Como toda esta historia en sí ya tiene su punto de descabellada, no está de más comenzar directamente por el final para sumarse al caos. El Barça ha puesto sobre la mesa el nombre de Thomas Heurtel para reforzar la plantilla. Sí, ese mismo. Lo más cercano a Figo que hay en el Palau. El jugador que negoció con el Real Madrid, club en el que acabó jugando meses después, a espaldas del Barça. El mismo que se quedó en tierra regresando de Estambul ante la indignación que provocó su traición. “Heurtel, ¿dónde está el avión?”, le ha gritado la afición azulgrana desde entonces cada vez que ha regresado a Barcelona.
Hay momentos en los que los intereses deportivos no son prioritarios. Momentos en los que entra la decencia o el orgullo. Momentos como el de ahora. La grave lesión de Laprovittola dejó cojo al equipo de Peñarroya, que claramente ha perdido el rumbo desde entonces, como si el argentino fuera el pegamento que lo arregla todo. Para cubrir su ausencia, se optó por fichar a Rauzinho Neto, un base con experiencia NBA pero con un historial de lesiones que asusta. Un mes después, tras apenas haber pisado siete minutos el parquet lastrado por diversas lesiones, se le ha rescindido el contrato. Seguramente, el agente del jugador vendió una realidad que no era cierta pero también es obligación del club estar al corriente de lo que ficha. Incluso en uno como el Barça, gobernado por el caos.
¿A quién se le ocurre?
Inaudito: el Barça baraja el fichaje de Heurtel, lo más cercano a Figo que hay en el Palau
En este punto de la historia hay que empezar a poner puntos sobre íes. Y en el caso de los fichajes el máximo responsable es Juan Carlos Navarro –bajo el paraguas siempre de Josep Cubells–. Así que si se concreta el posible y sorprendente regreso de Heurtel y acaba provocando un cisma en el Palau, lo que en castellano se llama pegarse un tiro en el pie, habrá que pedirle explicaciones a él.
Si abandonamos los despachos y bajamos a la pista, nos encontramos con el entrenador y los jugadores. Llevan disputados 32 partidos este curso y han sumado tantas victorias como derrotas (16), guarismos que justificarían cualquier decisión (menos la de fichar a Heurtel). Aunque los jugadores siguen creyendo en el trabajo de Peñarroya, la situación es crítica. El Barça está fuera de puestos de play in en la Euroliga y con la Copa del Rey en riesgo a falta de cuatro partidos. No sacar billete para la cita de Gran Canaria sería uno de los batacazos más grandes de la historia de la sección. Un Joventut en alza visita el domingo el Palau por delante de su eterno rival en la clasificación, en un partido lleno de morbo. El Barça es octavo y con tres equipos a una victoria no puede permitirse más despistes, calificativo amistoso de lo que está sucediendo.
Próximos rivales
Sin rumbo en los despachos y en plena crisis de resultados, París y Penya pueden hacer estallar todo
Bajo criterios deportivos, la decisión de prescindir de Roger Grimau el pasado verano era hasta cierto punto entendible. Visto el proyecto que había en la recámara, es lícito plantearse si de verdad era tan necesaria.
No se le puede negar al equipo que compita en casi todos los partidos. Muchas de las derrotas han llegado por márgenes ajustados. Pero el guion se repite una y otra vez y no siempre es culpa de los “pequeños detalles”, como repite Peñarroya. Hay algo más cuando una y otra vez sucede lo mismo.
El último ejemplo llegó en Madrid, donde se cosechó otra dolorosa derrota en el último minuto. En el WiZink, por cierto, no hubo ni un solo directivo del Barça acompañando al equipo, cosa que no sentó nada bien en el vestuario. Como presidente del baloncesto, a Josep Cubells también hay que exigirle su parte de responsabilidad en todo esto.