Hay despachos que estan sacados de una revista de decoración o de una novela de Bret Easton Ellis, sin personalidad, asépticos, platós de rodaje deshabitados. No es el caso del de Deco. Situado en la segunda planta de la ciudad deportiva, con vistas al campo Tito Vilanova (están replantando el césped), está lleno de vida. Se nota enseguida que allí se hacen más horas que un reloj igual que a la máquina de café que hay se le han sacado muchas tazas. El director deportivo del Barça puede salir de viaje en cualquier momento y en un rincón no falta una maleta. En el perchero cuelgan dos chaquetas de la marca que viste al Barça por si se le requiere en algún acto oficial.

Deco posa para ‘La Vanguardia’, el pasado viernes en la Ciutat Esportiva Joan Gamper
Hay más detalles que invitan a pensar que allí se cuecen cosas. De las importantes. En una de las paredes, lucen dos pizarras. En la magnética, con un campo de fútbol dibujado, están las fichas de todos los jugadores del primer equipo (algunos fuera del terreno de juego. ¿Pistas?). En la otra, de tanto que se ha escrito con rotulador, quedan marcas aunque se haya borrado con esmero (¿Más pistas?).
Deco llega y pide “más bolis para la pizarra” que los viejos empiezan a fallar. Está allí para trabajar y no para presumir. Y eso todavía queda más claro porque una camiseta enmarcada con su dorsal, el 20, y su nombre reposa en el suelo en vez de lucir a la altura de los ojos. En esa estancia recibe a La Vanguardia.
Ex agente de jugadores –entre ellos Raphinha–, se le nota que le apasiona la gestión, algo que le viene de su padre, dice. Y que se ha empapado del reglamento y los números del fair play de LaLiga para entenderlo. “Lo del límite salarial es una universidad continua, tienes que estudiar cada año”, dice sobre la normativa para poder inscribir jugadores. Hasta el punto de que el reglamento financiero y la regla 1:1 alguna noche le han quitado el sueño. “Sí, un poquito sí”, admite que se ha desvelado.
Lo del límite salarial es una universidad continua, tienes que estudiar cada año”
Cuando jugaba Deco –que ganó una Champions con el Oporto (2004) y otra con el Barça (2006)–, Andrés Montes le apodó “el decodificador” porque descifraba lo que necesitaba un partido. Ser intuitivo y camaleónico le ayuda ahora. Conoció de cerca a Pinto da Costa, Joan Laporta y Abramóvich, tres machos alfas que cambiaron el negocio en el s. XXI. “Y a Peter Kenyon”, se apresura a recordar al CEO del Chelsea. Lo que aprendió de ellos lo aplica para convencer a jugadores porque les transmite pasión y credibilidad.
Cuando trabajas fuerte, buscas mejorar, soluciones, y compites a un nivel alto de juego y con ese compromiso, algo vas a ganar”
Algo que también ha percibido Hansi (lo pronuncia con una h tan aspirada que casi es muda) Flick. El técnico siempre le elogia por los preparadores físicos, con Julio Tous a la cabeza, que le proporcionó. Juntos pasaron la crisis de resultados de diciembre y Deco le trasladó confianza. “Si seguimos así, algo nos va a tocar. Porque es así. Cuando trabajas fuerte, buscas mejorar, soluciones, y compites a un nivel alto de juego y con ese compromiso, algo vas a ganar”, analiza. Fueron la Liga, la Copa y la Supercopa. Pero quiere más. “Este equipo ha devuelto la ilusión al barcelonismo”, dice. Pero no quiere ponerse nota. Sabe que su misión es “intentar alargar en el tiempo lo máximo posible la ilusión y el ciclo”. Porque si no vendrá otro. Esto es el Barça y ya le pasó como jugador.