El salvaje récord de Marchand se gestó con descanso y frenando cuando todos aceleran

Natación | Mundiales

El francés pulverizó la plusmarca de Ryan Lochte en los 200 estilos con un tiempo de 1m52s69 gracias a la mejora en la mariposa y la espalda y a sus inmejorables subacuáticos

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Léon Marchand, después de batir el récord de los 200 estilos en los Mundiales de Singapur. 

FAZRY ISMAIL / EFE

Minutos antes de lanzarse a la piscina y pulverizar el récord mundial de los 200 estilos, Léon Marchand cogió el teléfono y llamó a su entrenador, Bob Bowman. El hombre que guió los éxitos de Michael Phelps y desde septiembre hará lo propio con los de Summer McIntosh decidió no viajar a los Mundiales de Singapur. Esta temporada no había estado tan apegado a su pupilo, que se había “relajado” tras el fervor de La Marsellesa en agosto.

Marchand se fue de vacaciones, regresó a la piscina en otoño para nadar la Copa del Mundo y luego se marchó a hacer surf a Australia y a conocer como se entrena allí. Hasta finales de marzo no vio a Bowman. “Había perdido la llama, necesitaba recuperarla”, dijo.

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No solo perdió la llama. También la vida privada. Intentó pisar lo mínimo Francia porque no era capaz de “ni comprar el pan”. Comparte marcas publicitarias con su amigo Kylian Mbappé, de quien le copió la estructura familiar que le lleva la agenda y los negocios. Porque Marchand es ya una nombre de éxito, en el máximo escalón de Nike o de Louis Vuitton u Omega.

El de Toulouse, como reveló, le dijo a Bowman en esa llamada telefónica desde los intestinos del World Aquatics Arena de Singapur que se había sentido muy bien en el calentamiento y que creía que era el momento. ¿Cómo contradecir al súper campeón de París? Bowman le dio luz verde. Y los 1m52s69 fueron 'incroyables'.

“Es irreal”, dijo fundido a pie de piscina. Pero no lo era. La estrategia fue perfecta. Bowman y Marchand siempre tienen un plan.

La primera decisión fue la de suprimir los 200 mariposa. La final se nadó apenas 40 minutos antes, por lo que a Marchand siempre le perjudicaba tener que competir en dos pruebas en una tarde. Fresco, podría tener más energía. Y en cada posta se notó.

En los Juegos de París, Marchand hizo el primer tramo de mariposa en 24s72, por 24s10 en Singapur. “Para mí, el récord estará entre la espalda y la braza. Ryan Lochte era muy fuerte en ese tramo, y Marchand tiene mejor que él la segunda parte de la carrera”, explicaba minutos antes Sergi López, entrenador de Virginia Tech. En la espalda, Marchand pasó de 28s83 en París a 28s40. Había mejorado 1s05 en dos postas. Quedaba resistir.

Los enlaces en la braza son clave, y él los hace de forma que no pierde velocidad”

Jessica VallExnadadora y medallista mundial de braza

Llegaba la braza, uno de sus estilos favoritos; de hecho, es campeón olímpico del 200 gracias a su coordinación en la disciplina más complicada. “Tiene una entrada y un final de patada perfecta, es eléctrico y le permite deslizar y no perder velocidad. Los enlaces son momentos clave, cuando pasas de brazos a piernas, y él lo hace continuo. Esto solo ocurre en braza y mariposa, que son estilos de coordinación”, detalla Jessica Vall, bronce mundial en 200. Ahí Marchand nadó dos décimas más rápido que en París, ya por debajo del récord mundial de Lochte.

Y llegó el momento que le define, el último subacuático, cuando él decide frenar mientras todos aceleran. “La tolerancia al CO2 de Marchand parece excepcional. Poder realizar una patada de delfín de casi 15m en la última curva indica una capacidad para tolerar el aumento de los niveles de dióxido de carbono en sangre”, detalla el analista francés Olivier Poirier-Leroy.

Los subacuáticos hacen especial a Marchand, le ayudan a ahorrar energía -acabó en 28s06, mejor que en París- y a ganar tiempo avanzando por debajo. Con Bowman, en cada giro realiza siete patadas y al entrenar en piscina corta tiene la técnica aprendida.

“Si pateas rápida, desaceleras; si esperas, la longitud es mayor”

Olivier Pirier-LeroyAnalista francés de natación

Su primer truco es frenarse cuando va a llegar a la pared, lo que se conoce como “pausa de deslizamiento”. “Si pateas rápido, desaceleras. Si esperas, la longitud es mayor y gastas menos”, dice el analista. “Luego, realiza la llamada patada de pez, entre dos y tres, que es lateral, y eso le ayuda a impulsarse más”, añade. Y, por último, el momento de patear para volver a la superficie: “Mueve rápido los pies sin dejar zonas muertas, no pierde velocidad”. Todo eso se acompaña con una ideal “ondulación del cuerpo”.

“Es una inspiración para todos. Nunca le he visto enfadarse. Sabe controlar las situaciones más grandes”, explica Rafael Fente, compañero de equipo.

Saltó de alegría y se tumbó en el agua de Singapur. Miro al cielo. Otro reto logrado. Desbancó a Phelps, ahora a Lochte. Quiere los récords de mariposa y de braza. Quiere explorar el 200 libre. Quiere volver a ser el rey de Los Ángeles. Y quiere dejar una huella imborrable e ‘incroyable’.

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