Nada detiene a María Pérez: los 20 km también son suyos

Atletismo | Mundiales de Tokio

“El de ahí arriba me tocó con una varita”, dice la marchadora granadina tras firmar lo nunca visto: el segundo doblete mundial; ya tiene cuatro oros

Y también se multiplica Paul McGrath, bronce en 20 km marcha

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María Pérez celebra su victoria en los 20 km marcha, su cuarto título mundial, este sábado en Tokio 

Christian Petersen / Getty

El domingo pasado, tras apuntarse el oro de los 35 km marcha, María Pérez se atracaba a sushi y carne junto a Antonella Palmisano, amiga, compañera de entrenamientos y rival, mientras le expresaba sus dudas:

-Me duele todo, me duele todo, no sé si estoy para pelear por los 20 km.

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(Y así mismo nos lo confiesa cuando todo ha acabado, cuando nos habla en el vientre del Estadio Nacional de Japón: “En estos días he tenido dolores en la pelvis, una pubalgia aguda provocada por la deshidratación en los 35 km, pero no era cuestión de ir contándolo por ahí”).

Al día siguiente, el lunes, ya se sentía mejor. 

Al siguiente, mejor aún. 

Y el miércoles, definitivamente, ya veía la luz. 

Y luego aflojó el termómetro en Tokio y también se dispersó la humedad, y entonces la triple campeona del mundo se dijo, convencida:

-Pues vamos allá.

Y así, este sábado, con 23,6ºC y una humedad del 67%, feliz paréntesis en el bochorno oriental, la pequeña granadina (29 años y 156 centímetros de grandeza) aparecía en la salida de los 20 en el Estadio Nacional de Japón, y luego sobrevolaba las bulevares anchos, entre cedros, arces y pinos, para atormentar a sus rivales, atormentarlas como en los 35 km del otro sábado o como hace un par de años, en los Mundiales de Budapest, y marchar hasta su cuarto oro mundial, el segundo doblete consecutivo.

Y eso es lo nunca visto en la historia de la marcha.

(La china Liu Hong también luce cuatro oros, aunque todos ellos los había registrado en la distancia de los 20 km; ningún hombre ha conseguido tantos títulos).

María Pérez y Mondo Duplantis son hoy los mejores atletas del mundo”

Antonella PalmisanoMarchadora

Y ya lo tenemos ahí. 

Tal y como el equipo español abre el Mundial, así prácticamente lo redondea, con el oro de María Pérez en la primera jornada y el oro en la penúltima, como si todo empezara y acabara en ella, y esa es una alegría y un sinsabor para los dirigentes de la Española, pues la marcha atlética sigue en el disparadero y World Athletics se replantea qué hacer con ella.

(A partir del año que viene, la marcha se reformulará hacia las distancias de maratón y medio maratón).

-Creo que he dado un golpe en la mesa para decir que la marcha debe seguir en los grandes campeonatos y puede ser atractiva; no olvide que en el km 17 aún íbamos juntas unas cuantas marchadoras -nos dice María Pérez.

Así es, más o menos.

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María Pérez, con el uniforme blanco, en el grupo de cabeza de los 20 km marcha, este sábado 

Kiyoshi Ota / EFE

Hasta el km 16 marcha un paquete de siete aspirantes que se reduce a cuatro un poco más tarde, cuando Alegna González, mexicana y diminuta, brazos y piernas como palillos, decide que ha venido a ganar.

-Me lo iba diciendo todo el tiempo: 'voy a ganar, voy a ganar' -nos cuenta luego la mexicana, que es de plata.

Para entonces ya no está Palmisano, la amiga de María Pérez, plata el sábado en los 35 km y que aquí no puede recomponerse y se retira. 

(La italiana va a esperar a la granadina en la línea de meta y juntas se funden en un abrazo mientras Palmisano proclama: “María Pérez y Mondo Duplantis son hoy los mejores atletas del mundo”).

-Yo iba notando los cambios de ritmo, pero me decía: “Si el otro día resistí durante 2h40m de carrera, ¿cómo no voy a aguantar hoy, que es una hora y media?” -dice María Pérez.

Y dicho y hecho.

Tras el arreón de González viene el suyo, confiada está pues se sabe superior (tres minutos largos había abierto sobre la segunda en los 35 km), y ahora se marcha en solitario, deja atrás a González y a la japonesa Fujii, ídolo local que se hace de bronce, y a la ecuatoriana Paula Torres, bronce en los 35, ahora medalla de chocolate, mientras se va diciendo:

-He sido una niña de pueblo (Orce) que se fue a la ciudad (Granada) y nunca tuve las mejores condiciones para entrenarme, pero soy feliz con mi entorno, que es el mejor equipo. Y voy a hacer que mi entrenador (Jacinto Antón) cumpla su sueño. Y voy a celebrar que el de ahí arriba me tocó con una varita.

(También piensa que más tarde, en la noche tokiota, agarrará el micrófono en un karaoke de Shibuya y volverá a atracarse a sushi y hamburguesas junto a Palmisano, y juntas proyectarán concentraciones en altitud, en Livigno y en Font Romeu, pues esta es la vida de un marchador, y no cabe otra).

 

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