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La moda de masas zozobra

El negocio textil

Grandes grupos y pequeñas empresas sufren cada vez más para vender ropa; sólo Inditex y el ultra ‘low cost’ resisten a un consumidor que pasa apuros

Una joven se prueba la colección de otoño en una tienda

Àlex Garcia

Los últimos resultados semestrales de Inditex, con ventas y ganancias prácticamente planas, han puesto el foco sobre el renqueante negocio de la moda. Si el líder del sector ha abandonado el crecimiento a doble dígito que exhibía antes, ¿qué no sucederá con los que le van a la zaga?

En efecto, pese a que los ingresos del dueño de Zara aumentaron solo un 1,6% en el primer semestre y los beneficios un discreto 0,8%, el mercado le ha premiado con prácticamente la única subida en bolsa del sector tras una presentación de resultados en tiempos recientes. Comparado con la zozobra del resto, el gigante gallego surfea el oleaje.

“Se dice que en un mundo de ciegos, el tuerto es el rey, y es que el entorno está muy complicado para el sector textil; los consumidores están reduciendo el gasto discrecional en muchos mercados y grandes grupos frenan ventas de ropa o las disminuyen”, afirma Elena Fernández-Trapiella, analista de Bankinter.

La primera señal de alerta la dio ya el año pasado el segmento del lujo. La desaceleración que sufría la economía china y vecinos asiáticos golpearon conglomerados como LVMH (caída del 2% de facturación en el 2024) o históricos como Chanel (-4,3%). En conjunto, las empresas de alta gama incrementaron la facturación un deslucido 1% de media ese ejercicio.

La crisis del lujo se ha contagiado a los otros segmentos; las marcas accesibles están estancadas

La moda de masas, en cambio, parecía resistir. Hasta ahora. Los mensajes precavidos enviados desde la cúpulas de algunas de las principales empresas van cayendo como piezas de dominó. El propietario de Primark, AB Foods, ha advertido de que la inestabilidad política y económica en buena parte de Europa y Estados Unidos está minando el gasto del consumidor y pasando factura a su buque insignia. Así, espera que las ventas de Primark, especializado en ropa básica y accesorios a precios bajos, caigan sobre un 2% en el semestre finalizado en septiembre, cuando en el anterior se quedó plano, con un avance del 0,6%. Todo ello, en plena expansión de tiendas.

El pronóstico, lanzado hace apenas unos días, estuvo por debajo de las expectativas de los analistas, lo que provocó una caída del 10,8% de las acciones de AB Foods la jornada del anuncio. En el último año, sus títulos han perdido más de un 11% de valor. El consejero delegado del grupo, George Weston, achacó a la situación geopolítica y la débil confianza del consumidor en el continente la disminución prevista de ingresos. “Es un momento difícil para vender ropa a las personas con menos recursos”, afirmó en una conferencia.

El resfriado que empezó en la industria del lujo se está contagiando de esta manera al resto de segmentos. La multinacional sueca H&M permanece estancada, con unas ventas que disminuyeron un 1% en su primer semestre, mientras que el beneficio se hundió un 27,7%. Sus acciones han descendido un -14.58% en los últimos doce meses.

La evolución en bolsa de otras compañías es igualmente negativa, señala Fernández-Trapiella, porque el contexto y los ingresos no cogen impulso. En un año Nike se ha dejado un -12,32%, Adidas, un -21,03%, Zalando, un -1,61%%, Lululemon, un -37,36%, Fast Retailing un -4,37% y la propia Inditex, pese a funcionar por encima de los competidores, un -11,81%%.

Primark ha dado la voz de alarma: “Es un momento difícil para vender a las personas con menos recursos”

Detrás de esta desaceleración, convergen dos grandes corrientes de fondo, señala José Luis Nueno, profesor del departamento de dirección comercial del IESE. Por una lado, los consumidores compran en general menos ropa que antes. En cambio, prosigue, el segmento “moda” es más resiliente. Esto es, las empresas del primer grupo, las que venden “ropa”, productos más básicos sin demasiada orientación a las tendencias, “lo están pasando peor”. Se trata de la oferta que predomina en H&M o Primark. “El consumidor de esta franja tiene ahora menos disposición a gastar en vestimenta”.

