La justicia europea ha puesto fin al último refugio de la UE donde los más ricos podían comprar la nacionalidad a cambio de grandes cantidades de dinero. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha dictaminado esta semana que el programa de pasaportes dorados de Malta, más conocido como las golden visa , para inversores adinerados acaudalados viola las normas comunitarias sobre la ciudadanía, obligando al país insular a recular después de que otros estados que mantenían programas similares, como Chipre o Bulgaria, ya tiraran la toalla hace unos años por la presión de la Comisión Europea.
El Ejecutivo comunitario estaba muy preocupado por esta política maltesa, que a su juicio podía exponer a la UE a riesgos de seguridad y de blanqueo de capitales. Así que en septiembre del 2022 presentó un recurso legal contra el programa de La Valeta, alegando que “conceder la ciudadanía de la UE a cambio de pagos predeterminados” era “incompatible con el principio de cooperación sincera consagrado” en las normas del bloque.

Una vista muestra la oficina de Identità, la agencia gubernamental responsable de la gestión de los pasaportes malteses, en Marsa, Malta
Lo que hacía Malta era tratar de atraer a los grandes inversores extranjeros permitiendo a particulares obtener la ciudadanía a cambio de pagar una cantidad mínima de 650.000 euros a un fondo de inversión nacional. También requerían otra donación de 150.000 euros y comprar o alquilar una propiedad inmobiliaria. Según el Gobierno maltés, desde el 2015 el programa ha generado directamente más de 1.400 millones de euros en ingresos, que se han destinado a diversos proyectos sociales, como vivienda, instalaciones deportivas o asistencia sanitaria. Malta también animaba a las donaciones voluntarias. “Los solicitantes también han aportado más de 10 millones de euros en donaciones filantrópicas directas a organizaciones de voluntariado de todo el país”, se enorgullecieron en un comunicado.
La justicia europea considera que viola la confianza entre los estados miembros
El problema es que la ciudadanía maltesa no solo da derecho a la nacionalidad del país, sino también a la europea. Es decir, la libertad de residir y trabajar en cualquiera de los 27 estados miembros de la UE. Había sido un gran reclamo para magnates rusos y de Oriente Medio o estrellas del deporte. Este tipo de pasaportes dorados se hizo muy popular con la crisis de la deuda, cuando varios países de la UE empezaron a comercializar con las residencias en busca de inversores, como Portugal, Irlanda, Grecia o Hungría. España no llegó a ofrecer la nacionalidad, aunque sí la residencia a cambio de comprar viviendas de más de medio millón de euros, o inversiones de dos millones en deuda pública, un millón de euros en acciones en empresas españolas o en fondos constituidos en España. El año pasado, el Ejecutivo español también dio marcha atrás.
En el caso maltés, el TJUE da la razón a la Comisión al considerar que un Estado miembro no puede conceder su nacionalidad –y, de hecho, la ciudadanía europea– a cambio de pagos o de inversiones predeterminadas, ya que “equivale esencialmente a hacer de la adquisición de la nacionalidad una mera transacción comercial”. “Dicha práctica no permite establecer el vínculo de solidaridad y de lealtad necesario entre un Estado miembro y sus ciudadanos, ni garantizar la confianza mutua entre los estados miembros, por lo que constituye una vulneración del principio de cooperación leal”, indica el Alto Tribunal en un comunicado. Su valoración contradice –algo que no ocurre a menudo– una opinión no vinculante emitida por el abogado general de la UE, que el año pasado sostuvo que los propios países de la UE eran quienes debían “determinar quién tiene derecho a ser uno de sus nacionales y, en consecuencia, quién es ciudadano de la UE”.
En EE.UU., Donald Trump ha presentado una ‘gold card’ con su rostro para millonarios
En el otro lado del Atlántico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mientras por un lado establece políticas durísimas de deportaciones, por el otro trata de atraer a los multimillonarios con un sistema de visados. En un viaje en el Air Force One en abril, el magnate presentó una llamada gold card grabada con el perfil de la estatua de la Libertad y su propio rostro que, según indicó, actuará como un permiso de residencia, con la diferencia de que se debe comprar. “Por cinco millones de dólares podría ser vuestra”, dijo Trump.