Cuando el 30 de junio del año pasado el Barça se despedía de los cedidos del curso 2024-25 a través de las redes sociales, el club blaugrana tuvo que recular en las publicaciones dedicadas a los Joãos. Había escrito, como de costumbre en el caso de los futbolistas en esa situación contractual, que ni João Félix ni João Cancelo continuarían vistiendo de blaugrana al expirar en esa fecha el acuerdo con el Atlético de Madrid y el Manchester City, respectivamente.
Sin embargo, el community manager de turno se vio obligado a borrar sendos mensajes y quitar el “no seguirá” en cada uno de los casos, pues la intención de la entidad era volver a contar con ambos de cara a la futura temporada, siempre y cuando económicamente fuera viable. Incluso Hansi Flick había mostrado interés en priorizar la continuidad de João Félix cuando en la capital catalana aún se desconocían los superpoderes del técnico alemán para recuperar jugadores -véase el caso de Raphinha-.
Pérdida de peso en el equipo
El rendimiento del exatlético y exblaugrana en el Milan se limita a un gol en 19 encuentros, lo que dificulta su continuidad
Pero el desenlace de esa historia es por todos conocida. El camino de Félix, petición expresa de Xavi que decepcionó -pasó a tener un papel residual en el tramo final de temporada-, fue por otros derroteros. Regresó en verano a Majadahonda para ejercitarse en solitario hasta que el Atlético de Madrid le encontrara acomodo. No quería ver al Cholo Simeone ni el entrenador argentino quería verle a él.
Descartado su regreso en Barcelona, curiosamente volvió a llamar a la puerta el Chelsea, donde había jugado en calidad de préstamo unos meses antes de ir a parar al Barça. En Londres tampoco había dejado huella (4 goles en 20 partidos), pero los blues, derrochadores como pocos en las últimas ventanas de mercado, echaron un cable al Atlético para recuperar parte de la cuantía desorbitada abonada en su día: 127 millones de euros pagaron por la joya portuguesa.

João Félix tampoco ha cuajado en Italia
El Chelsea desembolsó esta temporada 52 'kilos' por un delantero que a los pocos meses situó en la rampa de salida. Enzo Maresca sólo le daba continuidad en la Conference League con los suplentes (marcó 4 de los 7 goles de esta segunda etapa en la competición europea menor) y el Milan acudió al rescate en el mercado invernal.
El inicio no pudo ser más esperanzador. En febrero, a los pocos minutos de debutar con la camiseta rossonera, anotó ante la Roma con un toque sutil un gol que certificaba el pase a semifinales de la copa italiana con su nuevo equipo. Parecía que esta vez sí, que en Italia podría encontrar su sitio y gozar de la confianza necesaria para cumplir con las expectativas. Nada más lejos de la realidad. En un club irregular como es el Milan actual, ese ha sido su único gol hasta el momento -tampoco ha dado ninguna asistencia- en 19 encuentros y su participación a las órdenes de su compatriota Sérgio Conceição ha ido decayendo. Verle salir desde el banquillo ha sido habitual en los últimos encuentros.
El Chelsea, propiedad del jugador, pagó 52 millones el pasado verano tras no concretarse su regreso al Barça
Este miércoles la imagen volvió a repetirse. Entró en la final de Coppa a falta de media hora para intentar revertir la situación de su equipo, que perdía contra el Bolonia por un gol de Dan Ndoye (1-0). Sin mayor incidencia en el choque, el resultado ya no se movió y el conjunto rossoblù logró levantar un título 51 años después.
João Félix suma una nueva decepción y su nulo impacto en la ciudad deportiva de Milanello hace impensable que Zlatan Ibrahimovic, ahora asesor deportivo del club, mueva un dedo para retener al jugador. De hecho, el especialista en el mercato Fabrizio Romano da por hecha su salida al término de la temporada, como también la de Conceição.
A sus 25 años, el futuro que le depara es toda una incógnita. Sin peso tampoco en la selección portuguesa, parece que el rédito de un estallido precoz ha llegado a su fin. Su indudable talento, acompañado de una actitud poco constructiva, no le ha servido para ganarse el cariño de ninguno de los entrenadores que ha tenido desde que salió del Benfica. Quizá en Lisboa, donde dio el salto como profesional cuando tenía 17 años, podría encontrar la felicidad que tanto anhela sobre el campo. Esa hipotética vía siempre llegaría mediante una nueva cesión o una rescisión de contrato, pues João Félix tiene contrato con el Chelsea hasta junio del 2030.