Carles Coll se la juega al negro y le sale rojo en la final de los 200 braza

Natación | Mundiales

El tarraconense pasó el primero por los 100, seis décimas más rápido que por la mañana, pero acabó séptimo

Carmen Weiler Sastre y Estella Tonrath tampoco lograron pasar a la final de los 200 espalda (12º y 14º)

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Carles Coll, en las prueba de los 200 braza nadada en los Mundiales de Singapur 

RUNGROJ YONGRIT / EFE

Carles Coll apoyó su pierna izquierda en el poyete y miró al suelo como si visualizara la final de 200 braza que iba a nadar a continuación. Permaneció más de 20 segundos mientras escuchaba al resto del equipo español coreando su nombre junto a la tribuna de prensa. Se incorporó y se santiguó. Y se lanzó a por una medalla que le resultó imposible.

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Los 200 braza es la prueba más estratégica de la natación, donde si nadas demasiado rápido lo pagas al final y si te confías no remontas. Requiere un equilibrio que muchos nadadores tardan años en conseguir porque necesitar conocer tu cuerpo mejor que nadie para siempre nadar a tu máximo nivel. El nadador de la Universidad de Virginia Tech lo logró en semifinales con el récord de España (2m08s49), pero no en la final, donde pagó su valentía. A su favor, con 23 años, era el más joven de la final. Lo tiene todo para vivir nuevas oportunidades.

Si en las semifinales Coll pasó por el 100 a 1m01s26, en la final redujo ese tiempo en más de medio segundo (1m00s68). Fue el nadador más rápido a mitad de prueba y al final fue el último en tocar. En esos 100 metros vivió su redención.

En los Mundiales de Kazán, de 2015, Jessica Vall se colgó el bronce con una estrategia opuesta. Tocó octava a falta de 150 metros, pero muy cerca del grupo que pelearía el bronce, y remontó hasta él con fuerza para ir adelantando nadadoras a las que ya les faltaban fuerzas. Coll fue uno de ellos esta noche singapurense. En las semifinales, completó el último 100 en 1m07s22 por 1m08s76 de la final.

El nadador acabó exhausto y ciertamente contrariado por el resultado que se pudo observar en la zona mixta. Necesitaba tiempo para estar solo. Al final, por la descalificación del ruso Alexander Zhigalov, fue séptimo. El oro se lo llevó el chino de la calle 8 Qin Haiyang (2m07s41), uno de los favoritos, que venía de imponerse en los 100 y que en Fukuoka 2023 hizo triplete de la braza por primera vez en la historia. La plata se la colgó el japonés Ippei Watanabe (2m07s70) y el bronce fue para el holandés Casper Carbeau (2m07s73).

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No comenzó bien la tarde en Singapur para la delegación española. Estella Tonrath y Carmen Weiler se habían metido en las semifinales de los 200 espalda por la mañana. Incluso la joven de 18 años lo hizo con la séptima mejor marca. La final estaba barata. En la primera semifinal solamente cuatro nadadoras habían bajado de 2m09s50. Un tiempo accesible para ambas y que Tonrath ya había registrado en las eliminatorias.

Pero ninguna logró el propósito. Weiler Sastre salió rápida, valiente, pasando quinta en el primer 50 y cuarta en el 150. Pero le quedaba el último largo, donde las rivales cambian el ritmo. Ella no pudo, se le hizo larga la prueba para marcar 2m10s46. Tonrath empezó con el freno de mano y apretó al final, pero su tiempo, 2m09s84 fue insuficiente. Al final, 12º y 14ª.

Medallistas habituales en el resto de finales

Kate Douglass dominó los 200 braza y Hubert Kos se repuso en los 200 espalda

La holandesa Marrit Sttenbergen fue la más rápida en la final de los 100 libre (53s41), en la que Sara Curtis, de 18 años, se convirtió en la primera italiana en alcanzar la final aunque fuera octava (52s57) y en superar el récord de Federica Pellegrini. La plata se la colgó la campeona de los 200, la australiana Mollie O'Callaghan (52s57) y el bronce fue para Terri Huske (52s89).

Después de subirse al podio en los 200 estilos que ganó Léon Marchand, el húngaro Hubert Kos, un prodigio de la espalda que también se entrena con el francés y Bob Bowman, batió el récord europeo de los 200 espalda y se colgó el oro. Coqueteó con el récord mundial hasta el 150, pero se le hizo larga la carrera (1m53s19). El talento sudafricano Pieter Coetze, ganador del 100 espalda en Singapur, le puso las cosas difíciles, pero al final se conformó con la plata con 1m53s36, récord africano. El bronce fue para el francés Yohan Ndoye-Brouand.

También la estadounidense Kate Douglass logró el récord americano en la final de los 200 braza, que dominó a partir del 100 con solvencia (2m18s50). Le siguieron la rusia Eugenia Chikunova (2m19s96) y la sudafricana Kaylene Corbett con un tiempo discreto para un podio (2m23s52).

En el relevo 4x200 libre, Gran Bretaña rozó el récord mundial con una gran posta de Duncan Scoot (1m43s82), seguido por China que contó con un supersónica Pan Zhanle (1m44m41) y un mejor aún Zhang Zhanshuo (1m44s20). Ni el mejor tiempo que hizo el estadounidense Luka Hobson (1m43s45) le sirvió para adelantar a Australia en el podio. El cuarto mejor tiempo lo hizo Léon Marchand, con 1m44s34, que catapultó a Francia al sexto lugar. Una marca que le coloca en la elite de los 200 libre, una de las pruebas que quiere mejorar para afrontarla en Los Ángeles 2028.

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