Jugar como visitante en la Champions exige oficio y el Barcelona debe cambiar mucho su apatía defensiva si quiere seguir jugando a tomar riesgos sin quedar expuesto constantemente. Ni el mejor Lamine Yamal le bastó para ganar en Bélgica. Las concesiones en defensa penalizaron la increíble noche de su estrella. Como Aquiles, el talón de Lamine está en su propio cuerpo, es su equipo, que hizo aguas en defensa. Cada vez que el diez reaccionaba y empataba, el Barça regalaba de forma reincidente. Y así fue imposible hasta para un elegido.
El Brujas dejó retratada la baja intensidad de los blaugrana, que borraron de sopetón los brotes verdes de energía que se habían visto recientemente. Lejos de comerse el césped, la presión en el Jan Breydelstadion dejó mucho que desear.
Imposible hasta para un elegido
Cada vez que el crack se rebelaba, reaccionaba e igualaba, la defensa regalaba otro gol
Los belgas agujerearon con demasiada facilidad la tímida presión del Barça de Flick. Así llegaron los dos goles en los primeros veinte minutos. Pero es que antes ni un saque de banda cerca del área local supo contrarrestar el Barcelona. Sabbe puso la pelota en juego en la banda derecha y con tres toques el esférico llegó a Tzolis en la punta izquierda que probó a Szczesny. A la siguiente, el Brujas no perdonaría.
El portero belga sacó rápido con las manos y atrapó al Barça totalmente desprevenido, mal situado. Para más inri, Koundé se quedó enganchado y habilitó la carrera de Forbs por la derecha. El centro del portugués lo remachó a placer Tresoldi como si partiese con un cuchillo afiladísimo una mantequilla blanda.
Pecados reincidentes
El Brujas perforó una y otra vez la inexistente presión blaugrana y el VAR le anuló el 4-3
Si los visitantes tenían grietas en defensa, los locales no les anduvieron a la zaga porque a la jugada siguiente, con la misma comodidad, Lamine Yamal activó la carrera de Fermín por la derecha, que con espacio dejó solo a Ferran Torres, que con un toque sutil superó la media salida de Jackers.
Parecía que el Barcelona había aprendido la lección, pero no fue así. Porque de un córner a favor de los blaugrana llegó un gol en contra en una transición que los barcelonistas nunca supieron frenar. Ni Rashford luchó el balón dividido, ni Casadó se atrevió a ir hacia delante y el retorno de De Jong fue al trote. En conclusión, entre Forbs y Tzolis con una pared se deshicieron de Balde y el portugués, con todo a favor, batió a Szczesny, que no puede dejar la portería a cero nunca.
El Brujas, con muy poco, perforó un boquete de dimensiones descomunales en el epicentro del Barça, al que penalizaba jugar con una defensa tan adelantada sin imponerse en ningún duelo, con tanta desidia.
Lo único bueno que sacó el Barcelona de esa pasividad fue que volvió el gran liderazgo de Lamine Yamal, ese futbolista al que no le importa cargarse a todo un club a las espaldas ni poner el 10. El genio dormido despertó y se creció, recordando por momentos al de la eliminatoria con el Inter, acercándose como nunca a su mejor versión.
Debilidad
Szczesny aún no ha podido mantener la portería a cero esta temporada
El chaval iluminó el camino y se inventó un gran pase a Ferran Torres, al que invitó a hacer el 2-2 pero que no supo embocar tras recortar al portero. Igual que antes Koundé chutó al larguero y después, ya en la segunda mitad, lo haría Eric Garcia con un trallazo.
Flick recurrió a Lewandowski, como referencia, y a Olmo, como interior. Pero no fueron los hombres de refresco sino el chico maravilla quien lo hizo todo, como si fuese omnipoderoso. Con una jugada de ensueño y de ballet se deshizo de todos los defensas que le salieron al paso, después se apoyó en Fermín que se la devolvió de tacón, para que él suavemente con el exterior de la bota zurda sentase al portero. Un gol de crack mundial.
Una actuación así debió tener más recompensa pero si no la tuvo fue porque su equipo no dejó de regalar en defensa. Forbs, que venía de fallar a puerta vacía desde cerca, se presentó en carrera como Pedro por su casa ante Szczesny y le picó el balón para hacer el tercero de los belgas.
Ni así el Brujas pudo respirar porque enfrente tenía un futbolista endiablado que aterrorizaba cada vez que encaraba. Jackers tuvo que volar para sacarle una rosca milimétrica y Tzolis, en su intención de despejar un centro del 10 del Barça, peinó y despistó a su portero y marcó en su propia portería. Ese era el pánico que provocaba cada acción de Lamine, que por activa y por pasiva era el único en rebelarse en un equipo que siempre fue a remolque.
Increíble pero cierto, el Barça no aprovechó la exhibición de un Lamine Yamal en estado de gracia. Y no lo hizo por sus propios errores. Para colmo para el mejor futbolista de partido, en la recta final, el Brujas estuvo a punto de llevarse el triunfo. Diakhon casi hace el cuarto desde la derecha y Vermant casi le roba la cartera a Szczesny que arriesgó con un regate. De hecho, el delantero se llevó la pelota y marcó pero había atropellado al portero y el VAR anuló el 4-3, que hubiera sido un castigo injusto para Lamine pero correctivo razonable para un Barça vulnerable, casi desnudo.
Ficha técnica
Brujas, 3 - Barcelona, 3
Brujas: Jackers, Sabbe, Ordóñez, Mechele, Seys, Stankovic, Onyedika (Audoor 84 (Vetlesen 87)), Carlos Forbs (Diakhon 78), Vanaken, Tzolis y Tresoldi (Vermant 78).
Entrenador: Nicky Hayen
Barcelona: Szczesny, Koundé, Araújo, Eric Garcia (Cubarsí 93), Balde (Gerard Martín 93), De Jong, Casadó (Olmo 58), Fermín; Lamine Yamal, Ferran Torres (Lewandowski 58) y Rashford (Roony Bardghji 83).
Entrenador: Hansi Flick
Goles: 1-0 Tresoldi (6). 1-1 Ferran Torres (8). 2-1 Forbs (17). 2-2 Lamine Yamal (61). 3-2 Forbs (64). 3-3 Tzolis (p.p.) (77).
Árbitro: Anthony Taylor (ING).
Tarjetas: Amarillas a Seys, Koundé, Diakhon, Lamine Yamal y Fermín.
Estadio: Jan Breydelstadion (Unos 29.000 espectadores)
