Muchos birdies, algunas escaramuzas y una paliza histórica: Europa manda en la Ryder Cup

Golf | Ryder Cup

El equipo de Luke Donald firma otra jornada de leyenda y firma la mayor diferencia de siempre tras la segunda jornada

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Justin Rose fue uno de los protagonistas de la jornada

HARRY HOW / AFP

La Ryder Cup está vista para sentencia. No, aún no se ha acabado, pero Europa se la va a llevar de vuelta a casa. Pocos albergan dudas de eso después de dos jornadas en las que el equipo de Luke Donald ha ejercido un dominio en territorio enemigo aplastante e insultante.

Sólo hace falta mirar el marcador para darse cuenta de la exhibición histórica del Viejo Continente en Bethpage Black. Los siete puntos de renta (4,5 -11,5) con los que afrontará la última jornada, la de los 12 individuales, es la mayor diferencia entre los dos equipos en toda la era moderna de la Ryder Cup, desde 1979. Y, por supuesto, la mayor que ha tenido jamás Europa en toda la historia de la competición.

Marcador de leyenda a falta de una jornada

Estados Unidos, 4,5 - Europa, 11,5

Y eso que la cosa aún pudo ser peor para los americanos, que sumaron un punto a última hora, el de Spaun y Schauffele ante Rahm y Straka en el 18, para no quedarse en blanco en la jornada vespertina de fourballs.

La incompetencia americana la personaliza Scottie Scheffler, el mejor golfista del mundo con mucha diferencia -sin ofender a McIlroy-, que sigue acumulando desastres en la Ryder Cup. En Bethpage Black ha jugado los cuatro partidos y los ha perdido todos. Es inaudito, aunque también refleja que este torneo es diferente a cualquier otro. Scheffler, como ya sucediera en Roma, no pudo contener las lágrimas a la conclusión de la jornada. Es humano.

La segunda jornada de la Ryder no tuvo desperdicio. Nueva York enseñó sus garras y se notó un evidente aumento de temperatura en las gradas, donde hubo más gente que nunca aprovechando que era sábado. Y, a nivel competitivo, los golfistas dieron un auténtico espectáculo.

Hay que destacar por encima de todos el partido de fourball vespertino que firmaron Justin Rose y Tommy Fleetwood, que se cargaron a DeChambeau y Scheffler en el hoyo 16 (3 y 2), Fue uno de los mejores partidos de parejas en la historia de la competición sin ninguna duda, con un nivel de golf excelso. Basta resaltar que entre los dos ingleses llegaron a sumar la friolera de 11 birdies, por 7 de los americanos, que además hicieron un eagle.

Pero la jornada también estuvo marcada por un par de escamaruzas, que elevaron el tono del evento, demasiado calmado en su estreno. Por un lado, Rory McIlroy se las tuvo con el público, que no paró de chillarle y molestarle cuando se ponía en la bola. El norirlandés acabó encarándose en varias ocasiones a algunos aficionados mientras sus contrincantes americanos, especialmente Justin Thomas, pedía calma a la grada. Eso derivó en varios momentos de tensión que incluso provocaron que se aumentaran las medidas de seguridad en su partido.

El otro incidente tuvo lugar en el green del 15 y, en un principio, lo protagonizaron Justin Rose y el caddie de Bryson DeChambeau, Greg Bodine. El jugador inglés le pidió a Bodine que se apartara de su línea cuando iba a puttear y este se lo tomó muy mal. Al acabar el hoyo fue a pedirle explicaciones, como exigiendo más respeto, y al jaleo se unió DeChambeau, con un feo intercambio de palabras con Fleetwood. Incluso Francesco Molinari, uno de los vicecapitanes de Donald, tuvo que interceder para pedir calma.

Pero por muchas cortinas de humo que quisieran poner los estadounidenses, quizás desbordados ante la poderosa superioridad del rival, la realidad no quedó escondida, con los europeos convertidos en el segundo equipo de la historia en ganar las cuatro primeras sesiones.

En el recorrido Bethpage Black sólo hay un color y no es precisamente el negro, sino el azul de Europa, al que apenas le separan dos puntos y medio de ganar una nueva Ryder Cup.

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