Koundé en esencia: una advertencia, su doble cara y una vieja historia de Fernando Redondo

La contracrónica

El francés marcó el gol pero pudo propiciar el 2-2 con una pérdida en mediocampo: “No me gustaron los últimos 25 minutos, nos complicamos la vida”

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Jules Koundé, después de anotar el 1-1 que le daba al Barça la posibilidad de empatar ante la Real Sociedad antes del descanso 

JOSEP LAGO / AFP

Antes de correr feliz y sonriente hacia el córner que previamente había servido con precisión y fuerza Marcus Rashford, Jules Koundé se lanzó dolorido al suelo. Hubo un saque de esquina anterior que acabó con el francés doliéndose. Alguien de blanquiazul, en una treta, le tiró de las rastas en pleno forcejeo.

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Seguro que en aquel momento Daniel Passarella, que fuera seleccionador argentino, se levantó del sillón exaltado por confirmar la teoría que había defendido toda la vida: los futbolistas deben llevar el pelo corto. No hacerlo es darle una oportunidad al rival.

Su cerrazón le llevó a mantener un pulso histórico con Fernando Redondo, al que no convocó a mediados de los 90. “Forma parte de mi personalidad, de mi imagen”, confesaba el futbolista del Real Madrid. ¿La melena o la vida? La vida. Gabriel Batistuta o el ‘Burrito’ Ortega pasaron por el aro y se raparon; la polémica llenó páginas en Argentina, hasta Diego Maradona tildó de “estupidez” la manía de Passarella.

Pero Hansi Flick no es Passarella. Es férreo pero deja que los jugadores se expresen con su personalidad, en el campo y fuera, algo necesario para un futbolista tan distinto como el francés, quien se negaba a jugar de lateral cuando se ha convertido en uno de los mejores del mundo o que podría ser modelo en cualquier pasarela. Su vida transcurre en la paradoja.

Y también su partido. El francés, activo en el juego ofensivo con Bardghji como aliado, con su gol determinante para rescatar a un Barça impreciso en los remates, también lució sus sombras en defensa en algunas fases del encuentro.

Faltó intensidad, repliegue y no cerramos el pase por dentro”

Apareció en la fotografía del 0-1, cuando Barrenetxea le sacó dos metros en apenas tres, en un cambio de ritmo que pilló confiado al francés, que le dejó demasiado margen. Ya en el segundo tiempo, Kubo estrelló un remate al poste que hubiera sido el 2-2. Una pérdida del francés en mediocampo abrió el camino de la Real.

“No me gustaron los últimos 25 minutos, sufrimos, no tuvimos la pelota. Pudimos hacer más goles antes. Faltó intensidad, repliegue, no cerramos el pase por dentro que ya nos mató en el gol inicial. Luego te pones a correr para atrás, ellos son rápidos, nos complicamos el partido”, argumentó el defensor, a pie de campo. Uno de los acusados confesando el delito.

Con la competencia seria de Eric García en el costado derecho, quien ya demostró el curso pasado su fiabilidad y su oportunismo en el área (dos goles ante el Inter de Milán), Flick ha ido dosificando a Koundé en este comienzo de Liga, aunque en su caso, a diferencia de otros jugadores como Dani Olmo, las lesiones no acostumbran a ser un problema. El trabajo invisible de Koundé es el mejor de la plantilla, tanto que hasta Flick deslizó su asombro el curso pasado.

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Como Bob Marley (por las rastas), Koundé fue Koundé ante la Real. Ser tú mismo siempre es una buena noticia, es la pasarela a otro año de éxito aunque el culé, desde el sillón de su casa, quieras en ocasiones tirarse de los pelos como Passarella.

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