La primera edición del Mundial de Clubs está dejando cifras preocupantes. La ocupación media de los estadios ha sido hasta ahora del 57 % y el club con más público con diferencia ha sido el Real Madrid, según un informe Sports Business Journal.
El análisis de aforo revela un escenario muy desigual. La mitad de los 16 partidos disputados apenas alcanzaron el 50 % de capacidad, e incluso hubo encuentros con tasas tan bajas como 13 %, entre el Ulsan Hyundai y el Mamelodi Sundowns en Orlando, con solo 3.412 asistentes en un estadio con capacidad para 25.500.
Pero cuando entran en liza los grandes nombres, la historia cambia. El Real Madrid ha sido el club más eficaz a la hora de atraer público, con dos de tres partidos colgando el cartel de sold‑out (el penúltimo partido contra el Pachuca tuvo un 94% de público). Le siguen el PSG y el Atlético de Madrid, que reunieron 80.000 espectadores en su partido en el Rose Bowl Stadium). El Inter Miami de Messi y el Palmeiras brasileño son los siguientes de la lista con más afluencia de público.
MUNDIAL DE CLUBS
PARTIDOS CON MÁS PÚBLICO
▪️PSG - Atlético Madrid: 80.619
▪️Real Madrid - Pachuca: 70.248
▪️Boca - Bayern Munich: 63.587
▪️Real Madrid - Al Hilal: 62.415
▪️Inter Miami - Al Ahly FC: 60.927
▪️Monterrey - RiverPlate: 57.300
Esta irregularidad ha llevado a la FIFA a reducir los precios hasta un 90 % en algunos casos. El objetivo es mitigar la falta de interés en ciertos partidos y mejorar la imagen del torneo. De hecho, se han vendido más de 1,5 millones de entradas, pero aún así sobran cientos de miles de asientos.
Los estadios en Estados Unidos, salvo excepciones, no han logrado llenar sus gradas. Solo los encuentros con superestrellas han superado el umbral del 90 % de aforo, destacando los partidos del Real Madrid o el duelo PSG–Atlético. Por el contrario, otros clubes como Inter de Milán, Chelsea o Ulsan Hyundai, han sufrido niveles de ocupación muy por debajo del 50 %.
Escaparate sin espectadores
El torneo mundial que aún busca su público
La baja asistencia plantea interrogantes sobre la capacidad real del torneo para conectar con el aficionado global, especialmente en sedes sin solera futbolística. Aun así, la FIFA defiende que el evento cumple su función de “escenario global” para generar nuevas historias y preparar sedes de cara al Mundial de selecciones del 2026.
