A pesar de que hace 25 años que existe el contenedor amarillo y de la famosa campaña publicitaria Envàs, on vas? , muchos ciudadanos siguen sin reciclar bien sus envases usados. Como consecuencia, el reciclaje en España y en otros países europeos incumple los objetivos comunitarios de recogida y reciclaje de residuos, lo que obliga a la implementación, para noviembre del 2026, de un sistema de depósito, devolución y retorno de envases de bebidas, conocido por las siglas SDDR. Aunque productores y establecimientos comerciales han solicitado una prórroga hasta el 2029, tal y como contempla la legislación europea, la implementación de un SDDR ya no tiene marcha atrás.
A inicios de junio se presentó la Asociación SDDR para España, que aspira a gestionar el SDDR nacional. La entidad está respaldada por entidades como Fiab, Aecoc, Asedas, Anfabra, Aneabe, Cerveceros de España, Zumos y Gazpachos de España y Anged. Es decir, por las principales empresas que integran la industria y la distribución de bebidas. En el acto de presentación, los impulsores del proyecto advirtieron que la implantación del SDDR en España presenta una complejidad singular. El país cuenta con cerca de 500.000 puntos de venta, entre comercios y establecimientos del canal Horeca (hoteles, restaurantes y caterings), en los que se comercializan envases sujetos al sistema. Además, hay que implementar el servicio en más de 8.000 municipios, el 60% de los cuales aproximadamente cuentan con menos de 1.000 habitantes. Otro de los aspectos que hacen especialmente complejo el desarrollo del proyecto son los 94 millones de turistas que visitan España cada año.
50 millones de envases de bebidas se ponen a la venta todos los días en España, según Greenpeace
El nuevo sistema también despertó muchas dudas entre los ponentes de una reciente jornada organizada por Ecoembes, el gestor del contenedor amarillo, y Forum Ambiental. El director del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK), César Gimeno, señaló que la implantación “va a afectar a los costes de recogida y de tratamiento de residuos y puede ser contradictorio en términos de reducción de la huella de carbono” debido a los mayores desplazamientos previstos. En esta misma línea, Gimeno teme que se reduzca el reciclaje en el contenedor amarillo. “El ciudadano priorizará el retorno del envase porque le pagarán por él, lo que desincentivará el reciclaje”. Según los ponentes de la jornada, la menor recolección de residuos en el contenedor amarillo afectará la competitividad de las plantas de reciclaje.
Mientras la industria, las empresas distribuidoras de bebidas y las plantas de reciclaje expresan sus dudas sobre el SDDR, este sistema ha sido largamente reclamado por parte de las entidades ecologistas y antirresiduos. Para Greenpeace, “lo mejor del sistema es que ahorra costes económicos y ambientales, y abre la puerta al uso masivo de envases reutilizables. Crea nuevos empleos, descontamina el medio ambiente de residuos plásticos y apuesta por una economía circular”. La entidad recuerda que el SDDR ya funciona con éxito en más de 50 países y regiones de todo el mundo.
Según Greenpeace, todos los días en España se ponen a la venta 50 millones de envases de bebidas. De ellos, 30 millones cada día no se reciclan, y terminan contaminando el medio ambiente (enterrados, quemados o abandonados en campos, ríos, playas…). La Ley 7/2022 obligaba a Ecoembes, a través del contenedor amarillo, a llegar al objetivo del 70% de recogida selectiva de botellas de plástico de un solo uso para bebidas de hasta tres litros en el 2023, incluidas sus tapas y tapones, pero apenas superó el 41%, según un informe del Miteco, lo que ha desencadenado la puesta en marcha del SDDR.