Seis al Barça... y siete al Madrid

El clasicómano

El Espanyol celebra el 125.º aniversario con el recuerdo de sus goleadas históricas

El marcador de Sarrià marcaba el escandaloso 6-0 endosado al FC Barcelona (15-04-1951)

El marcador de Sarrià marcaba el escandaloso 6-0 endosado al FC Barcelona (15-04-1951)

JUAN VILCHES / ARCHIVO FUNDACIÓN RCDE

La Liga 1950-1951 conserva el récord goleador de la historia del Espanyol. Nada menos que 82 goles en 30 jornadas, muy por encima de los sumados en temporadas de 38, 42 e incluso 44 partidos. Sarrià vibró como nunca en la historia del club blanquiazul, que conmemora sus 125 años de existencia.

Javier Marcet (18 goles) y Julián Arcas (16) lideraron los registros demoledores que completaron los Piquín, Egea y Grau, en un bloque que se iba conjuntando y anunciaba la gran temporada 1952-1953, marcada en letras doradas en la historia españolista y especialmente recordada por la revolucionaria inhalación de oxígeno en el descanso de los partidos, con el Espanyol líder hasta muy avanzada la segunda vuelta.

Javier Marcet y Julián Arcas fueron los héroes blanquiazules de dos goleadas irrepetibles

Aquella Liga de las goleadas sensacionales dejó tardes de éxtasis en Sarrià, como el 8-0 al Lleida o el 7-0 al Murcia, pero cuenta fundamentalmente con dos registros excepcionales que han pasado a la historia. El 31 de diciembre de 1950 el Real Madrid mordió el polvo, y de qué manera, en el feudo blanquiazul: siete goles a uno. “Siete uvas al Madrid”, se dijo. El único gol visitante fue el último del partido, ya en el minuto 88, al transformar el canario Luis Molowny un penalti. Tres meses y medio más tarde, el 15 de abril de 1951, le tocó el turno al Barça: nada menos que seis a cero, este ya en la penúltima jornada de Liga. En el caso de la paliza al Madrid existe un precedente aún más rotundo, 8-1, pero se remonta a los albores de la Liga, en la temporada 1929-1930. En el caso de la goleada al Barcelona, el 6-0 final no admite comparación.

Algunos detalles que no deben quedar en el olvido. El día del 7-1, el Madrid contó con el apoyo del presidente blanco, Santiago Bernabéu, en el palco de Sarrià. La víspera había muerto el catalán Carlos Padrós, uno de los fundadores y primeros presidentes de la historia blanca, nacido precisamente en Sarrià, entonces (1870) municipio independiente de Barcelona. El Madrid no rindió ningún homenaje especial a uno de sus grandes impulsores.

Insuperable

El 15 de abril de 1951, en partido de Liga, el Espanyol alcanzó su récord goleador contra el Barça

El héroe del 7-1 fue Marcet, autor de un triplete (minutos 27, 39 y 47). Egarense de 22 años, acababa de incorporarse al Espanyol después de dos temporadas en el Madrid. Fino interior, como amateur había jugado en el Barcelona y luego debutó en Segunda con el Castellón. Su prioridad eran los estudios y fueron los que marcaron sus cambios de residencia y de equipo. Marcet se licenció en Ciencias Económicas y Derecho por las universidades de Deusto y Madrid. En aquel Madrid, además del citado Molowny, figuraba otro futuro entrenador blanco de larga trayectoria, Miguel Muñoz, y en las filas del Espanyol destacaba también la solvencia de Isidre Flotats, luego defensa del Barcelona. El entrenador de los blanquiazules era un exfutbolista de experiencia contrastada en el fútbol español, el aragonés Juan José Nogués. Portero del Barcelona de 1930 a 1941, internacional en el Mundial de 1934 y luego entrenador de los blaugrana y del Gimnàstic antes de instalarse dos años y medio en el banquillo de Sarrià.

El 6-0 al Barcelona llegó ya en la penúltima jornada de Liga y constituyó otra fiesta blanquiazul. El Espanyol necesitaba los dos puntos en juego para asegurar plenamente la salvación y el Barcelona, descabalgado del título (que se adjudicó el Atlético de Madrid, dirigido por Helenio Herrera) tuvo una actuación lamentable. Veamos si no un párrafo de la crónica de la Hoja del Lunes : “Gonzalvo III fue el único que demostró tener conciencia de lo que debe ser un jugador profesional; los demás dieron una tan pobre sensación que estamos seguros quedará siempre en su historial como mancha imborrable”. El partido tuvo su historia táctica porque marcó una de las intervenciones más desafortunadas de la carrera de Ferdinand Daucik en los banquillos. Primero con una de sus genialidades en la alineación, como situar al defensa Francesc Calvet de delantero centro. “Se le llevó al ridículo inútilmente”, quedó escrito. El nueve titular era César, pero estaba apartado por indisciplina. Y luego con la imposición de una poco ajustada pero obsesiva táctica del fuera de juego. Hasta 20 veces cayeron los blanquiazules en la trampa... pero cada vez que fallaba la coordinación blaugrana, Ramallets quedaba vendido ante los rivales. Cuatro de los seis goles llegaron así, por la superior velocidad de los atacantes blanquiazules. “Fueron seis y debieron ser más”, remachó la Hoja del Lunes .

Lee también

Entre los triunfadores de la tarde hay que citar a Julián Arcas, autor de dos goles. Arcas fue durante años el máximo goleador histórico del Espanyol, luego superado por Rafa Marañón y Raúl Tamudo. Llegó a marcarle cuatro goles al Barcelona en un partido de Copa de mayo de 1956, en las Corts (4-4). Un delantero todo furia que enardecía la grada de Sarrià con su ímpetu... y sus goles. Nacido en Vélez-Blanco (Almería), instalado con su familia en Catalunya cuando solo tenía un año, era el noveno de diez hermanos. Jugó en el Espanyol desde 1947 hasta 1958. Su imagen, con aquellas camisas de cuello y botones a menudo desabrochados, desbordando por velocidad a su marcador para internarse en el área, forma parte de la memoria imborrable del desaparecido estadio de la carretera de Sarrià.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...