¿Se imaginan a Rafa Nadal poniendo patas arriba la Real Federación Española de Tenis? ¿O a Fernando Alonso echando leña al fuego de la de Automovilismo? Pues algo así ocurre en Estados Unidos con el mejor deportista olímpico de la historia, el ganador de 28 medallas (23 de oro), Michael Phelps. Esta semana ha lanzando una carta abierta en sus redes sociales sobre la situación de USA Swimming después de los Mundiales de Singapur, donde Estados Unidos ganó el medallero en la última prueba de relevos ante Australia.
Ya durante esos campeonatos, tanto su amigo Ryan Lochte, otro mito de la natación americana, y Phelps lanzaron una broma muy seria. Compartieron una publicación que simbolizaba un funeral con una lápida con un mensaje claro: “RIP, natación estadounidense”. Se armó un revuelo. Fue la noticia más comentada en el seno del equipo estadounidense. La nadadora Lilly King, tras el oro de Katie Ledecky en los 800 libre, les contestó: ”¿Ahora estás callados?”. Mientras que otros nadadores como el velocista Jack Alexy los disculpó al entender que era más una crítica a los dirigentes fruto de su ambición.
Phelps, en su carta abierta, ha querido aclarar que no tiene nada que ver con los deportistas. “Debo dejar claro que tengo el máximo respeto por los nadadores estadounidenses... Mi crítica no va dirigida a ellos en absoluto; sé lo duro que trabajan y lo honrados que se sienten de representar al equipo nacional de EEUU. Mi crítica es hacia el sistema, su liderazgo y cómo está fallando”, introdujo el nadador que sigue vinculado al agua aunque desde la distancia y a través de su fundación.
”Siempre ha habido grietas en el sistema, pero en los últimos nueve años he visto cómo esas grietas crecían”, explicó. Los resultados se avalan. En 2016, liderados por Phelps en su última aventura olímpica, Estados Unidos copó el 57% de los podios de la natación. En los de París de 2024 se logró el 44%, eso supuso el guarismo más bajo desde los Juegos de Seúl, en 1988, marcados por el dominio de la República Democrática de Alemania (RDA).
”Me he preguntado qué ha cambiado en nuestro deporte, y la respuesta es clara… Es responsabilidad del liderazgo de USA Swimming. Un mal liderazgo se filtra hacia abajo y puede afectar a una organización en todos los niveles”, comenta. “Le entregué todo, pero a menudo sentí que mi voz no era escuchada. Me dijeron que debía sentirme agradecido por la oportunidad de competir y que era más importante mantener la calma y la paz que alzar la voz”, ataca de frente, dejando claro que ya en su etapa se fomentaba que nadie tuviera un discurso contrario al imperante.
”Quiero ver que este deporte florezca y quiero ser parte de la solución. Siempre he dicho que quería cambiar el deporte de la natación en Estados Unidos, y ese sentimiento sigue siendo cierto. Todavía me importa y no estoy listo para rendirme”, comentó. Las últimas apariciones del Tiburón de Baltimore se concentraron en la Universidad de Texas con Bob Bowman, su entrenador, apoyando a deportistas como Léon Marchand o Summer McIntosh, ahora a las órdenes del gurú.

La imagen que posteó Ryan Lochte y Michael Phelps.
“No tengo todas las respuestas, pero sé esto: necesitamos rendición de cuentas. Necesitamos transparencia. Necesitamos que las voces de los atletas estén en el centro, no en los márgenes. Necesitamos un cambio sistémico”, finalizó. Su mensaje se lleno de respuestas. Phelps no deja indiferente.