Cuando parecía que el partido estaba atascado aparecieron todos aquellos intangibles de Aitana Bonmatí. Primero entrando en los carriles interiores para hundir a la defensa suiza y luego para sacarse un taconazo como recurso en una jugada embarullada para que Athenea del Castillo pusiera el 1-0 con una gran definición. La extremo ya fue la mejor en el último partido y volvió a ser decisiva al poco de entrar desde el banquillo. Está de dulce en todo: en el regate, en el desborde individual y en el gol. Oposita a titular pero, en el caso que no, es una cambiadora de partidos magnífica.
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