Plastiverd, antigua La Seda, cierra su fábrica de El Prat con un ERE para los 90 empleados

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La compañía de fabricación de PET estudia la venta de las instalaciones a un operador industrial

Instalaciones de Plastiverd en El Prat

Instalaciones de Plastiverd en El Prat

P.

La historia industrial catalana escribe un nueva página negra. La que fuera planta de la icónica La Seda en El Prat de Llobregat, dedicada a la fabricación de plástico PET y operada hoy por Plastiverd, ha cesado la producción y cerrará en poco tiempo si no aparece un comprador. Lo hace acuciada por las pérdidas, la fuerte competencia extranjera y unos elevados costes energéticos. La propietaria arrastra pérdidas de 25 millones de euros desde el 2023. Según explicó ayer, antes del cierre ha intentado vender la planta para garantizar su continuidad, pero aunque hay interesados el proceso no ha fructificado por ahora y la losa financiera obliga a parar. La decisión implica un ERE de extinción para 90 trabajadores, que entra ahora en negociación.

La Seda se remonta a 1925, como grupo textil luego convertido en químico. Llegó a cotizar en bolsa y emplear a unos 2.000 trabajadores, con instalaciones en Europa y África. Agobiada por las deudas y la caída del negocio, acabó en concurso y liquidación. La pacense CL Grupo Industrial, del empresario Ricardo Leal y dueña de Cristian Lay, entró en escena y se hizo con la planta al comprar en el 2014 los activos de La Seda durante su concurso, en el que afrontaba deudas de más de 700 millones de euros. Así, Artenius, que era la unidad productiva de resina PET de La Seda, cambió de manos y se reconvirtió en Plastiverd.

Interés de operadores industriales en la planta

En la década siguiente CL Grupo Industrial afirma que ha ido realizando “un esfuerzo sostenido de inversión, innovación y compromiso”. Pero “la profunda crisis” del mercado europeo del plástico; la “fuerte presión competitiva por la entrada masiva de producto de Asia, Egipto y Turquía” a precios incluso inferiores al coste de producción local, o la presión del coste energético y regulatorio han lastrado la competitividad. En un entorno de dificultad, las pérdidas se han ido acumulando, con 25 millones en negativo desde el 2023.

Pese a evaluar alternativas industriales y la venta, “ante la inviabilidad económica de continuar la producción (...) se considera inevitable iniciar este proceso”. Las negociaciones para la venta de las instalaciones se mantienen, y se confía en que surja un comprador. La propietaria busca reordenar su cartera y centrarse en “negocios con más estabilidad y proyección”. CL Grupo Industrial opera en la joyería, el acero o las renovables. Se compromete a recolocar a los empleados con posibilidad de movilidad. Para los que no puedan, activará programas de “apoyo a la transición profesional” junto a las autoridades. En CC.OO. señalan que la emprea apunta al cierre antes de final de año.

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