Novak Djokovic: “Bueno, a la niña le mandaré regalos”

Tenis | US Open

Tras superar a Struff para alcanzar los cuartos del US Open, Novak Djokovic se disculpa ante Tara, su hija: el serbio no pudo acudir al octavo cumpleaños de la niña

NEW YORK, NEW YORK - AUGUST 31: Novak Djokovic of Serbia mimicks playing a violin after his straight sets victory against Jan-Lennard Struff of Germany during their Men's Singles Fourth Round match on Day Eight of the 2025 US Open at USTA Billie Jean King National Tennis Center on August 31, 2025 in the Flushing neighborhood of the Queens borough of New York City Clive Brunskill/Getty Images/AFP (Photo by CLIVE BRUNSKILL / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)

Novak Djokovic simula que toca el violín ante el público neoyorquino, este lunes 

Clive Brunskill / AFP

Lo que el padre hace por su hijo lo hace por sí mismo

Miguel de Cervantes

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La semana pasada, Piotr Szczerek se convertía en el villano de Flushing Meadows.

–Eres un saco de basura –publicaban los internautas en las redes sociales, cargando contra Szczerek, consejero delegado de una empresa de pavimentación que le había negado un regalo a un niño.

Durante días, la historia ha sido trending topic, ya es un clásico de nuestro tenis: tenemos a Kamil Majchrzak, tenista polaco, firmando autógrafos tras su partido ante Karen Khachánov. Abrazado a los aficionados, el polaco se quita su gorra y, cuando va a entregársela a un niño, ahí aparece el villano: Szczerek se anticipa, mete la mano de por medio, agarra la gorra y se la lleva ante el lamento de la criatura, que suplica lo que es suyo y llora en vano.

Aaaah, el poder de la imagen.

¡Villano cazado!

Alguien ha captado el episodio y la imagen vuela por las redes y un rato más tarde, Internet obra el milagro: el bueno de Majchrzak, que no había advertido la jugarreta, localiza a la criatura y le entrega otra gorra firmada por él mismo, y aquí paz y después gloria.

(Gloria, sobre todo, para la criatura, que las ha vivido de diversos colores en unas pocas horas: ¡cuánto ha aprendido de la condición humana!).

(...)

El serbio firmó otro hito: es el primer tenista de 38 años que llega a cuartos en los cuatro grandes en un año

A Novak Djokovic le llora su hija: Tara le llora a 7.500 kilómetros de distancia, el abismo que se abre entre Nueva York y Belgrado.

Es el octavo cumpleaños de la criatura y papá no está: Tata (papá en serbio) tiene 38 años y 24 títulos del Grand Slam pero todo eso no le es suficiente. Djokovic quiere el 25.º grande, el desempate con Margaret Court (ambos coinciden en la cima del mundo, un paso por encima de Serena Williams y dos por encima de Rafael Nadal); quiere el 25.º, pero para eso hay que remar. Y en esas anda el serbio: ignoramos la fecha de cierre definitivo del Big Three, pues Federer y Nadal ya no siguen en escena, pero Djokovic aquí está, erre que erre.

Entre bastidores, corren las apuestas. Hay quien le pone fecha de caducidad a finales de este 2025: ahí se irá Djokovic. Otros estiran el chicle hasta el Open de Australia, el próximo febrero. Cronistas serbios que frecuentan al mito dicen que la cosa se va a alargar, como mínimo, hasta febrero del 2027. Tara Djokovic llora, quiere a papá aquí y ahora.

Djokovic pone cara de póquer: este lunes, tras deshacerse de Jan-Lennard Struff en tres sets (doble 6-3 y 6-2) para plantarse en los cuartos del US Open, firmaba un hito. Es la primera vez que un tenista de 38 años alcanza esa ronda en los cuatro Grand Slam de un mismo año.

Cuando los cronistas le subrayan el dato, Djokovic sonríe. Una plusmarca siempre será una plusmarca. Pero cuando le recuerdan que hoy (por ayer) era el octavo cumpleaños de Tara, su rostro se ensombrece.

–Ella no estaba feliz con esto, con mi ausencia en su fiesta de cumpleaños –dice Djokovic–. No me lo recordéis, por favor. Lo único que puedo hacer, ya que estoy aquí, es intentar seguir ganando. Ese es el regalo que debo hacerle.

Y luego se detiene por un instante, y añade:

–Bueno, también le mandaré un montón de regalos, bonitas sorpresas para ella.

Lo único que puedo hacer, ya que estoy aquí, es intentar seguir ganando: ese es mi regalo para mi hija”

Novak DjokovicTenista

Ante sí, el sendero se endurece.

Ahora le espera Taylor Fritz, cuarto cabeza de serie, un tipo duro de roer y además estadounidense: juega en casa y es la última esperanza de la escuela local, aquella que hace un tiempo, tampoco tanto, exhibía al mundo las maravillas de Ashe, Connors, McEnroe, Courier, Agassi, Sampras y Roddick, su último líder del circuito ATP.

Con Roddick nos remontamos hasta el 2003: fue precisamente la era del Big Three la que se le llevaba por delante.

(Aunque todo eso, a Tara Djokovic le trae sin cuidado).

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