Paqui, Ana Belén y Mari Carmen Lorenzo son de Pontones (Jaén), un pueblo de apenas 100 habitantes censados. “En realidad vivirán 50, pero se mueven muy rápido”, bromea Mari Carmen. Salieron de su pueblo natal siendo solo unas adolescentes, pues sabían que su futuro no estaba allí, siguiendo los pasos de su padre, pastor de ovejas. “Se encargó de que conociésemos bien cómo eran las ovejas… Y los cuidadores de ovejas”, cuenta Ana Belén a José Elías en su podcast, Búscate la vida.
Lo que no esperaba ninguna de las tres es que ese trabajar siendo tan jóvenes, ese buscarse la vida y salir de un pueblo lleno de olores naturales les llevaría a crear una empresa de éxito. Las tres emigraron a Mazarrón, en Murcia, y allí comenzó su verdadera aventura. Desde 2013 regentan D’Arome, con instalaciones en Alhama de Murcia, con apenas 22.000 habitantes.

Mari Carmen, Paqui y Ana Belén Lorenzo Escobar con José Elías.
Ana Belén tenía el gusanillo de emprender, pero no tenía el qué. “Teníamos muy claro que no queríamos algo al uso”, explica Mari Carmen. “Nos fuimos de feria -a ella la mandó su empresa y su hermana Ana Belén se pagó sus gastos- y se nos ocurrió la idea de montar una tienda de aromas de hogar”. El lugar, la pequeña localidad murciana. “Teníamos más ambientadores en la tienda que habitantes tenía el pueblo”, recuerda Ana Belén. “Ese fue nuestro primer batacazo”.
Ana Belén Lorenzo: “Teníamos más ambientadores en la tienda que habitantes tenía el pueblo”
Las tres hermanas confiesan que el tema de los aromas les atrajo desde siempre, pero no fue la casualidad lo que les llevó a Alhama de Murcia, sino un movimiento empresarial. “Nuestra hermana es muy lista”, explica Ana Belén, refiriéndose a Mari Carmen. “Mazarrón es un pueblo donde hay mucho campo y hay mucho paro, y ella se preocupó de ver la zona de alrededor. Fue al Ayuntamiento a preguntar qué tasa de paro había, y en Alhama había muy poco paro, había mucha industria”.

Mari Carmen, Paqui y Ana Belén Lorenzo Escobar son las mentes detrás de D'Arome, fundada en 2013.
“Mi hermana vio que la gente estaba en la plaza del pueblo, estaba llena, había movimiento. Es un pueblo rico, hay poder adquisitivo alto”, continúa la empresaria. “No deja de ser un pueblo. Ese fue nuestro primer batacazo: abrir una tienda exclusiva de aromas de hogar que podía estar en la Gran Vía, pero lo montamos en un pueblo. Muy especializado y muy bonito”.
A pesar del dinero perdido, aprendieron la lección. “Ahora está más instaurado el mundillo. Ahora es muy raro entrar en una casa y no ver un difusor de perfume. En aquel momento solo había uno y valía 29 euros”, cuenta Ana Belén. “Teníamos que dejarles el difusor para que lo probaran en casa”.
Mari Carmen Lorenzo: “Tuvimos que enseñar que los aromas era mucho más que quitar malos olores”
Gracias precisamente a que estaban instaladas en un pueblo pequeño, pudieron valerse del boca a boca, dando la vuelta por fin a su situación empresarial. “Lo bueno del pueblo fue que lo recomendaron.Hace 12 años no había cultura de ambientadores”, dice Paqui.
“La gente iba al supermercado y compraba el primer spray”. Mari Carmen insiste: “No tiene nada que ver. Tuvimos que enseñar que los aromas eran mucho más que eliminar malos olores o perfumar mi casa. El 70% de nuestras emociones llegan a través del olfato. Imagínate lo que tiene que ver el aroma”.

Ana Belén Escobar: “Tuvimos que enseñar para qué servían los aromas”.
Las tres se han seguido formándose, pero también desarrollando nuevos proyectos. Ahora tienen su propio podcast, que graban en sus instalaciones de Alhama, donde cuentan con personas anónimas que cuentan historias inspiradoras para sus seguidores. “Hay necesidad de ver contenido de calidad y natural”, apunta José Elías. “No me defino como “contenido de calidad”, pero la televisión de hoy ya no es. Se necesita.”. Ellas insisten: “Nosotras somos tal cuál nos ves aquí. Esta es nuestra realidad”.