El presidente del BBVA, Carlos Torres, ha defendido este jueves que la opa sobre el Sabadell no busca grandes recortes en las plantillas. “No es una operación de reducción de empleo”, ha planteado en una entrevista en El Món a RAC1. En caso de salidas, “el proceso que hemos seguido siempre es acordar con los sindicatos”, es decir con salidas pactadas, lo que minimizaría potenciales despidos forzados. Los sindicatos plantean que la fusión eliminaría entre 7.700 y 10.600 trabajadores. “Están fuera de lugar, de cualquier cifra que pueda ser razonable. Las cifras son tremendamente más bajas, serán muy inferiores”, ha insistido el directivo.
Con la unión, los ahorros de costes y sinergias se centrarán en tecnología, gastos generales y costes de personal, ha dicho. Torres apunta que los cálculos sindicales también son muy distantes a la realidad en oficinas. Mientras las centrales hablan del cierre de 800 puntos, la entidad ha hecho público que serían 300. “Es una operación de suma, de aportar, construir sobre las fortalezas”, ha argumentado. En este punto, se ha comprometido a mantener la sede del Sabadell en Sant Cugat “todo lo que haga falta” y mantener la marca Sabadell “todo el tiempo que tenga sentido”.
El presidente del BBVA ha reiterado que no habrá mejora de la oferta. “Es tremendamente atractiva, ofrece una prima muy relevante, en origen del 30%”, ha apuntado. Además, “vale hoy un 35% más medida en euros, es mejor de lo que era”, teniendo en cuenta la ecuación de canje. El directivo ha insistido en la idoneidad de la operación entre las dos entidades. “Sabadell tiene fortalezas en empresas, pymes, innovación y nosotros presencia internacional muy potente y mercado minorista. Juntamos dos bancos complementarios”, ha planteado. Coincide además con una voluntad de crecer en Catalunya, “mercado que nos gusta y motor de progreso”.
Confía en un visto bueno del Gobierno
La opa lleva un año sobre la mesa. Tras la aprobación de la CNMC con unanimidad y ciertas condiciones, ahora se está a la espera de que el Gobierno pueda intervenir en el proceso. El martes se espera que el Ministerio de Economía tome la decisión de elevar la operación al Consejo de Ministros. “Hay que ser pacientes, confío plenamente”, ha asegurado. Argumenta que las preocupaciones por el impacto en la competencia han quedado “descartadas” tras el visto bueno de la CNMC, y que la cohesión social, inclusión y acceso al crédito “están más que cubiertos con los compromisos hechos”.
Así, Torres ha pedido al Gobierno que vea “que necesitamos bancos de talla mundial”. La entidad defiende la opa por la necesidad de ganar escalas. “Se busca escala en un sector que requiere cada vez más inversiones en tecnología. Son en favor de la clientela. A la vez que tengamos más escala, más clientes, podremos enfrentar mejor la inversión, ofrecer mejor servicio y más crédito”. Torres ha mencionado la ciberseguridad o la implantación de la IA como factores que empujan a invertir más.
La operación ha chocado con fuertes oposiciones en los senos empresariales catalanes. “Las voces que se oponen son más vocales que las que están a favor. Coincido con ellos en desarrollar el tejido empresarial y las pymes, pero ese interés lleva a interpretaciones erróneas. Es una operación muy buena para los clientes y para el mundo empresarial”, ha respondido. “Va a llevar que las empresas tengan más crédito, canalizando 5.000 millones de euros de crédito adicional cada año”, con impacto especial en pymes y autónomos, ha defendido. En el caso de las garantías de crédito, ha expuesto que hay foco especial en Catalunya.