“Me gusta ser presidente del Barça porque puedo hacer feliz a mucha gente”, cuenta Joan Laporta en una de sus últimas respuestas a Jordi Basté. Lo hace mirando el Camp Nou desde un asiento azul en el programa Pla Seqüència, el nuevo formato de La 2Cat producido por NSN Media, en el que Basté mantiene una conversación de 55 minutos grabada en un único plano secuencia. Es decir, sin interrupción.
El viaje de Laporta acaba en el futuro nuevo estadio y hablando del Barça. Pero empieza en su despacho presidencial, donde desgrana algunos aspectos de su vida personal que explican, en parte, la personalidad del presidente. Laporta cuenta que siempre quiso ser médico –como su padre, pediatra, y su abuelo–, pero la nota de corte no le alcanzó: “Saqué un 6,5 de media y se pedía un 7,2 ”.
Esa media, cuenta el presidente, se debe en parte a un episodio vivido durante su etapa en los Maristas, donde fue expulsado cuando cursaba COU: “Robamos un examen de Física y se lo pasé a mis compañeros. Yo era el delegado y quien tenía las llaves de la sala de profesores”, confiesa. Sus padres recibieron una carta en la que se les informaba de su expulsión. Laporta, con buena memoria, recuerda bien los argumentos que reflejaba el texto: “Repetidas faltas de asistencia no justificadas, actitud negativa respecto al grupo, faltas de respeto al profesorado y robo de exámenes”.
Robamos un examen de Física y se lo pasé a mis compañeros. Yo era el delegado y quien tenía las llaves de la sala de profesores”
Acabó aprobando el COU en una academia e ingresando en la Facultad de Derecho “porque, entre otras cosas, tenía un bar”, cuenta. Antes, sus compañeros de clase –entre ellos el actual vicepresidente, Rafa Yuste, y Alfons Godall– lideraron una protesta a las puertas del colegio por su expulsión. “A mi padre le cambió la cara”, confiesa.
Laporta conversando con Jordi Basté en su despacho
Entre anécdotas del servicio militar –desde una huelga que lideró en Tenerife por la comida hasta dos escapadas para ir a una fiesta en Barcelona desde Valladolid y por un viaje de 19 días a Egipto con una amiga especial—, Laporta explica también, muy emocionado, cómo Constanza Echevarría, madre de sus tres hijos, se recuperó de un cáncer cuando se acababan de separar (aún no han firmado el divorcio).
La relación con Messi no ha tenido continuidad y eso me pone triste. Ojalá nos reencontremos”
El presidente, que se define como catalanista y que, como su padre, “se sentía cómodo con el expresidente Pujol”, habla también de la admiración por su suegro, fallecido recientemente, Juan Echevarría, a quien define como “más que un falangista, un joseantoniano que me ayudó mucho”, y del papel de su cuñado Alejandro Echevarría en el Barça: “Lo llamo il cancilleri. Es un alma libre, está cómodo sin cargo”.
Mi suegro más que un falangista fue un joseantoniano que me ayudó mucho”
El programa avanza hasta el estadio, con una parada en la capilla de la futura Moreneta donde Laporta confiesa que es creyente no practicante. “Voy a misa una vez al año. Por Navidad, con mi madre. Me gusta la misa del gallo cantada”, cuenta. Pisa el campo. Y señala su butaca como socio: asiento 20, fila 11, boca 229. Laporta, que, antes del estallido del Caso Negreira, tenía una relación “de concordia institucional” con Florentino Pérez, asegura que quiere seguir siendo presidente “para dejarlo a quien venga con velocidad de crucero”.
Y termina hablando de Messi: “Alejandro nos puso en contacto por teléfono el día de su cumpleaños, un año después de su marcha. La relación no ha tenido continuidad y eso me pone triste. Ojalá nos reencontremos”, confiesa, mientras habla de Lamine Yamal como “presente y futuro”. Igual que Pedri y el resto de jóvenes.
El programa acaba con una frase que, de nuevo, define al presidente: “Tenemos suerte. Pero la suerte se busca. Como decía Johan, está en los pequeños detalles”.
