Justo un año después de aquel desastroso adiós de Rafael Nadal (en una noche malagueña fría y otoñal, ante un abanico de críos que ya solo deseaban irse a casa, en una ceremonia sobrevenida y mal preparada), en esta Copa Davis tampoco juegan el lesionado Carlos Alcaraz ni el vetado Alejandro Davidovich (dos veces le había dicho que no al equipo español, hasta ahí llega la paciencia del capitán David Ferrer), pero aun así España rema: rema y bucea en el fondo de armario y allí halla dos perlas, halla a Jaume Munar y Marcel Granollers, y entre ambos recomponen al equipo y lo impulsan a las semifinales del torneo que se juega en Bolonia (2-1).
Munar y Granollers se manejan en sus parámetros, cada uno en su ámbito. El primero manipula a Jiri Lehecka, peso importante en el circuito ATP (es el 17.º del mundo), lo tumba por 6-3 y 6-4 y así estabiliza la vía de agua que se ha abierto un par de horas antes, cuando Pablo Carreño se rinde ante Jakub Mensik, un checo tan colosal como joven (20), por 7-5 y 6-4.
Sin el jubilado Nadal, sin el lesionado Alcaraz y sin el vetado Davidovich, Ferrer tira del fondo de armario
–Me he visto a buen nivel, no ha sido un partido estratosférico, pero me he adaptado bien a las circunstancias –dice Munar cuando Àlex Corretja le ofrece el micrófono.
Su rendimiento es magnífico, acorde al año que está viviendo, ahora que tiene 28 años, es el 36.º del mundo (nunca se había visto tan arriba en el ranking) y, en estos meses, ha derrotado a talentos como Tiafoe, Shelton, Medvedev, Auger-Alliasime, Musetti o Cobolli.
–Este año he crecido y ese avance me ha dado mejores herramientas para transformarlo en confianza. Si no mejoras tenísticamente, por mucha confianza que tengas, no subes el nivel. Después, obviamente, con el devenir de partidos, la confianza va creciendo.
–Y eso que no estaba Alcaraz –se le recuerda.
–Uno tiene que aferrarse a lo que tiene, no quedarse deambulando y pensando en qué le hubiese gustado o no tener.
Azuzado por el discurso y el salto de calidad de Munar, Marcel Granollers se engrandece luego, en el desenlace del dobles. Quien gane ese partido se lleva la ronda y Granollers (39) es gato viejo en esta disciplina. Él y el argentino Horacio Zeballos componen la tercera pareja del mundo, y este año ambos se han adjudicado Roland Garros y el US Open, pero aquí le acompaña Pedro Martínez Portero, y por eso Granollers va un paso más allá, se muestra soberbio en la red y consistente en los desenlaces, y en sendos tie breaks, ambos tensos e inciertos, proyecta a España hacia la semifinal (7-6 (8) y 7-6 (8)).
–A su lado se hace muy fácil. Es el mejor doblista del mundo –proclama Martínez Portero.
Al cierre de esta edición, España espera rival. Saldrá del Alemania-Argentina que se juega a lo largo de la tarde.
