroso de 2-6 en los últimos 7 minutos, desde la máxima renta blaugrana (el 16-12). El conjunto blaugrana se retiraba al vestuario con tendencia descendente.
Segunda parte
Una patética actuación arbitral evitó que el Barça pudiera competir en igualdad de condiciones
Necesitaba un golpe de efecto en la reanudación el Barça para reestablecer la jerarquía que había exhibido en el primer tiempo. La reacción la buscó desde una defensa sólida, mientras que en ataque Ortega apostó por Aleix Gómez en el extremo derecho y volvió con Makuc de central. Pero quien sacaba las castañas del fuego era Aitor Ariño con dos goles que recuperaban el +2 (23-21, m. 40). El extremo disputaba su penúltimo partido de blaugrana antes de emigrar al Füchse.
Tocaba seguir remando. Nielsen aportaba su 8.ª parada y propiciaba que Aleix Gómez, de penalti, devolviese la renta de +3 (24-21). Aunque enfrente, Portner también se calentaba y con sus paradas (5) permitía que el Magdeburg se volviese a acercar (24-23) y a igualar el duelo con dos penaltis más de Magnusson.
El conjunto alemán se crecía empujado por el Lanxess Arena. Perdía Makuc en ataque, Magnusson anotaba a la contra el 24-25, la primera ventaja alemana (m. 46), y se lesionaba Dika Mem en una penetración chocando con O’Sullivan. Y a continuación, una falta en ataque de Javi Rodríguez. Pintaba mal para el Barça a falta de 13 minutos. Ortega se la jugaba dando entrada al central Petar Cikusa, que no estaba al 100% físicamente.
Con el de Bordils en pista en los últimos 12 minutos, el Barça necesitaría mucha magia y picar mucha piedra para recuperar el mando. Con el 26-27 de Lagergren, a falta de 10 minutos, Ortega pedía tiempo para recomponer al equipo, sin Mem, en la banda recuperándose con los servicios médicos. Melvyn Richardson heredaba los galones y asumía la responsabilidad para mantener al equipo a flote (27-27).
Lejos de caer en el desconcierto, dos goles a portería vacía, de Nielsen y Frade, volvían a poner al Barça por delante (29-27) a falta de 8 minutos. Pero Magnusson y Mertens devolvían el empate (29-29), Portner sacaba su séptima parada y Ortega reaccionaba quitando a un desdibujado Cikusa por Makuc para los últimos cinco minutos.
Era el momento de los héroes. Nielsen levantó la mano, voluntario, con su 9.ª parada deteniendo un penalti al infalible Magnusson y evitando el -1 del 29-30. Makuc también quiso sumarse a la lista, pero erró en el momento más inoportuno estrellando una penetración en el palo a falta de 3 minutos. Volvía a parar Nielsen (la 10.ª) y Ariño a la contra ponía el 30-29 con 2m20s en el marcador. El Barça sobrevivía con escasos recursos.
Pero a falta de 1m40s recibía otro mazazo con las rojas directas a Carlsbogard por un empujón (m. 58) y a Ariño (m. 58), 12 segundos después, por resbalarse y tocar al extremo del Magdeburg en el salto. Increíble doble expulsión que obligaba a los blaugrana a atacar con cuatro en el último minuto para levantar el 30-30 de Hornke.
Tenía 45 segundos para el último ataque con cuatro jugadores de campo. Tiró Richardson a falta de 25s y paró Portner. En su último ataque, Hornke no fallaba desde el extremo en el último segundo: 30-31.