La automovilística sueca Volvo, propiedad de la china Geely, ha anunciado este lunes el despido de 3.000 trabajadores, el 7% de su plantilla mundial, o el 15% si se toman de referencia los puestos de oficina, donde afectará principalmente, según un comunicado.
El recorte impactará principalmente a sus operaciones en el país escandinavo, donde eliminará 1.200 empleos. Otros 1.000 serán consultores, de nuevo la mayoría en Suecia, y los demás en el resto del mundo. Resta pendiente de conocerse el detalle por países.
La decisión se argumenta en la contracción del sector: su beneficio operativo cayó un 60% en el primer trimestre, a 175 millones de euros, con descenso del 12% en los ingresos. ”Estos cambios son necesarios para que Volvo cumpla con su estrategia a largo plazo, fortaleciendo sus bases para un crecimiento rentable”, expone la compañía en su comunicado.
Volvo ya tiene en marcha un plan de reducción de costes de 1.600 millones, anunciado en abril al presentar resultados. “Las acciones anunciadas hoy han sido difíciles, pero representan pasos importantes para construir una Volvo más fuerte y resiliente”, ha asegurado Håkan Samuelsson, presidente y director ejecutivo. “La industria automotriz se encuentra en un período difícil”, ha añadido.
El ajuste tendrá un coste de unos 140 millones de euros. Los recortes previstos incluyen reducciones en gastos de materiales, costes de personal e inversiones. Las medidas pretenden estabilizar al fabricante mientras enfrenta crecientes desafíos comerciales, como en las ventas a EE.UU. que ahora soportan aranceles, y una demanda desigual en vehículos eléctricos.