Pero todavía les queda el trabajo sucio

Pero todavía les queda el trabajo sucio
Staff Writer

Últimamente, en las redes aparecen vídeos ilustrando los métodos de entrenamiento de Jarmila Kratochvilova.

Las imágenes son vintage, vienen de los años ochenta, son de corte espartano. Distingo a Kratochvilova enfundada en un chándal de algodón, con los calcetines largos por encima del pantalón: practica sentadillas cargando un peso sensacional. O arrastra el carro sobre el tartán. No hay tecnología en aquellas representaciones.

Según los analistas, los métodos apenas han cambiado desde entonces hasta ahora. Para trabajar la fuerza-resistencia, velocistas y mediofondistas, hombres y mujeres, se exprimen en el gimnasio igual que en los ochenta: arrastres, sentadillas, pliométricos...

Jarmila Kratochvilova, en los años ochenta

Jarmila Kratochvilova, en los años ochenta 

LV

Ingenuos o tendenciosos, obvian el lado oscuro. 

Objetivamente, no sabemos qué había realmente tras aquella atleta culturista, un fenómeno que hoy conserva la plusmarca mundial del 800 (1m53s28, desde hace 42 años), pues las pesquisas antidopaje se sofisticaron años más tarde, cuando Kratochvilova, y también Florence Griffith, plusmarquista aún del 100 y el 200, y Marita Koch, del 400, ya se habían retirado.

Por ahora, solo sabemos que aquellos hitos no los subsanan ni las zapatillas mágicas.

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