“La UE ha dado un cambio de rumbo histórico con el acero”
Entrevista a Carola Hermoso, directora general de Unesid
La asociación de empresas siderúrgicas Unesid celebra la respuesta de Bruselas ante la guerra arancelaria desatada por Donald Trump
Carola Hermoso, directora general de Unesid
La nueva voz de la industria siderúrgica española es licenciada en Ciencias del Mar y se considera una científica. Por eso, Carola Hermoso, directora general de la asociación empresarial Unesid desde enero, defiende fórmulas racionales para acompañar al sector en su transición ecológica, sin descuidar la competitividad. Se trata, según dice, de defenderse frente al acero fabricado en países con peores estándares ambientales. En esta entrevista celebra las medidas de la UE para proteger la industria europea de los nuevos desafíos arancelarios.
La UE ha decidido esta semana reducir casi a la mitad las cuotas de importación de acero y duplicar hasta el 50% el arancel que se aplica una vez superada esta cuota. ¿Qué le parece?
Supone un cambio de rumbo histórico en la política comercial de la UE y también a escala global. La UE busca hacer frente al exceso de capacidad mundial, evitar la desviación de comercio hacia el mercado europeo y proteger una industria estratégica. Por primera vez, interviene de forma abierta para apoyar a una industria clave, sustituyendo las medidas temporales de salvaguardia por un instrumento estable y revisable cada cinco años. Es un paso muy relevante.
¿La medida recoge todas las peticiones planteadas por Unesid?
Prácticamente todas las que consideramos esenciales para volver a un mercado equilibrado. En todo caso, creemos que el instrumento debería ampliarse también a productos transformados en los que el acero represente más del 75% de su valor, como estructuras para construcción, estanterías, mobiliario metálico o piezas de automoción.
Los aranceles de la Administración americana han hecho despertar a la Unión Europea”
Al proteccionismo se responde con proteccionismo.
Las reglas del juego están cambiando, y eso es lo que nosotros estamos viendo. Lo que no puede ser es que la UE se quede sola y que seamos el único mercado cien por cien libre de aranceles y que expone su industria a esa competencia desleal. La UE debe dar un paso al frente. Siempre, desde luego, con eso que llama autonomía estratégica abierta, con el espíritu de negociar. Pero no de ser el primo que paga esa situación tan compleja mundial a escala comercial.
¿La propuesta es un calco de las medidas adoptadas por EE.UU.?
La propuesta de la Comisión es diferente al enfoque estadounidense, ya que al permitir una cantidad fijada de importaciones sin arancel, no cierra el mercado, sino que limita los volúmenes de importación, y mantiene el mercado europeo abierto a señales de precios. Estas mismas condiciones deberían servir, además, para reabrir con EE.UU. las conversaciones sobre el actual arancel del 50%.
Los aranceles de Trump han puesto patas arriba el sector.
La Administración americana está tensionando los mercados. Creo que la parte buena de esto es que ha hecho despertar a la UE, que tiene que tomar las riendas de su autonomía estratégica y defender su industria.
No es fácil buscar nuevos destinos a las exportaciones ante las importaciones masivas de terceros países”
¿Por qué el acero es un producto tan sensible?
Nosotros competimos en mercados internacionales. No todas las manufacturas viajan tan bien como el acero ni se enfrentan a un problema de sobrecapacidad. Por eso somos un sector expuesto a fuga de carbono. Si tú impones restricciones a las emisiones en la UE, pero luego en terceros países no, pues es fácil que ocurra esto, que se va trasladando la producción a esos países.
¿Cómo han reaccionado las exportaciones a los aranceles?
El comportamiento del sector, a raíz de los aranceles, en particular en lo que respecta a las exportaciones a EE.UU., ha sido de bajada total. Con el arancel del 25%, muchas de nuestras empresas negociaban el reparto del extracoste, pero con el 50% es inviable, es una barrera total.
¿Es un porcentaje inédito?
El 50% es inédito, sí. Hay otro factor añadido, que se están paralizando las inversiones en EE.UU. porque esta guerra comercial genera mucha incertidumbre en el mercado.
¿El acero seguirá siendo necesario?
El consumo de acero per cápita va aumentando según aumenta el bienestar social y la riqueza. Es fundamental para el vehículo eléctrico o la inversión en redes eléctricas. Vamos a seguir necesitando acero en un futuro. Probablemente se va a incrementar la demanda. En España hemos estimado que el acero crea unos 60.000 empleos directos e indirectos.
Hay que replantearse si nosotros podemos contribuir a evitar picos de tensión como los del apagón”
¿Los productores españoles están encontrando mercados alternativos a EE.UU.?
No es tan fácil buscar nuevos destinos para las exportaciones. Te plantas en mercados como Latinoamérica, donde a su vez ellos también están sufriendo esas importaciones masivas de terceros países.
¿Funcionan las ayudas del Gobierno?
El Ministerio de Economía ha aprobado muchas ayudas a empresas afectadas por la guerra arancelaria. Muchas de las medidas son muy positivas, pero luego no son sencillas de ejecutar. Cuando llegas a la realidad y te encuentras que intentas abrir un mercado en Latinoamérica o en otros países, que ya de por sí están también sobresaturados por culpa de esa sobrecapacidad mundial, no es fácil.
¿Por qué son más competitivos los países asiáticos?
Primero, porque tiene unos costes energéticos mucho menores. En España tenemos una oportunidad buenísima, porque tenemos un porcentaje de producción renovable muy alta. Eso debería haberse reflejado en la factura energética. Pero si indagas un poco, verás que no es así, que los costes regulados y el CO₂ en la factura eléctrica global para el consumidor industrial es mucho más alta también que la de nuestros vecinos de Francia y de Alemania.
¿Las renovables siguen sin ser la solución?
Es un debate complejo. Es cierto que las renovables tienen unos costes de producción más bajos en evolución eléctrica, más bajos que, por ejemplo, el gas natural. Pero el sistema de fijación marginal de precios pone el precio en función de la última unidad de generación que entra. Para mí, la solución ideal sería que se modificara el sistema de fijación de precios. Se diseñó cuando no había tanta penetración de renovables. Ahora la situación es diferente y yo creo que no responde a las necesidades actuales.
¿Se necesitan medidas específicas para la industria?
Hay medidas para reducir la factura de la industria que se podrían implementar. Por ejemplo, el famoso descuento a los peajes, que se ha caído con la derogación del real decreto antiapagones. Ya se aplica en muchos países para ayudar a la industria electrointensiva. En la compensación por los sobrecostes de CO₂ también hay países como Alemania que dan el máximo. Nosotros no llegamos.
¿De qué forma pueden los consumidores electrointensivos participar en esa estabilización de la red y evitar apagones?
Vamos a tener una reunión ahora en octubre con el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, para hablar de esa cuestión. Creemos que la industria puede ofrecer soluciones en ese sentido para ayudar en la estabilización del sistema. Quizá ha llegado el momento de replantearse si nosotros, como grandes consumidores, podemos contribuir a que esos picos de tensión que parece ser que estaban sucediendo antes del apagón no vuelvan a ocurrir.
¿Qué le parece el cierre de las nucleares?
Creemos que habría que reabrir el debate porque la nuclear es una fuente de generación que no emite CO₂ y aporta estabilidad al sistema. Es lo que dicen los expertos.