La felicidad

Pelotas fuera

Usted habrá oído mil veces que no es más feliz el que más tiene sino el que menos desea.

La frase es tan de uso común que no hay manera de atribuirla con seguridad a ningún pensador en concreto, pues son muchos los que la han prescrito utilizando palabras diversas.

Lo cierto es que no es necesario un gran cerebro para articular tamaño pensamiento. Estamos ante una idea de lo más básico. Cualquier persona un poco vivida tiende a llegar a una conclusión similar aunque ande corta de entendimiento. Ello incluye incluso a aquellos que ya repetían curso en parvulitos.

Pelillos a la mar pese a los retrasos, la falta de explicaciones y la improvisación

Así las cosas, queda claro que el barcelonismo actúa de la forma más natural dejándose embargar por la euforia desmedida en su regreso a un estadio a medio hacer. Hay tantas ganas de disfrutar que la masa social blaugrana no ha necesitado si quiera esperar al habitual bien está lo que bien acaba para dejarse llevar por la alegría. Porque para acabar, lo que se dice acabar, largo nos lo fían.

Pelillos a la mar con los retrasos, los incumplimientos, la falta de explicaciones y la improvisación. Y al demonio también con los aficionados que se quejan del precio de las entradas. ¿Acaso no hemos quedado que toca desprenderse del deseo para estar bien con uno mismo? A freír espárragos con quienes aprovechan cualquier esquina para echarse a llorar. A ver, ¿no tienen un sofá, una mantita y una televisión? Pues disfruten de la comodidad del hogar. Y alégrense, como buenos cristianos, por el prójimo -mayormente turista- que se pelará de frío en las gradas del Camp Nou.

General view inside the stadium ahead during the training day of FC Barcelona open doors for the fans at the Spotify Camp Nou stadium on November 07, 2025 in Barcelona, Spain.

Interior del Spotify Camp Nou durante el entrenamiento a puertas abiertas del pasado 7 de noviembre

Javier Borrego / Europa Press

Descontados estos picajosos y aguafiestas, pobrecillos, la masa culé en su conjunto es un colectivo ejemplar. Budistas sin ser conscientes de ello. “No hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino”, dijo el maestro. Y tan largo ha sido y será todavía el camino del Camp Nou que la afición seguirá teniendo tiempo para engordar de gozo y alegranza. Para seguir a Buda hasta el final, y evitar el bajón el día que el estadio se inaugure de verdad, convendría que Laporta obligase a la constructora Limak a dejar al menos una grúa y treinta metros de grada inacabadas para la eternidad.

Contra quienes quieren aguar la fiesta del barcelonismo con críticas desmedidas hay que mostrarse inflexibles e implacables. Esas gentes que quieren menguar y desmerecer la euforia del regreso a un estadio en obras no son más que quintacolumnistas, malos barcelonistas o, en el mejor y más benévolo de los casos, pobres gentes que no saben disfrutar de su fortuna.

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Desconocen que los demás sí han alcanzado un nivel superior de barcelonismo gracias a un fiel seguidismo de todas estas enseñanzas sobre el gozo. También las de Séneca. Pregonó en su día el filósofo romano que no ha de importarte que te tomen por tonto si quieres ser feliz.

Ni siquiera serlo, quizás cabría añadir.

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