“Mi relación con el Bronx es inexplicable”, dijo en una entrevista en los canales del Barça Kevin Punter, el hombre que estaba destinado a ejecutar el plan perfecto en el Martín Carpena de Málaga (37 puntos) y meter a los blaugrana en las semifinales de la Liga Endesa ante el Real Madrid. Pero lo que sucedió junto a Guadalmar fue también inexplicable. El Barça, que ofreció su mejor versión, iba siete arriba a falta de un minuto (77-84), pero esos “detalles” que luego señaló Peñarroya le fueron en contra. Un triple de Tyson Pérez, una pérdida de Punter, otro rebote ofensivo del dominicano... Todo le salió al revés a los catalanes y el partido llegó a una prórroga en la que ni los ocho puntos de Kevin Punter fueron suficientes. Unicaja resistió, fue más seguro, y se llevó unos cuartos de final apoteósicos, de puro baloncesto, mientras en París se dirimía otra final épica entre Sinner y Alcaraz (97-95).
El partido se explica en ese minuto en el que al Barça se le apagaron las luces y le dio vida a un Unicaja que estaba moribundo. Un minuto, el último del partido, que también puede decidir el futuro de Joan Peñarroya, que acabó sin palabras, sin reproches, emocionado, casi llorando y con un mensaje claro: “Esta derrota es muy dura, como toda la temporada”.
La sobriedad azulgrana en Málaga se explica en el tercer cuarto. El Barça llegó uno abajo (43-42) y acabó nueve arriba (55-64), todo ello gracias a una defensa en zona que ahogó a Unicaja, con una solidaridad vista pocas veces, un control del rebote y un dinamismo en ataque que impidió que los de Ibon Navarro encontraran un patrón. Del acierto de Anderson desde el perímetro (43-47), al recital de anotación de Kevin Punter (49-56) pasando por el alley oop de Brizuela y Fall (53-62). Inspiración, talento y juego por dentro. El Barça neutralizó el ambiente y creció a través de la defensa. Algo que ya se intuía desde el primer minuto.
El Barça borró la imagen lamentable del viernes
Los blaugrana defendieron mejor, Punter hizo 37 puntos y llegaron a ganar de diez
Porque a los 120 segundos de partido, ya se podía asegurar que el Barça iba a ser un equipo. Alejado de la imagen del viernes, que despertó algunos pañuelos en el Palau Blaugrana, se mostró más compacto y coral. Peñarroya apostó por Willy Hernangómez para ganar juego interior y el ataque blaugrana fue más dinámico.
Pese al empuje inicial de Unicaja (11-6), un parcial de 0-8 puso al Barça por delante por primera vez (11-14). Parker estaba entonado y el Barça controló el tiro de tres de Unicaja, pero descuidó la pintura. Desde el poste bajo o con penetraciones de un Tyson Carter estelar, Unicaja le dio la vuelta en dos minutos (20-14). Youssoupha Fall y Hernangómez se habían cargado con dos faltas y el Martin Carpena llevó a hombros a sus jugadores antes del final del primer parcial (24-18).
El minuto clave del partido
El Barça ganaba de siete a falta de un minuto y Unicaja forzó la prórroga
“Hay que aguantar en los momentos malos”, dijo justo antes del comienzo Ibon Navarro. Y esos llegaron en el segundo cuarto. El Barça alineó un quinteto de más altura, tiró de brazos y fue más agresivo, y poco a poco empezó a equilibrar el encuentro con un Punter estelar y con la aparición de Álex Abrines, que había insinuado el viernes que este podía ser su último partido. El norteamericano hizo 14 puntos en este cuarto, se echó al equipo a la espalda, y el Barça pasó del 30-20 abajo al 38-41. Había encontrado el camino.
Al descanso, todo estaba por decidir (43-42), pero el Barça ya estaba por delante en rebotes y promediaba un 60% de acierto en tiros de tres. Su gran baza, a la que se sumó un Anderson que estaba haciendo un partido discreto hasta que calentó la mano. Y llegó ese tercer cuarto que puso por delante al Barça, y ese último cuarto en el que tocaron la victoria con ventajas de hasta diez puntos (65-75). Pero Unicaja siempre creyó. Y encontró el premio. Y ahora en el Barça llega la hora de las vacaciones y de las consecuencias de un año para olvidar.
