“La derrota es merecida y duele. No hemos dado el nivel. He sentido que nos faltaba una marcha o dos. Tal vez sea un daño positivo para el futuro”, admite Xabi Alonso, que baja la cabeza en el vientre del Metropolitano y repite el mantra, repite y repite:
“La derrota era merecida”.
“En los balones aéreos o al espacio hemos sido perdedores, no fluía el juego, nos lo merecíamos”, insiste, tanto como le insisten los cronistas pues le preguntan lo mismo una y otra vez: “Esta derrota no la olvidaremos, pero esto es la Liga y estamos en construcción. No hemos dado el nivel y tendremos que subirlo. Debemos utilizar este dolor de una manera positiva”.
(“Recibir un palo también viene bien, nos recuerda que no todo es el olor a rosas”, le acompaña en el pensamiento Carvajal, el capitán blanco).
El arreón vespertino en el Metropolitano es extraordinario: hacía 75 años que el Atleti no le marcaba cinco o más goles a los blancos.
El último dato es significativo y justifica las lágrimas de Simeone, técnico sufriente pues las cosas le van regular en estos últimos meses:
“Era lo normal, el Madrid es uno de los mejores equipos del mundo, pero nosotros hemos sabido encontrar las maneras, los jugadores se entendieron bien y el equipo lo hizo bien”, dice Simeone, que rompe a llorar en la banda, se mesa los cabellos, se arrodilla como el profeta, es el cholo a tumba abierta.
–¿Y sus lágrimas en el campo?
–Hay muchas emociones, la temporada empezó con dificultades, hay mucho esfuerzo de los trabajadores que no se ve. La clave está en la fe, en saber qué debemos hacer para mejorar: lo que hemos hecho es lo que buscábamos, atacar con gente por fuera y centrar para Sorloth.

