España despide a Felipe Perrone con un oro mundial de película

Waterpolo | Mundiales

En un espectacular último cuarto y en el último partido de su capitán, la selección española de waterpolo conquistó ante Hungría (15-13) el cuarto título mundial de la historia

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Los jugadores españoles celebran el título de campeones mundiales en Singapur. 

SIMON LIM / EFE

Perth, Fukuoka, Budapest y Singapur. España conquistó su cuarto título mundial de waterpolo en una final vibrante, igualada hasta que en el último cuarto lo bordaron los de David Martín y aplastaron a Hungría, la GOAT de este deporte. Un título que mantiene a la selección española en la cima y que despide de la mejor forma posible a Felipe Perrone, la leyenda que ha disputado 13 mundiales y que ha capitaneado esta catarata de éxitos del waterpolo español.

Con 14-12 a falta de 50 segundos todo estaba decidido aunque en las semifinales España obró ese milagro ante Grecia. No iba a ocurrir dos veces. El balón le cayó a Perrone, que lo aguantó, lo masticó, lo mimó hasta que forzó una exclusión húngara, pasó la bola y nadó hasta la portería para marcar su último gol como profesional. El 15-12 que certificaba que España era campeona del mundo. Hasta David Martín se echó las manos a la cabeza y miró al cielo como dando gracias por ese guion perfecto que le había brindado Singapur. Nadie reprimió las lágrimas. Y Felipe se quedó solo en el centro de la piscina, con todos sus compañeros aplaudiendo. La fotografía de una vida de película con un final que supera todo lo soñado.

Antes de ese desenlace, se vivió un partido descomunal. Los España-Hungría son un clásico del waterpolo. Desde las semifinales de los Juegos de Atlanta hasta la final de los Mundiales de Perth, en 1998, donde el equipo español ascendió por primera vez a la cima. Se volvieron a ver las caras recientemente, como en la final europea de 2020 que ganaron los magiares, quienes, históricamente, le tenían tomada la medida a los españoles. 

El primer cuarto fue un toma y daca, una oda al ataque. España había marcado siete goles ante Grecia y en apenas ocho minutos le hizo cinco a Hungría. Los de David Martín salieron con la lección aprendida y con las ideas claras en las superioridades. Poca circulación y balones rápidos a sus mejores lanzadores. Por eso no era de extrañar que Bernat Sanahuja marcará los tres primeros goles para poner un 1-3. Si el equipo español cuenta con los dedos de una mano sus mejores lanzadores, a Hungría le sobran dedos, por eso en esa fiesta de goles se apuntaron Angyal, Fekete, Vigvari y Vamos. Álvaro Granados no podía faltar a la cita (5-5).

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En el segundo cuarto, todo cambió. Las defensas se impusieron, especialmente la española, con todos los jugadores bloqueando lanzamientos y Unai Aguirre aumentando su índice de paradas. Hungría solamente marcó un gol en ocho minutos, una vaselina de Vigvari excelsa que dejó al meta español anclado en el agua. España estuvo más acertada. Otro gol de Sanahuja de tiro cruzado y una superioridad convertida por Munarriz. Con 6-7 para los de David Martín se fueron ambas selecciones al descanso.

A España no se le dan bien los terceros cuartos. No es una norma, pero pasó ante Grecia cuando se bloqueó. Y Hungría, que le dio una marcha a los ataques, lo aprovechó para darle la vuelta a la iniciativa. Sus lanzamientos llevaban veneno, escorados, con la suerte de los rebotes... Gergely Burian anotó sus dos primeros goles para poner el 8-7 mientras que Vigvari ampliaba el parcial magiar a 3-0. España había perdido fluidez en ataque ante una Hungría que aumentó la dureza de sus acciones defensivas. Sus dos goles fueron en superioridad, primero Álvaro Granados lanzando rápido y luego Felipe Perrone, en el que iba a ser su último gol como profesional, en una pillería que cogió por sorpresa al meta.

Con 10-9 para los húngaros se llegó a los ocho minutos finales. Hungría había encontrado el camino. España necesitaba recuperar el espíritu y el acierto del primer parcial.

Y ocurrió lo segundo. España ofreció su mejor versión, multiplicándose en defensa, focalizándose en cada jugada y con sus mejores lanzadores atinados. Sanahuja empató en una doble superioridad y Granados, que apareció en el momento clave, volvió a poner a España por delante. Y ahí todo fue cuesta abajo. Unai Aguirre se multiplicó bajo palos y Munarriz, Granados y hasta el joven Unai Biel pusieron un 14-11 que era casi definitivo. El partido en las manos de Felipe Perrone, que se despidió de forma soñada. Su legado es este oro y este grupo de jugadores. Inenarrable lo que vivieron estos jugadores (15-13).

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