Cada vez existen más facilidades para acceder a la educación, ya sea a través de cursos, ciclos formativos o estudios universitarios. Aunque carreras como Administración y Dirección de Empresas siguen siendo muy demandadas en España, mientras que hay oficios invisibilizados y poco comunes, pero que son básicos y esenciales para la vida cotidiana; profesiones como la agricultura o la pesca, rara vez se mencionan, especialmente entre la juventud, y suelen percibirse como trabajos antiguados, reservados para hombres y personas mayores.

Puerto de Barcelona.
Sin embargo, sin estas profesiones, no sería posible que los alimentos llegaran a nuestras mesas. Por ello, Alba, una joven de 23 años de Barcelona, se ha convertido en la pescadora más joven de Catalunya. En una entrevista del programa Gent Eva (3Cat) explica la situación actual de este oficio tradicional, que, pese a su importancia, lucha por no desaparecer.
Alba representa la cuarta generación de una familia de pescadores: su bisabuelo, su abuelo y su padre han dedicado su vida al mar. Desde pequeña, sintió un vínculo muy fuerte con este entorno, hasta el punto de decidir que también quería dedicarse a ello profesionalmente: “Soy la pescadora y armadora más joven de Catalunya”, empieza explicando con orgullo. “Mi padre se levantaba a las cinco de la mañana, y yo, a las cuatro y media, ya estaba preparada antes de que él se levantara, porque cuando él abría la puerta, yo ya estaba libre para ir al mar”, recuerda.
A pesar de este fuerte arraigo familiar y su amor por el mar, Alba es consciente de que podría ser la última en seguir la tradición. La precariedad laboral, la falta de personal y la ausencia de formación amenazan la continuidad del oficio. Esta situación le entristece porque lo más seguro es que sus hijos no conozcan este sector: “En un futuro, mis hijos en 20 años me dirán... Mamá, ¿qué era ser pescadora?”, explica.
Ninguna mujer ha trabajado de pescadora en el puerto de Barcelona
La posibilidad de que la pesca se convierta en un oficio del pasado, le aterra, y en realidad es más real de lo que parece, ya que la pesca es una profesión exigente e impredecible: “Un día de una persona pescadora es muy duro. Pero muy duro, porque te levantas temprano; tú sabes cuándo salir al mar, pero no sabes cuándo volverás”, señala.
Estas condiciones han provocado que cada vez menos personas quieran dedicarse a la pesca. Por eso, cuando Alba trabaja en el puerto de Barcelona, no pasa desapercibida: recibe el reconocimiento de quienes valoran su esfuerzo y valentía, siendo, además, la mujer y la persona más joven en ejercer esta profesión, llamándola la ‘Rosalía del mar’: “Cuando me ven me dicen... Eres una valiente, Alba. Ninguna mujer ha trabajado de pescadora en el puerto de Barcelona. Y hay lluvia, y me ves, redondeada, sacando pescado... Nadie quiere trabajar en el mar”, relata.
Tú, cuando dices que trabajas de pescador o pescadora, te ve la gente como muy pobre
Sin embargo, también ha tenido que enfrentarse a los prejuicios que pesan sobre este tipo de trabajo, en una sociedad donde muchas veces, el éxito se mide por el dinero generado, decir que es pescadora le ha generado muchas miradas. Aun así, Alba tiene claro que la dignidad y la felicidad de trabajar en lo que uno ama no tiene precio. “Tú, cuando dices que trabajas de pescador o pescadora, te ve la gente como... muy pobre. ¿Tú me ves pobre? Pues soy pobre por ti. Pero yo misma me siento la más rica del mundo”, confiesa. Antes de dedicarse plenamente a la pesca, también trabajó en la discoteca Opium de Barcelona, donde asegura que ganaba mucho más, pero, en su caso, no era un motivo suficiente para seguir trabajando allí.
Además, denuncia la falta de reconocimiento institucional y el escaso acceso a la formación relacionada con el sector. Por eso, critica que existan estudios especializados como el marketing, mientras que oficios que son también esenciales como la pesca no cuenten con la misma visibilidad ni apoyo.: “¿Por qué no hay grados para ser pescador o ganadero? ¿Y sí para hacer marketing? Yo no como del marketing. ¿Me entiendes? A mí no me pones en la mesa un marketing. ¿Comeremos marketing? ¿De dónde comeremos pescado? ¿De China? ¿De Australia?”, señala.