Existen, además, otras opciones aún más económicas que están captando a estos clientes preocupados por su poder adquisitivo, añade el profesor del IESE. Estarían por debajo de Primark en precio y propuesta, como Pepco o Kiabi. Las plataformas chinas Shein o Temu, con precios ultra bajos y una velocidad de producción endiablada, han penetrado además con fuerza en este conjunto de compradores, formado principalmente por personas jóvenes, con cada vez menor capacidad de gasto. Entre el 2007 y el 2022 se ha reducido la proporción de jóvenes que pertenecen a la clase media y aumentan los que pertenecen a la clase baja, coinciden varios estudios consultados. Estas generaciones jóvenes disponen además de un nivel de ingresos medidos en términos reales inferior al de las generaciones precedentes cuando tenían su edad. Buscan, por tanto, opciones asequibles a la hora de vestirse.

“Lo peor es quedarse en el medio, entre lo caro y lo barato”, advierten los expertos

Esto en cuanto al segmento de “ropa básica”. Las empresas que venden “moda”, entendida como artículos orientados a las últimas tendencias, “resisten mejor”, subraya Nueno. Con una base de consumidores más fiel, sería el caso de Zara. La principal marca de Inditex ha evolucionado hacia una propuesta de más valor, con colecciones de mayor calidad y precio más elevado, tiendas más amplias y modernas... “Han entendido que no se pueden quedar en el medio, entre lo caro y lo barato”, destaca este experto.

La apuesta ha funcionado. Inditex avanza mejor que las otras multinacionales y, sin contar el efecto divisa, sus ventas aumentan un 5,1% mientras consigue mantener los márgenes.


Prácticamente ninguna gran multinacional del ramo se libra de la caída en el mercado. La mayoría de títulos han perdido valor en el último año

Con la excepción de la compañía fundada por Amancio Ortega y las cadenas ultra low cost, el frenazo en el sector textil ha llegado también al multimarca y las pymes.

En España, el crecimiento del gasto en moda ha sido similar al del consumo total en los últimos años. Concretamente, entre 2020 y 2025, con datos hasta la primera semana de septiembre, el incremento anual medio del gasto en artículos de moda se ha situado en el 4,7%, mientras que el gasto total ha crecido un 4,3%, según el Monitor de Consumo de CaixaBank Research. Después de la caída de la pandemia, los años posteriores creció a un ritmo superior, recuperando rápidamente el terreno perdido.

Los datos de los últimos meses indican sin embargo que los papeles han vuelto a invertirse, y el gasto total crece más rápidamente que el gasto en moda. Si bien el aumento de precios de la ropa y el calzado es inferior al del resto de bienes (10% desde 2019 respecto al 22% el IPC).

Las pymes del sector en España lamentan un mal inicio de año y fían la recuperación a la Navidad

En este contexto, las pequeñas y medianas empresas de moda del país advierten de un retroceso continuo de sus ventas. El barómetro de la asociación de compañías de moda Acotex, con sede en Madrid, arroja unas ventas prácticamente planas en el mes de julio con respecto al 2024, con un incremento del 0,2%. En cuanto al mes de agosto, el negocio ha ido algo mejor, con un crecimiento del 1,5% Han sido, con todo, demasiado débiles para recuperar la caída anual. En los primeros ocho meses del año, el descenso de facturación llega al 1,7%. “Al haber sido la campaña de temporada mala, esperábamos una buena campaña de rebajas con mucho stock en las tiendas y descuentos atractivos, pero no ha sido así”, destacan.

Desde el Clúster Català de la Moda (Modacc), organización que integra 150 empresas del sector en Catalunya, estiman asimismo una caída del 5,5% en facturación y en volumen de prendas vendidas. “El año arrancó mal, con descensos del 8% en el consumo de moda, y aunque poco a poco la bajada se ha moderado, al consumo le está costando coger impulso”, explica David García, director general de Modacc.

Atribuyen el enfriamiento a un consumidor “que no está tranquilo”, que parece ir de cisne negro en cisne negro, y a la competencia desaforada de las plataformas ultra low cost . La campaña de Navidad, afirman, será este año más importante que nunca para recuperar el terreno perdido.