Nuevo episodio racista en LaLiga. Hacia el minuto 16, el árbitro Guillermo Cuadra Fernández paró momentáneamente el partido entre el Espanyol y el Athletic (aunque el tiempo siguió corriendo) después de que Iñaki Williams le indicara que había un sector de la grada del RCDE Stadium que estaba profiriendo insultos racistas contra Maroan Sannadi. Aunque en un primer momento se creyó que estas faltas de respeto eran dirigidas hacia Williams, él aclaró en declaraciones posteriores que el afectado era el canterano.
El colegiado se dirigió hasta los delegados de campo de ambos equipos para notificarles que activaba el protocolo antirracismo. Tal como estipula el mismo, si estos se repitieran en algún momento del encuentro, Cuadra Fernández detendría el duelo y mandaría a los jugadores al vestuario.
El club blanquiazul leyó a través de la megafonía un comunicado en el que se recuerda las consecuencias que implica el hecho de que se realicen insultos xenófobos, racistas u homofóbicos: “Se ha producido un incidente racista. El árbitro ha detenido el partido. El racismo es intolerable y se detendrá el partido si vuelve a suceder”. En las pantallas del estadio también se proyectó el siguiente mensaje: “Se recuerda que la legislación para la prevención de la violencia en el deporte prohíbe y sanciona la participación activa en actos violentos, xenófobos, homofóbicos o racistas”.
Tras unos cuatro minutos en los que discurrieron estos hechos, el partido entre los pericos y los bilbaínos se reanudó. Eso sí, cada vez que Williams tocaba el balón, recibía pitos por parte de algunos aficionados del Espanyol.

Imagen del mensaje proyectado en la pantalla del estadio.
A través de las redes sociales, la entidad perica publicó un mensaje en el que condena “rotundamente cualquier muestra de racismo en los campos de fútbol”. En dicha publicación, añadió una imagen con la frase “La fuerza de un sentimiento contra el racismo”.
No es la primera vez que hay insultos racistas en Cornellà. En enero de 2020, una parte de la grada blanquiazul despidió a Iñaki Williams con gritos de “uh, uh, uh, uh”. El caso llegó a los juzgados y se trató de la primera denuncia que se presentaba por insultos racistas en un partido de fútbol. Las investigaciones policiales permitieron identificar a tres seguidores, autores de estas faltas de respeto. El club también identificó a doce personas y adoptó medidas contra ellos.
La Fiscalía solicitó en 2022 para uno de los aficionados una pena de dos años de cárcel y una multa de 5.500 euros, además de no poder entrar en un estadio de fútbol durante los próximos cinco años.