Oleg Shantorenko nació en Zaporiyia, un lugar que ocupa desde hace años los titulares, porque allí es donde se ubica la mayor central nuclear de Europa, en la actualidad sujeta a los bombardeos de la guerra de Ucrania. Y vino al mundo en 1991, el mismo año en que su país movió sus primeros pasos como Estado independiente.
Aunque lleva dos décadas residiendo en Alemania, donde en la actualidad desempeña el cargo de director adjunto de clientes institucionales en DJE Kapital, Shantorenko estuvo hace unos días en Barcelona en las oficinas de Altment en la Diagonal. Sigue de cerca los acontecimientos económicos y políticos que ocurren en su lugar natal, donde todavía tiene a gran parte de su familia de origen.
¿Cómo está la situación allí? ¿Qué le cuentan sus familiares?
Lo horrible es que la gente se ha acostumbrado. Los ciudadanos van de compras, acuden al trabajo, al mismo tiempo que hay sirenas sonando en cualquier sitio, con bombas estallando en la calle mientras la gente charla sobre cuántas personas han muerto. Se trata de un mecanismo, si usted quiere, para encajar la realidad de la guerra en la vida normal que todavía los ucranianos tienen que llevar.
¿Pero la economía sigue funcionando?
Sí, hay mucha actividad. Además del gasto gubernamental y la ayuda internacional que va a la defensa y a la economía de guerra, tenemos las ventas minoristas, el transporte, la agricultura, que siempre ha sido uno de los puntales de la economía de Ucrania. Pero falta una cosa.
¿Qué?
Pocos lo saben, pero teníamos un sector fuerte en la tecnología de la información (IT). Éramos un centro para externalizar los servicios de las empresas occidentales, un poco como ocurre ahora con Polonia. Ucrania es un país barato según los estándares de IT de Estados Unidos. Era una comunidad enorme y muchos de ellos emigraron en cuanto estalló la guerra. Eran trabajadores en remoto, me dicen que algunos de ellos están en Portugal o en Turquía. Esta es una pérdida para el país y para una generación, como la mía, que, además, recibía sus salarios con una divisa fuerte, en euro o en dólares. Hablamos de centenares de miles de personas.
¿Cuáles dirían que son las riquezas de Ucrania?
Cuenta con una combinación de gente joven y bien formada. Es como un mercado emergente y, por lo tanto, tiene su atractivo como una oportunidad de inversión. En cuanto a las tierras raras, hay que tener en cuenta que el último mapeo del subsuelo se hizo durante la era soviética... En mi gestora hablamos con compañías mineras. Digamos que es un sector que, en cuanto a potencial, ahora puede beneficiarse de tecnologías de exploración más avanzadas.
¿Los ucranianos se sienten europeos?
Veo similitudes con el Brexit. Fue un voto generacional. Las personas mayores, los jubilados, etcétera, eran más pro Brexit, mientras que los jóvenes eran más proeuropeos. Tiene que pensar que Ucrania es un país joven. Los que tuvieron una vida adulta hasta 1991 están todavía marcados por el Partido Comunista soviético, la lengua rusa, su cultura, su cine. Los de menos de 40 años, en cambio, han aprendido idiomas, especialmente el alemán y el inglés, y son una comunidad más abierta. Cuanto más apoya la UE a Ucrania en el conflicto, más popular se convierte Europa en el país.
La excepcionalidad de la bolsa de EE.UU. de los dos últimos años ya no se repetirá en el 2025"
Hablemos de Europa. Parece tener todo en contra: aranceles, pérdida de innovación, necesidad de gasto extra en defensa...
Desde la crisis financiera la brecha con Estados Unidos ha aumentado, pero es que los estadounidenses lo han hecho mejor que todos los demás. Aparte de los problemas conocidos, hay que decir que hay una estructura de industria tradicional en Europa. El punto fuerte es la maquinaria y, en Alemania, la automoción. Y si añadimos el Reino Unido, los servicios bancarios y la minería. Quiero decir con esto que la tecnología no es lo único que importa. Tal vez como europeos hemos llegado al punto en que hay que pensar en cómo integrar el progreso tecnológico en nuestras industrias para que aumenten su productividad y compitan en la aldea global. Europa también tiene empresas punteras en el sector farmacéutico, o en la tecnología, como el software SAP o los semiconductores ASML. Europa tiene que reflexionar y pensar qué quiere ser dentro de 20 o 30 años. Puede que no lo logre con la IA, igual con otra cosa. Mientras tanto, en Alemania, durante los 16 años de Angela Merkel realmente no hubo muchos progresos y hoy hay que volver a invertir en infraestructuras, carreteras y puentes que necesitan ser reparados.
Se achaca el retraso europeo a los elevados costes energéticos que tiene que soportar.
Pero esto era así también antes de la guerra de Ucrania. Hay decisiones discutibles. Piensen en el abandono de la energía nuclear en Alemania. Yo creo que si queremos ser competitivos necesitamos estabilidad energética y costes accesibles y la nuclear es una salida posible.
¿Como inversor, recomienda invertir en el sector defensa?
No es demasiado tarde. Pero nosotros seguimos criterios de sostenibilidad y tenemos que tener una exposición limitada. Lo que sí podemos decir es que este gasto extra será inflacionario. Porque el dato del porcentaje de gasto militar sobre el PIB no te dice cuántos aviones o tanques tienes que comprar, sino cuánto dinero vas a destinar al armamento, y esto llevará los precios al alza. En Alemania está habiendo una discusión interesante sobre la posibilidad de ceder plantas manufactureras de la automoción para la fabricación de material bélico.
Wall Street ha borrado las ganancias del efecto Trump. ¿Qué estrategia seguiría en bolsa?
Diversificar, definitivamente. La excepcionalidad que ha vivido la bolsa de EE.UU. en el 2023 y en el 2024 no se repetirá este año. Y esto se debe a la incertidumbre causada por Donald Trump. No creo que sus políticas hagan que “América vuelva a ser grande”, por lo menos en el corto plazo. Imaginemos que usted es un empresario, está pensando en dónde invertir y a quién contratar en los próximos 12 meses: no sabe ni siquiera qué aranceles va a a tener... Aun así, no esperamos a que Estados Unidos caiga en recesión.
¿Qué pueden hacer los bancos centrales?
Es curioso. Hace unos meses EE.UU. tenía una economía fuerte y una inflación resistente. No se pronosticaban muchos recortes de tipos. Europa, en cambio, era el enfermo del mundo y tenía que bajar el precio del dinero. Ahora es al revés. Europa tiene una inflación que puede repuntar ante el gasto en defensa. Y en EE.UU. ahora es difícil justificar tipos de interés tan altos con el sentimiento del consumidor tan negativo.
¿Veremos algún día la paz en Ucrania?
Es una situación difícil. Si usted ve los sondeos, la mayoría de los ucranianos no están listos para concesiones territoriales. Y Putin quiere que Ucrania permanezca débil. No quiere crear un precedente para otros países del entorno, especialmente si Kyiv al final entra en la UE.