“La inflación de los alimentos ha dejado de ser el problema”

Entrevista a José María Bonmatí, director general de Aecoc

La asociación que agrupa a toda la cadena de valor del gran consumo celebra su asamblea en Barcelona con el reto de los aranceles

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Josep Maria Bonmati ,director general Aecoc 

Xavier Cervera / Propias

Con más de 34.000 empresas asociadas, Aecoc es una de las mayores asociaciones empresariales del país y la única que reúne a todos los agentes de la cadena de valor del gran consumo, desde productores y fabricantes, a operadores logísticos y distribuidores. El próximo martes celebran su asamblea general en Barcelona, en la que abordarán el nuevo escenario geopolítico. José María Bonmatí, director general de Aecoc, apunta los aranceles de Trump o la reducción de la jornada laboral que impulsa el Gobierno como alguno de los desafíos del sector.

“El sector ha demostrado su fortaleza durante el apagón; el martes las tiendas ya funcionaban”

Fabricantes y distribuidores han sido de los más afectados por el apagón del lunes. ¿Qué impacto ha tenido en el sector?

La primera valoración que hacemos es que, una vez más, como durante la covid, la dana u otras situaciones excepcionales, se pone de manifiesto la fortaleza del sector ante cambios inesperados tanto en la cadena de suministro como en el comportamiento del consumidor. En este caso, los comportamientos, por decirlo de alguna forma, atípicos, han sido bastante minoritarios. En general el consumidor se ha comportado bastante racionalmente, incluso con el tipo de productos que ha comprado. No ha sido una sensación de agobio, casi de lucha, por productos como el papel higiénico, como habíamos vivido en otras ocasiones.

¿Qué pérdidas económicas calculan?

El impacto del apagón varía en función de los medios que se tenían para poder mantener la actividad. Los establecimientos más grandes, que disponían de grupos electrógenos, pudieron seguir trabajando. También dependerá de la duración del apagón en cada zona. Aún lo estamos evaluando. Evidentemente que hay daños para la hostelería, para el comercio, para aquellos que no han tenido capacidad de proteger los productos refrigerados o congelados. Pero, aún así, el sistema ha funcionado extraordinariamente bien, no ha faltado producto y las tiendas el martes volvían a estar abiertas con producto fresco.

Durante casi dos años la alimentación, los fabricantes y la distribución han estado en el ojo del huracán por la alta inflación del 2023 y parte del 2024. Ahora la subida del IPC se ha moderado. ¿La inflación de la cesta de la compra ya ha quedado atrás de forma definitiva?

En el entorno actual, decir que hemos dejado atrás algo y no preocupa, es imposible. Para este año, por ejemplo, los indicadores parecían mejorar, con posibilidad de un mayor crecimiento del previsto. Podría ser un año de recuperación de márgenes y de venta. Pero de repente, llegan los aranceles y la guerra comercial. Por lo tanto, es complicado dar por hecho algo. Sí es cierto que en el año 2023 sufrimos un fuerte incremento de costes, especialmente en alimentación, que llevó el IPC de los alimentos a picos del 16%. Esta situación produjo efectos más negativos en los hogares de ingresos más bajos, cuya proporción del gasto en alimentación es comparativamente superior a la del resto de los hogares. En estos momentos volvemos a unos niveles de inflación controlados, en torno al 2%. Es una buena señal. Ha habido relajación de materias primas, y en estos momentos y con las condiciones actuales, la inflación de los alimentos ha dejado de ser el problema.

Entonces, ¿bajará el precio de los alimentos?

En algunos productos se está viendo una bajada de precio, como en el aceite de oliva. El año pasado alcanzó precios muy elevados y en algunos supermercados incluso pusieron alarmas de seguridad en las botellas. Ahora, con las nuevas cosechas, el precio al consumidor ha disminuido.

Comentaba la guerra comercial. ¿Cómo puede afectar al sector en España?

Si miramos los datos globales, vemos que España no es de las economías más afectadas por los aranceles de Estados Unidos, porque tiene una menor dependencia comercial que otros países. Pero cuando bajamos al detalle, la situación cambia. Para el sector alimentario Estados Unidos es un socio importante, en especial para productos como el vino, el aceite de oliva e incluso el cárnico. Además del impacto de los aranceles, hemos de tener en cuenta el efecto divisa.

¿Se está planteando alguna medida de contingencia?

La búsqueda de mercados alternativos es evidente, pero eso no se logra de la noche a la mañana. Es una estrategia que las empresas ya están llevando a cabo, pero que no da resultados a corto plazo.

¿Puede ayudar a las empresas el plan de 14.100 millones de euros que ha anunciado el Gobierno?

Las ayudas pueden ser interesantes para las empresas que están afectadas por ese mercado, pero lo que seguro nos ayuda es cualquier medida que facilite la competitividad de las empresas. Nuestro foco es que hagamos un esfuerzo por seguir siendo competitivos. Que no nos hagan incurrir en costes innecesarios por legislación, por fiscalidad, como por ejemplo el impuesto al plástico, la deforestación, la ley de residuos… Hay montones de elementos que nos quitan competitividad, y que además no tienen otros mercados, sólo España. Quizás es más fácil centrarse en ser mucho más competitivo porque el resto no está en manos de las empresas.

El Gobierno está a punto de aprobar el proyecto de ley para la rebaja de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales. La suya es una actividad muy intensiva en mano de obra. ¿Cómo lo reciben?

Cuando se inicie la tramitación parlamentaria, habrá partidos que tendrán que decidir qué hacen. Formamos parte de Foment y de la CEOE. Por lo tanto, hay una línea desde el punto de vista de las empresas muy claramente marcada, y es que la jornada laboral está en el ámbito de la negociación colectiva y que no se puede separar por ley un elemento tan sustancial como es la jornada laboral de la negociación colectiva. ¿Por qué? Porque intervienen muchísimas otras variables, como el cómputo de horas anual, la distribución de la jornada, así como las particularidades de cada rama de actividad. Por tanto, la jornada laboral no debería fijarse por imposición del Gobierno.

¿Cómo evoluciona el consumo este 2025?

Las perspectivas hasta ahora eran y son buenas. Hay contención en los costes de las materias primas y por lo tanto nos permite estabilizar los precios. Esto da más confianza al consumidor. Estamos recuperando algo los volúmenes y si somos capaces de mantener el incremento, podremos aumentar el valor. Esta ha sido la dinámica hasta marzo. Veremos cómo evoluciona.

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