Lector, tengo mis dudas pero creo que tengo razón.
Si hoy María Pérez (29) apareciera en Las Ramblas o en la Avenida Diagonal, caminando distraídamente, ¿advertiría usted su presencia?
La reflexión es legítima e incómoda, pues en realidad muy pocos deportistas españoles, muy pocas celebridades, han alcanzado tantos logros como ella.
Voy a justificar este pensamiento: con sus dos oros mundiales en Tokio 2025 (35 km y 20 km marcha; y a ellos se suman los dos de Budapest 2023), María Pérez sería, por sí sola, el séptimo país en el medallero.
Estoy pensando en todo ello cuando entro en la carpa de entrevistas, al pie del Estadio Nacional de Japón, y contemplo a la marchadora granadina allí sentada, esperándome, con la cabeza baja y sus dos medallas de oro al cuello, trasteando con el móvil: así comprendo la inmensidad de una dama ligera de 156 centímetros, cabello corto y mirada profunda, como profundo es su acento granadino.
Esta es la historia de una cría como cualquier otra que jugaba al fútbol de niña, jugaba con Esther González, cuando recibió una visita en el colegio. El maestro Pepe había invitado a su amigo Paquillo Fernández, legendario marchador granadino, y junto a Paquillo aparecieron Jacinto Antón y Montse Pastor, técnicos, y entre todos ellos vieron marchar a aquella niña menuda, a María Pérez, y se dijeron: “Hay que reclutarla”.
-Benditas casualidades de la vida -me dice María Pérez (ella todo lo bendice).
-Usted no va de nada, no se sobra ante nadie.
-No me creo más que nadie. Solo soy una persona que marcha. Yo trato a todos de tú a tú.
-Eso la dignifica.
-Sigo siendo la niña que salió de un pueblo (Orce) y trata a todos por igual y dice las cosas cuando no le gustan y se las toma de buena fe.
-Pero usted, a nivel mediático y social, ¿se siente bien valorada por la gente? ¿Tiene la popularidad que le corresponde, dados sus éxitos?
-Creo que no soy una persona a la que le guste la fama, esa fama tipo Nadal. Me gusta pasar desapercibida. Pero no tengo la repercusión que me merezco por todo lo que he conseguido.
-Su gran amiga, Antonella Palmisano, insiste en que usted y Mondo Duplantis son hoy los mejores atletas del mundo.
-Me río porque para mí ella es la mejor. En la víspera de mi segundo título aquí (20 km) le escribí a Antonella un mensaje diciéndole que aquella niña que soñaba con ir a unos Juegos había venido a Tokio 2020, a sus primeros Juegos, para irse con una medalla de chocolate (cuarto puesto) mientras ella (Palmisano) se llevaba el oro. Allí empezó mi sueño de ser campeona olímpica. Por eso mismo, para mí ella es la mejor.
-¿Realmente su sueño del oro olímpico empezó ese día?
-Hombre, ya lo tenía de antes. Pero cuando derrotas a alguien que ya ha sido campeón olímpico (como en los 35 km de estos días, donde Pérez fue oro y Palmisano, plata), te preguntas: ¿por qué tú no?
María Pérez, en el sintético del Estadio Nacional de Japón, tras su su victoria en los 20 km marcha
-¿Y es su deuda?
-Lo es, el oro olímpico.
-De acuerdo, tiene una deuda. ¿Pero usted pensaba que algún día ganaría cuatro títulos mundiales?
-Hombre, no. Pienso que arriba hay alguien que tiene una varita y nos toca con ella. Quiero pensar eso, porque me han dicho tantas cosas últimamente que ya no sé qué pensar.
-Cuando pase todo esto, en seis meses, ¿dónde encontrará la motivación?
-En Los Ángeles 2028. Será la tercera ciudad en la que se han hecho tres grandes Juegos, y allí estaré (junto a Tokio y París).
Pienso que arriba hay alguien que tiene una varita y nos toca con ella. Quiero pensar eso, porque me han dicho tantas cosas últimamente que ya no sé qué pensar”
-Números: en los 35 km abrió tres minutos largos sobre la segunda. Una semana más tarde, en vísperas de los 20 km, ¿consideraba que debía ganar sí o sí?
-Sabía que podía hacerlo pero no sabía cómo iba a estar. Nunca había hecho un 35 km y me estaba costando recuperarme por culpa de una pubalgia aguda. Había incógnitas pero esto es el deporte, bendita locura que con mi sufrimiento hago feliz a muchísimas personas.
-¿Qué puede hacer para tener más presencia?
-Creo que ya lo he hecho. Pero a los marchadores no se nos da la repercusión que reciben otras pruebas con mejores horarios televisivos, como los velocistas. Yo me he levantado a las 3.30h de la mañana para competir a las 7.30. No me quejo, es lo que hay. Pero en España eran las 00.30 de la noche y a esa hora no hay tantos para vernos. Lo que hemos hecho es demostrar que la marcha es lo suficientemente atractiva, mire cómo se ha luchado hasta los últimos metros. ¿Usted qué opina?
-No sé qué contestarle.
-El problema es que en nuestra sociedad vende más el fútbol masculino. Si me dice que pondrán el femenino, se lo compro. Pero como siempre se habla del masculino, seguimos viviendo en una sociedad machista en pleno siglo XXI.
En nuestra sociedad vende solo el fútbol masculino. Seguimos viviendo en una sociedad machista en pleno siglo XXI”
-¿Sufre entrenándose en el día a día?
-Hay días que sufro, que son los qué más me encantan. Cuando no es así no me encantan tanto.
-¿Disfruta sufriendo?
-Me gusta ponerme al límite.
-¿El dolor?
-Las series rápidas, como cuando voy con el gancho, como cuando compito.
-¿Y las tiradas largas?
-No me gustan tanto.
-¿Cuánto es una tirada larga?
-30 kilómetros máximo. La última fue en Font Romeu, semanas antes de venir.
-Va a Font Romeu, a Livigno con Palmisano y también a Granada. ¿Es grande su grupo?
-Lo es, está creciendo y me gusta. Cuando se vaya María Pérez quiero que mi entrenador siga teniendo éxito.
(Jacinto Antón, su técnico, me cuenta que el grupo, en Granada cuenta con una quincena de marchadores: están los hermanos Chamosa, Dani y Antía, o José Manuel Pérez Rubio, y en los últimos tiempos se ha incorporado Pablo González; todos ellos son internacionales).
-Falta mucho para su retirada ¿no?
-No sé qué haré. No me da miedo.
-¿Hacia dónde se orientaría?
-Estudié Magisterio. Me gustaría seguir vinculada al deporte, pero soy culo inquieto y me gusta aprender de todo.
