La selección española femenina de waterpolo se presenta en el Mundial de Singapur (11 al 23 de julio) con la vitola de campeona olímpica, subcampeona europea y bronce mundial, en el que será el primer gran campeonato del nuevo ciclo olímpico. A priori, el conjunto español, con un bloque compacto y continuista con ocho campeonas de París, es un candidato firme a medalla. El metal mundial es habitual para las españolas, cinco en las últimas siete ediciones, pero el oro se resiste desde Barcelona 2013.
En Singapur, el camino hasta cuartos (19 de julio) es plácido, con duelos en el grupo D contra rivales asequibles como Sudáfrica (mañana), Francia (domingo 13) y el Reino Unido (martes 15). Pero, si se cumplen los pronósticos, en cuartos habrá una final anticipada: el segundo del grupo C debería ser o Estados Unidos o los Países Bajos. Será la primera prueba de fuego para una selección renovada pero con un poso de experiencia y mucha calidad.
Sin Maica García, Judith Forca, Pili Peña y Laura Ester, ahora el núcleo duro lo forman la nueva capitana Anni Espar, Bea Ortiz, Paula Leitón y Martina Terré. Valls recupera para la selección a Ariadna Ruiz y a Irene González, y confían en valores contrastados –la mayoría, campeonas del mundo júnior– como Paula Crespí, Paula Camus, Elena Ruiz y Nona Pérez, del Sant Andreu, el vigente campeón de Europa. Además, apuesta por la renovación con cuatro jóvenes de talento como Daniela Moreno (21), Paula Prats (22), Mariona Terré (21) y la benjamina del grupo, Carlota Peñalver (18).
